Así es Agustín de Diego, el último amigo que le queda a Bárcenas: le presta dinero y habló con el PP
El empresario, dedicado a la venta de muebles, conoció al extesorero en los 70, cuando ambos estudiaron en ICADE. En enero Willy fue a su tienda.
11 febrero, 2021 01:09Noticias relacionadas
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A Luis Bárcenas le pasa un poco como al coronel de la novela, que no tiene quien le escriba. La suya es la soledad del paria. El ex tesorero del Partido Popular está viendo como sus otrora compañeros, los de comidas en reservados y presuntos sobres con nombres y dinero, ya no quieren saber nada de su figura desde que se convirtió en símbolo de la corrupción. Intentan que el barco no se hunda con él. Está solo, aislado, pero, al menos, le queda uno: el empresario Agustín de Diego, el último amigo de Bárcenas.
Luis Bárcenas y Agustín de Diego se conocieron en sus años de juventud, en la década de los 70, cuando ambos estudiaron Empresariales en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Su amistad siguió 20, 30 años y contando, y De Diego siempre estuvo ahí para él. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, le llegó a dejar dinero cuando a Bárcenas le embargaron las cuentas e hizo lo posible por ayudarle, sirviendo de enlace con un PP que había pasado del “Luis, se fuerte” al “ese señor del que usted me habla”.
El nombre de Agustín de Diego, que regenta varios negocios de venta de muebles, ha saltado esta semana con Bárcenas sentado en el banquillo por las obras en la sede popular de la calle Génova. Según ya han publicado diversos medios, De Diego se reunió con Jesús Santos, abogado que representa al partido, hasta en una docena de ocasiones entre 2017 y 2020, con el juicio contra Bárcenas ya en marcha.
Si bien desde la formación quitan hierro a estas reuniones y aseguran que en ellas se trataban cuestiones meramente técnicas, el extesorero dedujo de ellas que el partido iba a operar para librar a su mujer, Rosalía Iglesias, del ingreso en prisión. Esto, sin embargo, no ha sido evitado y, por eso, Bárcenas ha asegurado que iba a tirar de una manta que no se sabe muy bien si existe.
Los contactos entre De Diego y Santos fueron posibles gracias a la intermediación de Enrique López, actual consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid bajo el mando de Isabel Díaz Ayuso. El empresario amigo de Bárcenas pertenecía al círculo personal de López y le pidió ponerse en contacto con alguien del PP para ayudar al ex tesorero a toda costa. Su insistencia y obsesión con ayudar a Bárcenas fue tal que López un día tuvo que dejar de contestarle las llamadas.
Ahora, en la antesala de las elecciones en Cataluña, la figura de Agustín de Diego se ha vuelto incómoda para la dirección del Partido Popular. A las encuestas que vaticinan un futuro complicado para el liderazgo de Pablo Casado, con Vox asomando en la arena catalana, los contactos del empresario hacen peligrar el mantra de Génova de que todo lo relacionado con Bárcenas era algo exclusivo de la antigua directiva.
Estudiaron juntos
Luis Bárcenas nació en Huelva, en 1952, pero desde pequeño se fue a vivir a Badajoz, donde su padre trabajaba como director de una sucursal. Su camino se cruzó con el de De Diego cuando el que sería tesorero se fue a estudiar Empresariales a Madrid, en la Universidad Pontificia Comillas, en ICADE. Seguramente, ambos fueron a la misma clase ya que su edad coincide. En 1981, De Diego se licenció y, un año después, Bárcenas ya ingresó en Alianza Popular, dedicándose a labores administrativas y empezando a tener contacto con las cuentas del partido.
Al no ser un personaje público, se desconocen muchos datos de la juventud de Agustín de Diego. En 1977, la Policía detuvo en Madrid a un joven de mismo nombre y edad que pertenecía al partido ultraderechista Fuerza Nueva y que había agredido y amedrentado a militantes de otras formaciones que estaban colocando carteles de propaganda electoral. EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Agustín de Diego por varias vías pero ha rechazado hacer cualquier tipo de declaración.
Sus ideas políticas, sin embargo, sí que están escoradas hacia la derecha. El único amigo que le queda a Bárcenas, paradójicamente, es un firme defensor de las ideas de Vox y las comparte profusa y continuamente en sus redes sociales, donde guarda relación de amistad con familiares de destacados dirigentes del partido y demás personas afines.
Ahí, en el ágora público, se ve cómo aplaude intervenciones de Javier Ortega Smith, secretario general de la formación liderada por Santiago Abascal; arremete contra el orgullo gay y contra Podemos y publica posts contra la inmigración irregular. Además, es habitual verle con banderas de España, tanto en pulseras como en su ropa o en las mascarillas quirúrgicas, ahora de uso obligatorio.
Tras graduarse en ICADE, De Diego ahondó su conocimiento empresarial y estudió un MBA en el IESE Business School. Desde entonces ha estado emprendiendo y montando distintas empresas, sobre todo en el sector de la venta de muebles. Se trata, en cierta forma, de una suerte de oveja negra de la familia, ya que el resto de miembros optaron por dedicarse al Derecho. Su hermano mayor, José Antonio, ya fallecido, ejerció como notario y su hermano menor, Alejandro, es un abogado con despacho en Madrid y socio de una gestoría con sede en Panamá.
La visita de Willy
A pesar de haber elegido otro camino distinto al familiar, a Agustín de Diego le ha ido muy bien en los negocios. Según ha podido comprobar este diario, su nombre figura en cuatro empresas; una de promoción inmobiliaria y el resto de confección y venta de muebles. Gracias al dinero de su ejercicio se pudo comprar una vivienda en un lujoso barrio de Madrid, contigua al Museo del Prado, en la que desde hace unos años reside su hermano Alejandro. El piso está a sólo unos metros de distancia del despacho de Joaquín Ruiz de Infante, antiguo abogado de Bárcenas.
Varias fuentes han confirmado a EL ESPAÑOL que la amistad de Luis Bárcenas y Agustín de Diego ha sido inquebrantable a lo largo del paso de los años. De Diego está soltero y es como si hubiera visto en los Bárcenas a una familia a la que proteger. De hecho, cuando les embargaron las cuentas y los bienes, en 2013, ahí estuvo De Diego para dejarles dinero.
Ahora, a pesar de que Bárcenas y su mujer están en prisión, la relación del empresario con la familia no se ha quedado en stand by. No sólo ha seguido ayudándole como ha podido sino que ha recibido a Willy, el hijo del extesorero y cantante del grupo Taburete, que fue a visitarle el pasado mes de enero a su tienda de muebles en Toledo.
Ese afán de ayudar a los Bárcenas llevó, en 2017, a que Agustín de Diego le pidiera a Enrique López contactar con alguien del PP. El actual consejero de la Comunidad de Madrid, que entonces era juez de la Audiencia Nacional y no era militante del partido, conocía a De Diego a través de su círculo personal y le puso en contacto con Jesús Santos, letrado que ha estado defendiendo al PP en todas las causas de la Gürtel, mientras se celebraba el juicio de la pieza principal del caso en la Audiencia Nacional.
Santos y De Diego se estuvieron reuniendo en múltiples ocasiones, hasta 2020. “Decía que quería ayudarle y preguntaba ‘Luis quiere saber cómo veis tal cuestión del juicio o si la casación tiene posibilidades con ésta u otra argumentación’”, comentaba una fuente a este diario. “Estaba obsesionado con ayudar a Bárcenas”, ha explicado Enrique López.
Sin embargo, De Diego tensó mucho la cuerda y llegó a pedir que Santos y el propio Bárcenas se reunieran en persona, algo que el PP rechazó. Al ver esa puerta cerrada, De Diego siguió insistiendo a Enrique López y éste se vio obligado a cortar todo tipo de comunicación con él.
A pesar de haber roto aparentemente las relaciones con De Diego, la aparición de la figura del empresario amigo del extesorero ha supuesto un revés para la imagen del Partido Popular. Desde la llegada de Pablo Casado, se ha intentado romper del todo con el pasado, con la corrupción de la antigua dirección. Pero Bárcenas vuelve como esa pesadilla recurrente, y lo hace en el peor momento: cuando el liderazgo de Casado pasará su prueba de fuego, el domingo, en las elecciones catalanas.