La guerra entre clanes de los Canuto y los Bocanegra acaba con dos muertos... y todo por un flato
El Día de Todos los Santos se tiñó de sangre en esta ciudad de Valencia, donde los dos clanes gitanos mantienen un duro enfrentamiento desde una flatulencia en 2016.
2 noviembre, 2021 06:03Noticias relacionadas
Cementerio de Torrent, Valencia. 10.15 de la mañana del lunes 1 de noviembre. Día de Todos los Santos. A un lado de la calle, un padre y sus tres hijos. Al otro, justo enfrente, cuatro miembros de otra famlia rival. Miradas desafiantes, algún gesto de desprecio y, de repente, un arma corta comienza a escupir fuego. Intercambio de disparos. Gritos, carreras y caos. Dos hombres muertos. Otros dos heridos, uno de ellos huido. Los Bocanegra contra Los Canuto. Gitanos contra gitanos. Y así desde 2016.
El primer día de noviembre no ha sido ni mucho menos una jornada de recogimiento. No se ha honrado a los muertos ni se ha llorado a los que se fueron, sino que los vecinos de Torrent primero han sentido miedo por la propia vida y, después indignación, pues el consistorio ha decidido cerrar el camposanto a todas las visitas por lo que allí había sucedido apenas unos minutos antes.
"Ha sido un ataque, no un intercambio", han señalado fuentes cercanas a la investigación a EL ESPAÑOL, lo que confirmaría que la rivalidad entre los Bocanegra y los Canuto (también conocidos como los Marco) sigue muy viva. Al parecer, y según las primeras hipótesis que manejan los investigadores, los atacantes, todo indica a los Bocanegra, habrían acudido al cementerio de Torrent en busca de los Marco, un clan con el que mantiene un rivalidad desde un antiguo altercado en 2016.
Una vez se encontraron con ellos cara a cara, sobre las 10.20 de la mañana, un miembro del grupo de los Bocanegra, tras proferirse insultos y amenazas, habría desenfundado un arma corta con la que habría comenzado a disparar. El resultado ya se conoce. Antonio G.G., de 45 años, ha resultado muertos con dos impactos de bala, uno en el pecho y otro en la espalda. Su hijo, de 20 años, se encuentra ingresado en un centro hospitalario después de que una bala le alcanzase en una pierna con orificio de entrada y salida.
La Policía sabe de la existencia de un segundo herido -"Desconocemos cómo se encuentra porque se ha marchado. Hemos visto el reguero de sangre", informaban fuentes policiales a este periódico-, pero también que se dio a la fuga en una furgoneta Ford Transit de color azul, aprovechando el desconcierto, las carreras y los gritos de las otras personas que se encontraban en el cementerio para confundirse entre ellos y salir del recinto por su propio pie.
La peor parte, sin embargo, fue la muerte de José Luis P.M., un hombre de 79 años, ajeno por completo al enfrentamiento entre los clanes de etnia gitana que se encontraba en el recinto visitando la tumba su esposa fallecida y que ha muerto de un paro cardíaco después de recibir un impacto de bala en un costado. La causa concreta de la muerte está pendiente de la autopsia.
Todo por un pedo
El enfrentamiento, al más puro estilo Ok Corral, no ha sido fruto de la casualidad ni de una afrenta reciente, sino que todo comenzó hace más de cinco años. Concretamente, el 21 de febrero de 2016 en una de las calles de Xenillet, en Torrent, un barrio con amplia presencia gitana.
Aquella tarde, dos jóvenes de ambas familias tuvieron un fuerte encontronazo. "Fue todo porque los críos se tiraron un pedo", llegó a declarar uno de los procesados durante la vista oral del juicio en la Audiencia Provincial de Valencia. A lo que no debería haber sido más que una discusión sin trascendencia se sumaron más y más personas de ambos clanes.
Algunos llegaron sin nada, otros con una garrota -como reconocieron en el juicio- y alguien con un arma de fuego. Cuatro personas resultaron heridas, dos de ellas, un hombre de 59 años y su hijo de 32, ambos del clan de los Bocanegra, con impactos de bala. De hecho, el padre, conocido como El Mone llegó a revestir gravedad al ser alcanzado en un riñón y tuvo que pasar por la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General de Valencia.
El caso terminó en los tribunales con tres acusados por los disparos, para los que la Fiscalía pedía penas de 16 años de prisión por dos asesinatos en grado de tentativa más condenas de entre nueve meses y 17 por tenencia ilícita de armas, aunque aquella misma noche, tanto la Policía Local de Torrent como la Policía Nacional desplegaron a más de 50 agentes por el barrio -ambas familias viven separadas por apenas unos metros- para evitar que se reprodujeran los altercados. Precisamente el mismo miedo que recorre las calles del barrio ahora, cinco años después.
"En estos momentos estamos patrullando con intensidad y despliegue de medios en Torrent para evitar una respuesta", informaron a EL ESPAÑOL fuentes policiales, mientras los vecinos comienzan a estar hartos de una situación que ya se repite demasiadas veces en el tiempo. Y eso no es lo peor porque, tal y como revela de fuentes policiales el diario Las Provincias el mayor temor es que "esto no ha acabado".