La tragedia de la familia More, con tres muertos en el pesquero gallego: Edwin, Diego y Daniel
Tenían 41, 29 y 24 años y eran de origen peruano. Para Diego, el más joven, era la primera travesía de su vida. Dejan tres viudas y seis huérfanos.
18 febrero, 2022 04:36Noticias relacionadas
Daniel llevaba a sus espaldas muchas mareas. Más de las que se pueden contar. Edwin, por su parte, había hecho seis largas travesías. Y Dieguito, el más joven, nunca antes se había embarcado. Los tres —tío y sobrinos, respectivamente— partieron del puerto de Marín el pasado 27 de enero hacía las aguas de Terranova a bordo del Villa de Pitanxo. Fueron las primeras víctimas mortales confirmadas del fatal naufragio de este martes.
En la mañana de este jueves, la familia de estos tres marineros ha visitado la casa armadora Nores, dueña del malogrado pesquero-congelador. Ante una horda de cámaras y micrófonos, un hombre ha declarado: “En el barco iban mi hermano y mis dos sobrinos. Estamos destrozados”. Es Pablo More, uno de los siete hermanos de Daniel More y tío de los otros dos fallecidos. De la noche a la mañana, esta familia tiene tres mujeres viudas y seis hijos huérfanos.
En total, el naufragio del Villa de Pitanxo ha dejado tres supervivientes, nueve muertos confirmados y 12 desaparecidos. Las labores de rescate fueron suspendidas a última hora del miércoles, por lo que la poca esperanza que albergaban las familias de los desaparecidos se hunde ahora entre las gélidas olas del mar de Canadá.
Daniel More nació hace 41 años en Chimbote, una ciudad de tradición pesquera en Perú. De allí procede esta gran familia de tradición marinera que, poco a poco, se fue instalando en Galicia en una constante búsqueda de un futuro mejor. Daniel se asentó con su familia en Cangas (Pontevedra), donde vivía con su mujer, Sonia, y sus dos hijos, Antony y Alexandra.
Aunque llevaba navegando desde los 15 años, al llegar a España, Daniel estudió en la Escuela Náutica de Bueu, muy cerca de Cangas. En su localidad adoptiva le recuerdan como un tipo alegre y juerguista que se desvivió por sus hijos. El mayor ya está en la universidad.
Junto a él, también viajaban en el pesquero Edwin Córdoba y Diego Andrés More, apodado cariñosamente Dieguito. El primero era su sobrino político y pese a sus 29 años ya tenía cuatro hijos en el mundo. Estaba afincado en Vigo, junto con su mujer, Luzmar, que le definía como un “padrazo”.
Dieguito, en cambio, sí compartía sangre con Daniel. Era hijo de uno de sus hermanos y, a sus 24 años, era de los miembros más jóvenes de la tripulación del Villa de Pitanxo. no entraba en sus planes embarcarse en esta travesía, ya que el joven pretendía estudiar. Finalmente se embarcó -por primera y última vez- por haber suspendido un curso que quería hacer.
“¡¿A quién se le ocurre?!”
La travesía debía durar 45 días, pero no llegó ni a la mitad. Pasadas las 5 de la madrugada (hora española) de este martes, el Villa de Pitanxo emitió dos alertas desde las aguas del Atlántico norte. Las autoridades intentaron contactar con ellos pero nadie respondió. La señal de la caja azul se perdió a unos 450 kilómetros de la costa de San Juan, capital de Terranova y Labrador, poco antes de las seis de la mañana.
Varios buques cercanos se movilizaron en el rescate de los tripulantes del buque. El barco español Playa Menduiña Dos fue el primero en encontrar una balsa de salvamento con los tres supervivientes —Eduardo Rial, Juan Padín y Samuel Kwesi— en estado de hipotermia y cuatro cadáveres. Poco después, rescató otros dos cuerpos sin vida.
El resto de cadáveres hallados fueron recogidos por un buque canadiense y dos portugueses. A las 16 horas (hora local canadiense) del miércoles el Centro de Coordinación de Rescate Conjunto Halifax anunció la suspensión definitiva de las tareas de rescate por el temporal.
En torno al mediodía del miércoles, se cumplieron los peores presagios de la familia More: los tres miembros embarcados figuran entre los muertos. El único otro muerto identificado es el más joven de la expedición: Raúl Santiago González, de 24 años y natural de Cangas.
Las preguntas que se hacen ahora todas las familias afectadas por esta desgracia son: ¿Qué falló? ¿Por qué el Villa de Pitanxo se fue al fondo del mar? Pudieron ocurrir “mil cosas”, opinan los veteranos marineros consultados en el puerto de Cangas por este peeriódico. “Un fallo humano, un fallo de máquinas, que les pillara una ola atravesados…”, enumera Tucho, que tiene a sus espaldas travesías en caladeros tan peligrosos como el Gran Sol.
Este viernes está previsto que los supervivientes —entre ellos, el patrón de la embarcación, Juan Padín— lleguen a Terranova. A partir de ahí llegarán también las explicaciones sobre lo ocurrido para unos familiares doblemente indignados. En primer lugar, por la decisión de suspender las labores de búsqueda. Y segundo, porque el barco estuviera faneando entre olas de 10 metros. “¡¿A quién se le ocurre?!”, se pregunta en voz alta un marinero de Cangas mientras arregla su red de pesca.