La tormenta del día anterior aún estaba latente. Era 2 de octubre de 2017 y en las manos de Joan Subirats había un terminal de Apple. La pantalla mostraba una foto de él mismo ataviado con gafas, una bufanda negra, un chubasquero y una camisa a cuadros, sonriendo, entregando su DNI para votar en el referéndum ilegal del 1-O por la independencia de Cataluña. Subirats decidía subirla a Twitter y dejaba cuatro hashtags: "He votado; referéndum catalán; Rajoy dimisión; Democracia".
Era sólo un gesto, pero el profesor universitario que movía hilos en la sombra para Barcelona en Comú, comenzaba a dejarse ver. Su paso al frente era una salida de su zona de confort, que se confirmaba con su proclamación como edil de la ciudad de Barcelona junto a Ada Colau en 2019. Lo dejó el pasado verano, cuando se jubiló.
Cuatro años han pasado de aquel primer episodio narrado. Ahora Subirats afronta un nuevo papel político, alejado del activismo y cercano a la gestión. El destino le ha llevado de votar en aquella urna de plástico a jurar la Constitución española: será el nuevo ministro de Universidades del Gobierno de España en sustitución de Manuel Castells, que renuncia por motivos personales.
Como carta de presentación, se pueden decir muchas cosas del nuevo ministro. Es un perfil más político que Castells, por ejemplo; es hijo de lecheros; profesor de universidad, catedrático; estuvo en la misma celda que Carod Rovira en 1973 durante dos meses; y en una entrevista con La Vanguardia se reconocía como "plenamente soberanista, no independentista".
La permuta se hace en el seno de los Comunes del Gobierno. La entrada del número dos de Colau en el Ejecutivo es algo que agrada a la vicepresidenta Yolanda Díaz. Según fuentes de Europa Press, fue la propia regidora de Barcelona quien llamó al exconcejal para ofrecerle el puesto.
Dos meses en la cárcel
Joan Subirats Humet nació en Barcelona, en el año 1951, en el seno de una familia lechera. Estudio en la Escola Pia Sant Antoni, con los padres escolapios en la ronda Sant Pau, donde comenzaría a forjarse un joven con un marcado perfil intelectual y político.
Fueron los comienzos de la politización de Subirats. En época franquista, su educación transcurría por parajes donde se realizaban encuentros de oposición a la dictadura y debates varios. Ahí comenzó el germen que se fraguó en la universidad, donde comenzó su militancia.
El futuro ministro de Universidades militó en Bandera Roja y en el PSUC. Llegó a ser representante de los comités de curso en la Assemblea de Catalunya, una organización clandestina de la que era organizador.
Esta actividad, de riesgo en época de dictadura, le llevó a prisión. Fue detenido a la salida de una de esas reuniones políticas y encarcelado junto a más de 100 personas. En su caso, acabaría compartiendo celda con Carod Rovira, expresidente de Esquerra Republicana de Catalunya. Fueron dos meses en prisión provisional a la espera de juicio.
El tándem con Colau
Subirats es doctor en Ciencias Económicas y catedrático en Ciencias Políticas por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Lideró el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas durante varios años y cuenta con experiencia de gestión en las áreas de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.
Es profesor universitario desde el mismo día en el que se licenció. Políticas públicas y gestión pública son sus áreas de investigación. Es digno de mención que su supervisor doctoral fue Jordi Solé Tura.
Los que le conocen aseguran que es destacable su "trayectoria académica y su capacidad de diálogo".
"Su motivación es doble: en primer lugar, seguir el trabajo desarrollado por Manuel Castells y contribuir al impulso del mundo académico, donde ha desarrollado su actividad profesional durante décadas y goza de reconocido prestigio. Y, en segundo lugar, contribuir con su trabajo a consolidar el gobierno de coalición progresista", apuntan fuentes de Europa Press.
En una entrevista a La Vanguardia, Joan Subirats dejó claro que no era independentista. El nuevo ministro de Universidades se reconoce como "plenamente soberanista".
Conoció a Ada Colau durante los años de activismo de la regidora. Era una época en la que la ahora primera edil de la Ciudad Condal comenzaba a hacerse fuerte a través de su lucha social en la Plataforma Antidesahucios. El germen de Guayem tras el 15-M los uniría.
Subirats siempre fue un ideólogo. Una especie de sombra que está al tanto de todo, opina y decide ante aquellos que finalmente eligen.
Sin embargo, todo cambió en 2019, cuando accedió a su primer cargo político en la vida pública. Hacía tándem con la propia Colau en unas elecciones municipales donde ella debía repetir como alcaldesa de Barcelona. Se convertía el teniente de alcalde en Área de Presidencia, Cultura, Ciencia y Comunidad.
Era la persona que aportaba un perfil más intelectual al equipo de gobierno barcelonés. Subirats representaba el prestigio, la élite, esa izquierda caviar catalana de la que tanto se habla.
Corría el 7 de julio cuando, acompañado por Ada Colau, anunciaba su renuncia al acta de concejal de Barcelona. Había cumplido 70 años y cesaba su actividad como catedrático de Ciencias Políticas de la UAB, algo que aprovechaba también para no continuar como teniente de alcalde de Cultura en la Ciudad Condal.
Ese mismo día, Joan Subirats dejaba claro que no se iba, que continuaría haciendo política en la ciudad que le vio nacer y crecer, la misma en la que sus padres regentaron durante años una lechería. "Me siento muy vinculado al proyecto municipalista de Barcelona en Comú y, en cualquier caso, trabajaré para reforzarlo", expuso.
Tareas por hacer
Joan Subirats ostentará la cartera de Universidades en sustitución de Manuel Castells. Tiene tarea por delante, aunque mejorar lo realizado por su antecesor, al menos de cara a la opinión pública, será fácil. Sólo tiene que rematar el camino ya andado por los que llevan trabajando dos años.
La Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) o Ley Castells será lo primero a lo que tendrá que hacer frente Subirats. No será nada fácil, sobre todo teniendo en cuenta los precedentes.
Como adelantaba este diario, Castells había paralizado la norma tras no ser capaz de poner de acuerdo a las partes para sacar un texto "pactado". En teoría, la norma debería ver la luz en el primer trimestre de 2022.
Los rectores y los estudiantes no se fían de las modificaciones que pueda hacer Esquerra en la Cámara Baja para promulgar esta ley. Esto ya ocurrió con la Ley de Convivencia Universitaria y la comunidad universitaria se mostró en contra.
Habrá que ver qué papel juega ahora Subirats, que se hará cargo de una cartera con más de 400 millones de euros de presupuesto de cara al próximo año.
La de Manuel Castells es la décima salida del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Salvador Illa fue el primero. Abandonó la cartera de Sanidad el 27 de enero de 2021 con el objetivo de asaltar la Generalitat a los mandos del PSC en las elecciones catalanas del 14 de febrero. Posteriormente llegó el turno de Pablo Iglesias, que decidió renunciar para acudir a las elecciones de la Comunidad de Madrid y enfrentarse a Isabel Díaz-Ayuso.
La remodelación del Gobierno el pasado mes de julio se llevó por delante a siete ministros más: la vicepresidenta primera Carmen Calvo; la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya; el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo; el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos; la ministra de Educación, Isabel Celaá; el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Martínez Uribes y el de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.
El plano más personal
El doctor jubilado que ostentará el ministerio de Universidades tiene una gran afición por las series. Se reconoce seguidor de 'Borgen', 'The Good Wife', 'Breaking Bad', 'Black Mirror'...
Asimismo, se declara melómano, aficionado a la música clásica y la ópera. También le gustan los libros, sobre todo los académicos.