Tania no puede hacer esta entrevista en persona. Una criatura a su cargo se lo impide: “Va a cumplir dos años, es un torbellino”. Tampoco tiene a mucha gente que lo cuide si se ausenta, menos aún, el padre del niño. Precisamente que el padre no esté es lo que motiva esta conversación. “Me abandonó y no sé nada de él. Tampoco ha querido saber nada de su hijo”.
El pequeño Izan va a cumplir dos años. Ya pasan más de 700 días desde que su padre, un adinerado empresario francés, se desentendió de él y de Tania. Esta es la historia de una irresponsabilidad que, si la lentitud de la justicia lo permite, se resolverá en los tribunales algún día. A su vez, este es un relato de valentía, la de una mujer que siguió adelante cuando el mundo le volvió la espalda.
Tania conoció al padre de su hijo en agosto de 2016 en la paradisiaca isla de Ibiza. Ella era bailarina de algunas de las discotecas más famosas del mundo, como Ushuaia o Amnesia. Él, un tipo francés con bastante nombre en el mundo del interiorismo y que pasaba sus veranos en la isla de la farra. Tania no quiere revelar su identidad, por miedo a posibles represalias.
“Le conocí porque yo todos los años me iba a hacer la temporada a Ibiza. Trabajaba con varias promotoras. Todos los veranos estaba ahí y un año nos conocimos, empezamos una relación y estuvimos tres años”. Esa relación sufrió un vuelco cuando Tania descubrió que estaba embarazada. Lo que tradicionalmente es motivo de alegría fue el principio de una pesadilla.
“Él se lo tomó super mal. Reaccionó diciendo cosas incongruentes como que era estéril y que el hijo no era suyo, cosas así. Yo entendí que quería desentenderse y me lo hizo pasar super mal”. Además, el embarazo pilló muy por sorpresa a Tania porque no dejó de menstruar durante los primeros dos meses. “Hay veces que pasa en los embarazos. Entonces fui a hacerme una revisión al ginecólogo y ya estaba casi de tres meses. De no haber ido no habría sabido que estaba embarazada”.
Tercer mes de gestación, primer mes de problemas. “Su madre y él se inventaron que él tenía una enfermedad genética, de la que no me dijeron el nombre. Tú imagínate, yo embarazada de casi tres meses. Me hicieron mucho daño su madre y él. Decían que mi hijo iba a nacer enfermo por la enfermedad genética… Te puedes imaginar el embarazo que pasé. Me hice pruebas y me dijeron que el niño iba a nacer perfecto. Y bueno, a día de hoy, aquí lo tengo conmigo. Es mi vida”.
Una madre y una bisabuela
Izan vino al mundo en junio de 2019. El niño nació y crece sin padre ni familia paterna. Además, Tania es huérfana y no tiene hermanos. “Mis padres fallecieron cuando yo era pequeña, mi abuela es la que me ha criado. Si no fuera por ella, no sé… Le debo la vida”. El pequeño Izan ahora crece en Alcalá de Henares (Madrid) al amparo de dos mujeres: su madre, de 34 años, y su bisabuela, de 75.
—¿En ningún momento te planteaste no tener a Izan?
—No, por una sencilla razón. Cuando yo supe que estaba embarazada fue en un estado bastante avanzado. Yo vi un corazón latir. No es lo mismo que si te haces un test de embarazo y ves una rayita.
—¿Cómo ha cambiado tu vida desde que nació?
—Yo a mi hijo lo amo con locura y es lo mejor que tengo ahora mismo, pero mi vida ha sido muy difícil. Date cuenta de que yo me dedicaba al mundo del espectáculo, he sido siempre artista y durante el embarazo tuve que dejar el trabajo y luego vino la pandemia, que todo el ocio y el espectáculo se cerraron. De repente, pasé de ver que mi carrera profesional iba bien, a no poder trabajar y estar yo sola con un niño. Gracias a que tengo a mi abuela, que me ayuda. Es la persona a la que le debo todo.
Ahora, cuando el niño está al borde de los dos años, Tania está dispuesta a dar guerra en los tribunales. “Reclamo que mi hijo sea reconocido por su padre. Lo único que puedo hacer es luchar por sus derechos. Es lo que voy a hacer como madre. Este señor es un empresario bastante importante y para él no sería ningún problema hacerse cargo de su hijo”.
Sin embargo, la justicia se está haciendo de rogar para esta madre soltera y sin trabajo. “Planteamos esto en Madrid y ahora ha habido un conflicto sobre si debe juzgarse en Madrid o en Ibiza. Todavía no está resuelto”, asegura Fernando Osuna, el abogado de Tania. Falta que se reúnan tres magistrados para decidir si el juicio se celebra en la capital o en la isla. La reunión se espera para “el veintitantos de septiembre”. “Fíjate, casi dos años después de haber presentado la demanda”, se queja el letrado.
“Los alimentos son prioritarios en la justicia. ¡El niño tiene que comer! La misma ley lo dice. Cuando tú planteas una demanda de paternidad y una de alimentos en la misma acción, el juez inmediatamente te señala una vistilla, antes de resolver si es padre o no es padre, para determinar los alimentos con carácter provisional”. Además, por lo que cuentan abogado y cliente, al padre innombrable de Izan no le supondría mucho esfuerzo económico hacerse cargo de su hijo.
Ahora está en manos de la justicia determinar dónde se celebrará el juicio por la paternidad del pequeño. Y, cuando se concrete el lugar, comenzará la vista que puede hacer ver a Tania la luz al final de este túnel.