Hace una década, a Susana la llamaban la huesitos. No es que esta mujer maña tuviera un especial gusto por la famosa chocolatina con ese nombre, sino que estaba muy delgada. “Yo era una persona de 1,72 de altura y 60 kilos”, explica en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. Pero todo se torció el 8 de abril de 2011, cuando dio a luz a su segunda hija. “Nació un poco torcida y tengo los músculos distendidos desde ese día. Me quedé con la barriga de embarazada de nueve meses y llevo 10 años así”.
Desde entonces la vida de Susana ha sido una constante cuesta abajo de hospital en hospital. Perdió su negocio y sus propiedades. Todo porque quien debía hacerla caso —la seguridad social— no se lo hizo.
La situación se ha ido agravando hasta tal punto que Susana reclama ahora 116.957 euros al Gobierno de Aragón, es decir, 31,61 por cada día que han dejado que su barriga siguiera estando grande y en caída libre. Entre las secuelas que arrastra están el perjuicio estético grave, daños en el abdomen y daños morales. ¿Se imagina lo que es estar embarazada de nueve meses durante más de 10 años? Susana, que ahora tiene 44 años, se lo cuenta.
Que ya pasaría
“El primer año me mandaron al [hospital zaragozano] Grande Covián, donde me decían que era normal, que no pasaba nada, que bajaría con el tiempo. Yo les dije que no, que esto no me había pasado con el primer embarazo, pero ellos insistían en que ya pasaría”, relata Susana.
“Al año siguiente mi médico de cabecera me volvió a mandar al Grande Covián porque eso no era normal, que me tenían que operar. Entonces volví y me dijeron que por qué volvía, si ya me habían dicho que no me iban a operar”. Así empezó un periplo de hospital en hospital, de experto en experto, de queja en queja que dura hasta el día de hoy. “Todo esto, con los intervalos de tiempo de la seguridad social…tres meses… seis meses…”.
Mientras tanto, este episodio le empezaba a pasar una factura cada vez mayor en su vida personal. “Por aquel entonces yo tenía un restaurante y la operación requería de dos a tres meses de recuperación. Reposo absoluto sin poder hacer nada, ni ir al baño sola. Yo tenía mi negocio y me podía pagar la operación [en el ámbito privado]”.
Los abogados, de hecho le recomendaban eso precisamente, que pagase la operación en la medicina privada y que más adelante reclamase a la administración, pero eso hubiera implicado renunciar a la baja que ofrece la seguridad social. “La operación eran unos 7.000 euros entonces. Pero no podía dejar a una persona a cargo de mi negocio durante dos o tres meses. En un negocio de hostelería había que estar ahí todo el día”.
“Entonces no me operé y seguí poniendo quejas, quejas y quejas. Al final lo de la tripa se me ha agravado. Cada vez que camino tengo que ir sujetándomela. La tengo de como de nueve meses, pero encima, descolgada. Sigo en lista de espera y es lo único que me dicen”.
Al mismo tiempo, “tuve que vender mi negocio, tuve que vender un dúplex que tenía en el centro, tuve que vender mi coche… todo para comer. Porque claro, ¿quién contrata a una mujer embarazada de nueve meses?”.
El problema no termina en el ámbito laboral, ni mucho menos. “La barriga es molesta para todo: para atarte los cordones, para ducharte, para jugar con las niñas, para hacer deporte, para las relaciones sexuales. Encontrar pareja es imposible. ¿Quién va a estar con una persona con dos hijas, embarazada de nueve meses y sin dinero? Pues imposible. Se han cargado 10 años de mi vida”.
Es en este contexto cuando —con una sorprendente entereza— Susana recurre a los medios de comunicación en una llamada desesperada para que se haga justicia. Su caso está en manos del abogado Ricardo Agóiz, del Defensor de Paciente quien ha interpuesto una reclamación por responsabilidad patrimonial a la Administración Sanitaria dependiente del Gobierno de Aragón. La defensa de Susana reclama 116.957 euros al Gobierno autonómico, es decir, 31,61 por cada día que la mujer ha pasado así, abandonada por la administración.
“Llevo 10 años sin verme la punta de los pies”. El problema ya es tan grave que “estuve viendo a un cirujano muy prestigioso de Zaragoza y me dijo que él no me lo podía hacer. Es demasiado para él. Esta tarde visito a otra. Ya que la seguridad social se ha desentendido ahora tenemos que ir al privado”.