Hay unos estudios que garantizan la empleabilidad a su término, pero no triunfan entre los jóvenes. Aquellas personas que acaben la Formación Profesional básica de Edificación y Obra Civil cuentan con un porcentaje de inserción inmediata del 70%, según la Fundación Laboral de la Construcción. Sin embargo, sólo "unos 600 alumnos" se han matriculado en este curso en la FP Básica que da acceso a un sector en el que hacen falta 700.000 albañiles.
La cifra es preocupante. Pedro Fernández Alén, presidente de la Fundación Laboral de la Construcción, explicaba a este periódico asombrado hace escasas fechas que España tiene un 40% de paro juvenil y que, en paralelo, el sector necesite a más de medio millón de trabajadores nuevos.
El relevo generacional, además, no está garantizado. La Federación Regional de Empresarios de la Construcción (Frecom) muestra su preocupación. Según la Encuesta de Población Activa, el 34% de los trabajadores de la obra tienen más de 50 años, mientras que sólo un 8% menos de 30.
El sector de la construcción tiene un problema, porque además los jóvenes ya no quieren ser albañiles. La Formación Profesional de edificación no tiene alumnos. “Ahora mismo hay matriculados alrededor de unos 600”, dice Javier González, director de formación y empleo de la Fundación Laboral de la Construcción. Menos de 900 lo hicieron en 2019. “Es como si en las escuelas de arquitectura hubiera un alumno”. Y eso que el grado de empleabilidad es bastante alto después de estos estudios. “Me atrevería a decirte que es del 100%”.
Los datos
Según datos del Ministerio de Educación, hay 46 centros que ofrecen la Formación Profesional Básica de Edificación y Obra Civil. Ni siquiera uno por provincia española. No era lo habitual. “En su día había en España mucho centro público que lo ofrecía, pero eso se ha ido reduciendo por la falta de alumnos. Es residual”, dice González.
Para hacernos una idea de lo que se estudia en esta Formación Profesional Básica de Edificación y Obra Civil, los módulos del currículo son los siguientes: “Albañilería básica, guarnecidos y enlucidos; falsos techos; pintura y empapelado; reformas y mantenimiento básico de edificios; trabajos de pavimentación exterior y de urbanización; Ciencias aplicadas I; Ciencias aplicadas II; Comunicación y sociedad I; Comunicación y sociedad II; y Formación en centros de trabajo”.
Según el Ministerio, esto permite al alumno ejercer en las siguientes escalas profesionales: “Operaria / operario de albañilería básica; Ayudante de albañil; Peón especializado; Ayudante en pavimentación para urbanización; Ayudante de solador / soladora; Ayudante de alicatador / alicatadora; Ayudante de escayolista; Auxiliar de yesaire (yesero / yesera); Ayudante de acabados; Auxiliar de empapelador / empapeladora; Ayudante de pintor / pintora; Ayudante de revestimientos continuos; Ayudante de mantenimiento básico de edificios”.
Este trabajo se desarrolla durante 2.000 horas. Es decir, un par de cursos académicos, más o menos. Y luego, las puertas del mercado laboral abiertas de par en par.
Entonces, ¿por qué hay falta de alumnos en estos ciclos formativos y trabajadores jóvenes en la obra? Esta curso comenzó a estudiarse en el año 2009-2010. 11.485 matriculados hubo entonces en la Familia Profesional de Edificación y Obra Civil.
Desde entonces, nunca se ha vuelto a repetir ese dato. De hecho, sólo al siguiente año se alcanzaron los 10.000 matriculados. Estos datos, además, destacan por encuadrarse en unos estudios cada vez más demandados como son los de Formación Profesional.
Motivos de la escasez
Javier González explica las razones que han visto desde dentro del sector. La primera, como no podía ser de otra forma, está causada por la crisis de 2008, tras el ‘boom’ inmobiliario. Por entonces, muchos de los jóvenes que terminaban sus estudios querían acceder al mercado de la construcción. Sin embargo, el estallido de la burbuja lo echó todo abajo.
“Teníamos hasta dos millones y medio de trabajadores. Salieron un millón y se fueron a otros sectores como la hostelería, y nunca volvieron al sector. Esa imagen provocó una imagen muy mala de la construcción, así que nadie se lo plantea”, comenta González.
A esto hay que sumarle otro hándicap de la construcción con respecto a otros trabajos. “Tradicionalmente se considera un trabajo sucio, que es duro y cansado, algo que ha calado entre los jóvenes”, explica González. Sin embargo, González recalca que esto también ocurre en la hostelería o la peluquería y nadie se lo plantea. “Prefieren estar en otros sectores que no son menos duros como la hostelería o la peluquería”.
González habla de que esto cada vez está cambiando más. Expone que gran parte del trabajo de obra se hace en interior, “porque hay un proceso de la obra que es al aire libre, pero luego gran parte es en interior”.
A pesar de estos argumentos, a los jóvenes no se les consigue convencer. Antes de hacerlo habría que cambiar el imaginario colectivo, que no el de los propios jóvenes que trabajan en la construcción.
Precisamente, esa es otra de las paradojas de estos estudios. “Los jóvenes una vez que están dentro del sector están contentos del trabajo y no sólo eso, sino que además lo recomiendan”. Curioso, cuando menos.
Quizás, el motivo por el que muchos no quieran acceder a la Construcción sea el salario. González responde. “En general, esto es algo que se transmite desde las patronales, está por encima del 40% con respecto a la media de salarios de España. Además, ahora se va a negociar el séptimo convenio colectivo”.
Además, la certificación de los estudios te abre puertas nacionales e internacionales. Por ejemplo, el SEPE publicó en abril una convocatoria para obreros de la construcción para trabajar en Scheßlitz por 2.200 euros.
La industrialización del sector
De la misma manera, la industrialización de la obra también podría ser un lastre. Es decir, el sector de la construcción camina hacia una nueva forma de levantar edificios. Esto se pudo ver, por ejemplo, con el Hospital Enfermera Isabel Zendal, cuya estructura se levantó prácticamente sin utilizar ladrillos. No es novedoso: hacia ello camina el sector.
¿Para qué estudiar entonces una Formación Profesional para ser albañil? Según González, el sector camina hacia ello, pero aún falta un largo camino por recorrer. Es decir, se siguen necesitando y se seguirán necesitando albañiles, puesto que una cosa es la estructura y otra el interior.
Pero ¿se enseñan estas nuevas técnicas? “Cuando se use en extensivo, iremos ofreciendo esa formación para que empresas y trabajadores jueguen en esa línea. Digamos que se sabe presupuestar el modelo antiguo, pero el nuevo es difícil porque no saben realizar esos cálculos. En el futuro se hará habitual”, expone González.
Además, el director de formación y empleo de la Fundación Laboral de la Construcción explica que se debe crear más cultura de participación de las empresas en la formación. “Es un tema complicado, porque se tiene que impulsar desde el Gobierno, hacer una implicación en la FP Dual…”.
“La empresa en general tiene poca cultura de formación”, apunta González. “No sabe cómo tiene que hacerlo. Normalmente, la empresa que participa repite, pero esa labor de concienciación, tiene que ser impulsada por parte del Gobierno. Casi todos los alumnos que pasan por sus obras se acaban quedando”.