La tarta de queso es uno de los postres más antiguos del mundo. Y, al ser tan internacional, hay multitud de recetas en las que se emplean distintos tipos de queso y las texturas o niveles de cuajado varían. Las hay más consistentes y las hay más cremosas, pero da igual, son todas primas y les pirra a los consumidores más golosos desde tiempos inmemoriales. Concretamente, el origen de este postre se remonta a la Antigua Grecia, pero hay historiadores que defienden que ya se empezaron a elaborar en el Neolítico, cuando los humanos consiguieron domesticar a las ovejas.
Sea como fuere y venga de donde venga, este postre triunfa. Seguramente no puedas olvidar la tarta de queso de tu abuela o recuerdes con agrado aquella otra que te comiste en un restaurante, pues la tarta de queso en sí misma es exitosa. Por ello, EL ESPAÑOL, de cara al Día Mundial de la Tarta de Queso, que se celebra este 30 de julio —viernes—, ha querido salir a las calles de Madrid en busca de las mejores de la capital. En este sentido, hemos probado cinco y todas nos han costado entre 6,50 y 7 euros.
Este diario realiza esta nueva ruta de tartas de queso después de probar los mejores panes, helados, croquetas y cervezas de Madrid. Pero, en este caso, este medio señala cuáles son las tartas de queso más exitosas de la capital para que los consumidores puedan degustarlas en este día tan especial. Para ello, Ríos & Toth ha facilitado a este medio una relación de las ocho mejores tartas de queso de Madrid, aunque este periódico sólo ha probado cinco de ellas. A continuación, nuestra percepción:
Sr. Ito Lab
La primera parada de este particular y goloso paseo nos ha llevado al restaurante de cocina fusión japonesa Sr. Ito Lab, situado en el número 7 de la calle Trafalgar. Allí nos espera una tarta de queso elaborada con leche de oveja muy especial y particular. Las dos peculiaridades que tiene son que está acompañada con un cremoso helado y, además, por encima del plato se ha espolvoreado galleta picada y polvo de té matcha.
Tras pedirla, el camarero —muy amable, por cierto—, nos trae la tarta de queso y, como pueden apreciar en la imagen, entra por los ojos por su emplatado. Llama en especial la atención el color verdoso del plato al contar con polvo de té por doquier. Llega el momento de la prueba y, lo primero que hemos de decirles es que está caliente por lo que la cremosidad que tiene la tarta de queso de Sr. Ito Lab es perfecta.
Si se toma un poquito de helado con un trocito de tarta, por cierto, se genera en boca una mezcla de temperatura y sabores muy agradable. Tanto que podemos afirmar que es ideal para el verano por el helado. Eso sí, cabe destacar que ni la tarta, cuya base de galleta está perfectamente hecha, ni el helado son empalagosos.
El polvo de té y de galleta le dan un toque curioso, pero, en ningún caso, hacen que pierda el sabor esencial a tarta de queso. El postre ha costado 7 euros y la única pega que se le podría poner es que el helado era, quizá, algo escaso para la porción de tarta que le sirven.
Santita
Desde Chamberí viajamos al corazón de la calle Fuencarral —número 74—. Allí se sitúa Santita, un restaurante mexicano que ha conquistado el paladar de los madrileños con sus tacos y burritos. Pero, ahora, es el momento de comprobar si su tarta de queso casera, llamada ¡La definitiva!, también es capaz de conquistar —o no— nuestros paladares. Su precio: 6,90 euros.
Nuestra mesa se sitúa en una ventana en la que se aprecia el vaivén veraniego de los viandantes de Fuencarral. Allí, la camarera posa la tarta de queso con compota de frutos rojos y almendras tostadas. A nivel visual, lo primero que impacta es el formato, ya que no es el tradicional. Normalmente, al consumidor le dan una porción de una tarta de queso, pero en este caso se la dan entera, por lo que es redonda. Eso sí, el tamaño está pensado para un comensal —dos como mucho—.
Esta tarta, como la anterior, se ha servido caliente lo cual es un punto muy positivo porque dota de cremosidad al queso. La compota de frutos rojos, que no es nada empalagosa y contiene frutos rojos naturales, viene en un recipiente aparte para que el consumidor pueda rociar el postre a su gusto.
Por encima de la tarta, por su parte, se hallan las almendras tostadas que le dan un toque novedoso al sabor final de la tarta. La mezcla de todos los ingredientes provoca un sabor muy bueno al postre, que no destaca por su excesivo dulzor, lo cual es un atributo positivo.
Hyatt Centric Gran Vía
El Jardín de Diana es un bar-restaurante situado en la azotea del edificio de la calle Gran Vía, 31. El sitio es idílico no sólo por sus vistas, sino por la decoración cargada de motivos vegetales. En este espacio, perteneciente al hotel Hyatt Centric Gran Vía, se sirve una de las mejores tartas de queso de Madrid. Por ello, EL ESPAÑOL, invitado por los trabajadores del hotel, sube en ascensor hasta el décimo piso, donde se halla este paraíso gastronómico.
Es media tarde y, por ello, nos sientan en la sombra porque el termómetro marca 34 grados. Allí, junto a una botella de agua, nos sirven su tarta de queso con crumble crujiente y frutos rojos. El emplatado, a lo mejor, estaba un poco menos cuidado que el de las dos anteriores, pero, la verdad, da igual. En nuestra opinión, el sabor de este postre ha sido el mejor de todos. De campeonato.
“Está ahumada junto al coulis de fresas”, explica el camarero al servirla. Cuchara en mano, partimos un trozo que era verdaderamente cremoso y jugoso y comenzamos a mezclarlo con el coulis que contiene fresas naturales. La base de la galleta es crujiente y el dulce, en general, perfectamente medido. Pero hay un sabor en el queso que la hace especial y que no terminamos de detectar.
Por ello, preguntamos a la cocinera del lugar que, con amabilidad, nos explica que esta tarta contiene tres quesos: “Queso fresco, queso crema y queso ahumado”. Es este tercer queso el que provoca que esta tarta sea tan especial y nos haya encantado. En este caso, el postre vale 7 euros.
Steakburger
Tras la incursión y el paseo por Gran Vía, volvemos a la calle Fuencarral. Pero, en este caso, nos acercamos al número 73 con el fin de acceder al restaurante Steakburger. Allí, según han explicado a este medio, se sirve otra de las mejores tartas de Madrid por 6,90 euros. Por ello, al entrar en el local hostelero, la pedimos.
Se trata de la tarta cremosa de queso artesanal, que viene en una “porción para compartir” y está “hecha en casa”, según promete la carta. No obstante, aunque lo primero se puede acreditar perfectamente porque la porción redonda es para dos comensales, lo segundo es algo más difícil de sostener. Puede que sí que sea casera, pero cuando la probamos ya estaba fría y el queso de la tarta estaba algo apelmazado.
Pese a ello, el sabor, en general, era bueno y nos ha dado pena que la textura haya provocado que nos parezca algo peor que las demás tartas. La galleta, eso sí, está crujiente. Y, lo mejor, la compota de frutos del bosque que la acompaña. La tarta, en general, tiene buen sabor, pero como se ha apuntado, le falta cremosidad al queso.
Shanghai mama
Para cerrar nuestro particular paseo goloso por el Día Mundial de la Tarta de Queso, acudimos al restaurante de comida china Shanghai mama situado en el número 1 de la calle Grecia, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Allí se halla otra tarta de queso muy especial. Ya os dijimos que las tartas de queso se hacen en todo el mundo y su origen es milenario. De ahí que este restaurante ofrezca por 6,50 euros a sus clientes una muy distinta a las anteriores: su cheesecake de limón y jengibre.
El emplatado, sin duda, es el más bonito de todos. A un lado de un cuenco translúcido se encuentra la porción de tarta que tiene una base de galleta, una mousse de limón y una tercera capa cremosa y flambeada. Al otro lado, una rodaja de naranja cortada en cuatro cuartos. Todo ello, sobre una cama de sirope de naranja. Cuidado en el emplatado.
De sabor, quizá ha sido la más empalagosa de todas, pero poco a poco, vamos a desgranar cada componente. Por ejemplo, el limón le daba al cheesecake una acidez muy agradable y la crema que encumbraba la tarta realmente está rica. El jengibre, por su parte, le ha aportado matices orientales que la hacen distinta a las demás. Y, la galleta, era crujiente y con muy buen sabor. Si quisiera probar este postre sin salir de la capital puede acudir a una sede situada en el número 62 de la calle de la Infanta Mercedes, en Madrid.
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