El triángulo andaluz de la agresión a sanitarios en España: costillas rotas y escupitajos con Covid
Málaga, Sevilla y Cádiz encabezan la lista de provincias del país con mayor número de agresiones físicas y verbales a personal médico.
6 marzo, 2021 01:40Noticias relacionadas
Antonio, enfermero en el centro de salud de Coín (Málaga), tuvo que ponerse en cuarentena durante 14 días en agosto del año pasado. Lo que nunca imaginó es que tendría que aislarse de su familia por los escupitajos en la cara y los puñetazos y patadas por todo el cuerpo que le lanzó una mujer de algo más de 50 años que reclamaba que se le atendiera con urgencia.
La señora se presentó en el ambulatorio con síntomas de haberse contagiado de coronavirus. Antonio, que llevaba ya horas trabajando, estaba a punto de relevar a uno de los dos enfermeros que en ese momento estaban con las ambulancias asistiendo a enfermos en domicilios.
Mientras el enfermero se ponía el equipo de protección (EPI), la mujer, sin la mascarilla cubriendo su nariz y su boca, le tosió y le escupió a un palmo de distancia de la cara.
Antonio acabó denunciando a aquella paciente ante la Guardia Civil. Finalmente, no se contagió. En octubre se le practicó una prueba forense para evaluar las contusiones que había sufrido. Ahora está pendiente de juicio.
“Eso pasó en agosto. Hace unos meses nos pusieron un vigilante de seguridad en el centro de salud. Sólo viene por las mañanas, pero algo es algo”, comenta Antonio (nombre falso por petición expresa del sanitario).
“Ese simple hecho ha rebajado la tensión en el centro de salud. Trabajar en Málaga no es sencillo para enfermeros, médicos y demás profesionales de la sanidad pública. Se ha convertido casi en un deporte de riesgo”, comenta de manera jocosa.
Esta semana, la Policía Nacional ha hecho público un balance de las agresiones a sanitarios registradas en todo el país durante 2020. El año pasado, provocado en gran medida por las restricciones de atención a pacientes en centros de salud a causa de la pandemia, se produjo un descenso del 33% con respecto al año anterior. Hay provincias donde se registraron cero casos (Jaén, Teruel, Barcelona o Ávila, entre otras muchas -ver mapa-).
Sin embargo, las tres provincias en las que más agresiones se produjeron el año pasado se concentran en la zona más al sur de la península. Fueron Málaga (26 casos), Sevilla (19) y Cádiz (13).
Son datos sorprendentes si se compara con provincias vecinas dentro de la misma comunidad, Andalucía. En Huelva, durante los 12 meses del año pasado, sólo se presentó una denuncia en sede policial. En Córdoba, 2; en Granada, 3, y en Almería, 2.
Sólo la provincia de Málaga casi multiplica por tres los registros de Madrid (9) y duplica de largo los 11 de Valencia. “Pese a que hay una tendencia consolidada a la baja en el resto del país durante los últimos años, Andalucía sigue manteniendo cifras al alza. Además, Málaga es donde más están creciendo las agresiones físicas y las amenazas verbales de toda España”, explica Carlos Camacho, vicepresidente del Sindicato Médico Andaluz en Málaga.
Pero esas cifras son sólo las que aporta la Policía Nacional. Es decir, se trata de casos en los que se presentó una denuncia por una agresión física ante dicho cuerpo. Sin embargo, el Sindicato Médico Andaluz eleva esa cantidad de forma considerable.
Según sus propios registros, en 2020, en la provincia de Málaga se registraron 186 agresiones a sanitarios. 75 de ellas fueron en el primer trimestre. Del total, 54 fueron agresiones físicas y 132 no físicas (amenazas, insultos…).
El 43% de ellas tuvieron como víctimas a médicos. El 38%, a personal de enfermería o auxiliares. Las restantes fueron agresiones a personal administrativo de ambulatorios, centro de salud y hospitales. En el 70,3% de los casos, las víctimas fueron mujeres.
Plantillas insuficientes
“Los puntos de urgencia son donde más agresiones se sufre, tanto en hospitales como en ambulatorios”, explica Camacho. “Que la gente tenga que esperar horas para ser atendida o que pase mucho tiempo en una cola para conseguir una cita supone un caldo de cultivo para que se produzcan las agresiones. Si incrementamos las plantillas y alcanzamos tiempos de espera razonables, evitaremos ese foco de conflictividad”.
El vicepresidente del Sindicato Médico en Málaga añade que, en la mayoría de los casos, los agresores suelen ser los acompañantes de los enfermos. “El paciente que se está poniendo en manos del profesional es menos conflictivo que su familiar”, explica.
Camacho advierte que todavía “hay reticencias a denunciar, sobre todo entre el personal sanitario más joven”. Dice que durante la pandemia se han incrementado las amenazas verbales a través de las redes sociales y considera “esencial” que, “como máximo”, por cada 1.500 personas haya un médico en la provincia.
“Las plantillas no están suficientemente dimensionadas. En Málaga capital, igual sólo hay dos o tres médicos que tengan menos de 1.500 pacientes. Son la excepción, cuando debería ser esa la tónica”, añade.
Ocho costillas rotas
El jueves 10 de diciembre de 2020, el personal sanitario del Hospital Regional de Málaga se concentró a las puertas del centro en repulsa por la última agresión a dos profesionales médicos.
El fin de semana anterior, dos familiares de un paciente ingresado insultaron a un enfermero. Un médico salió en su auxilio. El galeno, en su intento de mediar, resultó acorralado en el interior de su consulta, donde recibió una paliza. Sufrió la rotura de ocho costillas.
La Policía Nacional detuvo a los dos agresores por un delito de atentado a la autoridad. La víctima presentó una denuncia en el juzgado de guardia.
En agosto del año pasado, el Sindicato Médico Andaluz denunció las amenazas recibidas a través de Facebook por un médico y por el resto de trabajadores de un centro de salud de Mijas.
“Hay que matar a toda esta gentuza del centro de salud, son unos hijos de puta todos los médicos y personal del centro (...) Debemos unirnos y linchar a toda esa gentuza (...) Ahora en un rato bajaré a urgencias y no os asustéis si salgo en las noticias porque le meto fuego al ambulatorio con todos dentro”.
El Sindicato Médico Andaluz maneja los mismos registros que el Sindicato de Enfermería de Andalucía (SATSE). Durante 2020 se registraron un total de 1.042 agresiones en centros sanitarios de dicha región. 176 de ellas fueron físicas, mientras que las otras 866 fueron de carácter verbal, tales como amenazas o insultos.
Desde SATSE señalan que "aunque las cifras son inferiores a las de los años 2018 y 2019, en los que se registraron 1234 y 1507 agresiones respectivamente, son de extrema gravedad si se tiene en cuenta que se producen en un año en el que descendió sensiblemente la atención presencial en los centros sanitarios".
Sin embargo, el citado sindicato subraya que las agresiones registradas en 2020 son más que las de 2015 (935 agresiones: 731 verbales y 204 físicas) y que 2016 (1000 agresiones: 794 verbales y 206 físicas).
En SATSE advierten de que el año pasado Málaga encabezó el ranking de provincias con mayor número de agresiones físicas (54), seguida de Sevilla (43) y, en este caso, Córdoba (24). En cuarto lugar, empatadas, quedarían Cádiz y Jaén, con 13.
José Sánchez Gámez, secretario general de SATSE en Andalucía, alerta: "Se ha detectado un incremento de la conflictividad en los centros sanitarios debido a que los usuarios descontentos con la asistencia responsabilizan a los profesionales de las carencias que sufren en la atención. El aumento de la presión asistencial tanto en atención primaria como en los centros hospitalarios, las largas colas para ser atendidos en los centros de salud o la imposibilidad de contactar por teléfono con los mismos, están provocando un incremento de las situaciones de tensión. Las enfermeras y enfermeros son los principales perjudicados al ser el primer profesional con que el usuario se encuentra".
El pasado 22 de febrero, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Archidona, en Málaga, condenó a un hombre por un delito leve de amenazas a la pena de 320 euros de multa y la prohibición de aproximarse durante seis meses a su médico y al centro de salud en el que éste trabaja.
En una sentencia a la que tiene acceso este periódico, el juez considera como hechos probados que el condenado, quien acudió al ambulatorio junto a su madre, le dijo al médico que era un "sinvergüenza" y un "payaso".
Además, envió varios mensajes de voz a otra persona en los que decía: "Cuando le coja en la calle le voy a poner la boca como un trompo (...) Si quiere denunciarme, que vaya al cuartel y me denuncie, que cuando lo coja va a flipar".