“Orgullo crítico recomienda saludar con codo y con culo. Aficionades al fisting, no os liéis”. Con esta recomendación ha empezado la marcha del Orgullo Crítico celebrada este lunes en el centro de Madrid. Miles de personas han marchado desde la estación de Atocha hasta la Plaza de España. Su causa: los derechos de las personas transgénero, las prostitutas y la crítica al Orgullo tradicional.
“Entendemos que este es el Orgullo verdaderamente reivindicativo”, explica Natalia Aventín, presidenta de la asociación Euforia, una de las que encabeza la marcha. “No se basa en una fiesta comercial. A nosotras no nos interesa estar en ese ambiente tan normativo. Nuestras realidades no son normativas y en esos entornos se nos está invisibilizado y se están difuminando las reivindicaciones que tenemos”.
Natalia es madre de un joven trans de 19 años y por eso se volvió activista. “Empecé en el activismo del movimiento trans cuando Patrick tenía 11 años”, asegura. El nombre de la asociación es una contraposición del término “disforia”, la palabra que tradicionalmente se ha asociado clínicamente al hecho de que una persona no se identifique con el sexo con el que nació. “La disforia es una terminología patologista que va en contra de todo lo que defendemos”.
Precisamente, una de las medidas que incluye la famosa —y polémica— Ley Trans, que Irene Montero lleva este martes al Consejo de Ministros, es la "despatologización" de la transexualidad. En otras palabras, que ser transgénero no se considere una enfermedad.
No es casualidad que la norma llegue en estas fechas. A Montero le gusta promulgar leyes en días señalados. Lo mismo pasó el 8 de marzo del año pasado con su Ley de Libertad Sexual, conocida como ley solo sí es sí. El proyecto se hizo tan rápido que el Ministerio de Justicia lo tiró por tierra por la cantidad de errores formales que presentaba.
Justicia encontró 25 duplicidades que chocaban con leyes ya en vigor. Asimismo presentaba “contradicciones”, “redacción confusa” y "tipos penales inexistentes como extorsión sexual". Con la Ley Trans pasa algo similar: ni contenta al feminismo conservador, ni a las personas trans.
“Es una Ley que tiene tres hojas de temática trans, ocho artículos y la mayoría no recogen derechos sino perogrulladas. Por ejemplo, el cambio registral lo hace solo para personas mayores de 14 años, no incluye a las personas no binarias ni a las personas migrantes. Hay una parte que ha mejorado, que es la autodeterminación, pero se queda corta”. Montero, de nuevo, se queda en tierra de nadie.
"Mi familia mola más"
La marcha avanza muy lentamente por el Paseo del Prado. Una furgoneta con altavoces lleva el ritmo. El micrófono lo maneja una chica que no pasará de los 16 años que grita consignas que luego los manifestantes repiten. A saber: “Con Carmen Calvo no estamos a salvo”; “Furia trans contra toda autoridad” o “Mi familia mola más, porque tiene un hije trans”.
Más atrás de la cabeza de la manifestación, otra reivindicación se hace fuerte: la de las prostitutas. “Ni esclavas ni viciosas, putas orgullosas”, se oye desde el megáfono que maneja una mujer trans desnuda de cintura para arriba, salvo por un arnés y pezoneras con forma de corazones. Ah, y mascarilla, claro.
La mujer en cuestión se hace llamar Beyonce y es portavoz de Afemtras (Asociación Feminista de Trabajadoras Sexuales). “El paraguas es porque somos putas”, explica.
—¿Por qué el Orgullo Crítico y no el Orgullo a secas?
—El Orgullo a secas se ha hecho comercial y capitalista. Es un Orgullo de borrachera.
No deja de ser paradójico que alguien que vive de vender su cuerpo critique al capitalismo, pero no es momento de meterse en debates.
—¿Qué opinas de la nueva ley?
—La ley hay que esperar que salga, que se ejecute y entonces ya veremos.
El talón de Aquiles
La prostitución —el gran talón de Aquiles de las bases del feminismo— es una reivindicación recogida por los colectivos trans y rechazada por sectores abolicionistas (a menudos llamados radfem o —de forma despectiva— terf). El cartel de esta manifestación trae un detalle consigo. Sobre la Cibeles viene rotulado el lema sex work is work (el trabajo sexual es trabajo). Pero, ¿por qué se juntan tradicionalmente la transexualidad y la prostitución? Aventín lo explica.
"Hay muchas mujeres trans que se dedican a la prostitución porque la marginalidad y el apartheid social que hay no les deja otra salida. Si también se les corta esa vía, ¿cómo van a comer? ¿Quién les va a alimentar? Hay que desarrollar cambios sociales para que todas las personas puedan elegir lo que hacen. Pero mientras tanto, hay que regular para darles derechos".
La marcha ha seguido su curso con normalidad. Los manifestantes han girado del Paseo del Prado a la Gran Vía, donde se han leído varios manifiestos y se ha hecho una sentada.
La multitud ha llegado a la Plaza de España al grito de “¡Ley trans ya!” y con integrantes que se han ido sumando a lo largo del camino. Este martes, se prevé un paso importante en sus reivindicaciones, pero también insuficiente para estos manifestantes.