La marcha lenta de los camioneros termina y el grupo se reúne a la cabeza del convoy. Los trabajadores hacen un círculo, da igual dónde, a veces sobre la carretera, otras sobre un banco que ve cómo toma sentido su existencia en aquel parque industrial. Miguel Cánovas, en el eje, es el camionero que arenga al resto. Es una cara reconocida en el sector y, a primera vista, tiene don de gentes, ha nacido para comunicar. Anima a los suyos, como si fuera Luis Galindo o un entrenador antes de un partido importante.
"Aquí os jugáis la vida. Tiene que valer lo que estáis haciendo. Sin este trabajo no se mueve una viga en este país. No nos pueden humillar teniendo la fuerza. El viernes tenemos que estar ahí para dar respuesta", decía Cánovas a los demás, megáfono en mano, este miércoles al finalizar la marcha lenta en Madrid.
Son momentos complicados. Los camioneros han decidido rebelarse sin nadie que los comande, pero en masa, así que algunos deben aceptar los roles principales del grupo casi de manera improvisada. A la cabeza está Manuel Hernández, pero este movimiento bebe de muchos otros.
Conforme avanza el paro de transportistas, los papeles protagonistas parecen más repartidos. Miguel Cánovas, en este caso, habla en medios de comunicación como Telemadrid, aunque sobre todo es quien habla tras las marchas lentas.
Cuando Cánovas se postula como altavoz para todos en el epílogo de las marchas, hay quienes se acercan a darles las últimas noticias. Algunos le hacen sugerencias sobre qué debe imponer en una mesa de negociación, otros le preguntan qué tal.
—¿Cómo vamos, Miguel? ¿Vamos bien? —le pregunta al final de la protesta del martes en Madrid otro camionero.
—Vamos bien, bien, bien —Miguel intensifica el tono de la respuesta con cada una de las palabras repetidas y sus oyentes se vienen arriba.
Gritos de vamos bien y sí se puede se suceden alrededor, antes de que unos segundos después vuelva la palabra de Miguel Cánovas. "Tenéis huevos para dejaros la vida en la carretera, dejar a vuestras familiar cuidando de los hijos, para llevar a vuestra casa qué...", dice Miguel Cánovas.
El final de la charla del martes tiene un mensaje claro: la pelea acaba de comenzar. Deberán mantener las espadas en alto y no menguar conforme pasen los días.
"No podemos salir con el miedo de que esto no va a funcionar. Está la sociedad entera —apoyándoles—, pero de aquí tiene que salir un grupo compacto para después. Luego hay que mantener una comisión permanente. Como no tengamos eso y nos levantemos como hace tiempo...", termina por decir Cánovas.
Quién es Miguel Cánovas
Miguel Cánovas se define ante la prensa como vocal de la Plataforma Nacional del Transporte. Cuando sus compañeros bromean sobre si cogerá un cargo, él lo rechaza, aún cuando parece que nadie lo está escuchando. "Déjate de cargos, yo soy transportista".
Así es. Miguel Cánovas es uno de los transportistas que estos días secunda la huelga. No es la primera vez que defiende los intereses de los transportistas. En 2016 llegó hasta el Parlamento Europeo para hablar del dumping social en el sector del transporte.
Precisamente, se cumplen seis años desde aquello. Fue un 3 de marzo cuando Cánovas habló sobre la situación que los camioneros sufrían por entonces.
"Para saber de lo que estamos hablando, de esclavitud, habría que meterse durante dos semanas o un mes, o dos meses (...). Debería ser obligado en todos los sectores que estos señores pertenecieran una temporada larga o corta al gremio del transporte, para saber de qué estamos hablando. Entonces comprenderían a la señorita que ha hablado antes que yo y a estas alturas todos ustedes sabrían lo que significa estar dentro de la cabina de un camión".
Comentaba el transportista que "el dumping social o externalización del mal son palabras que se inventan para realmente tapar lo que está pasando. Esto se denomina trata de esclavos y parentesco a maltrato animal".
Las reivindicaciones de 2016 en realidad no distan mucho de las que hoy propugnan los camioneros. Reconoce Cánovas que trata de hablar despacio porque así se lo han pedido. "Voy a intentar contenerme porque estoy indignado, indignado como persona y como ser humano; y lo estoy de ver lo que está pasando".
—Yo veo a mis compañeros que están cayendo en la carretera con camiones maravillosos y con carreteras maravillosas, pese a ello se quedan dormidos en una recta, volcando. Los cargadores se pasan por el arco del triunfo y, disculpadme, por favor, no deseo ofender a nadie, las leyes de los tiempos de conducción y descanso. Además, obligan a que un camionero se tenga que descargar el camión cuando ésa no es su obligación (...) tienes que estar a la hora en punto para que no te penalicen. De lo contrario, es posible que nos hagan un descuento de horas o posiblemente nos dejen la carga o la descarga para el día siguiente, tirados como perros. ¿Saben lo que significa escuchar “ya te llamaremos mañana” después de diez, doce o quince horas; y de una o dos semanas, cuando no meses o más sin ver a tu familia y cómo crecen tus hijos, por teléfono.
Seguro que a los transportistas les suenan estas proclamas. "A ver cómo se les mete en la cabeza, por favor, hay gente, trabajadores/as, que están muriendo en la carretera, mucho más que en el mar o en la construcción, incluso que en el sector del metal. Nosotros, los camioneros, morimos tres veces más por cada trabajador que muere en diversos sectores. Pese a ello nos catalogan de muerte por accidente de tráfico", decía en el Parlamento Cánovas.
Y, además, anticipó lo que ocurriría en 2022. "¿Cómo es posible que a estas alturas se permita tanta dejadez? Eso no lo vamos a consentir y van a provocar ustedes una revolución de tal calibre social que Europa se parará. Cuándo vean un camión que se para, no lleguen las cosas a las fábricas y los supermercados estén vacíos, no digan, esos camioneros son unos indecentes. O esos camioneros son unos secuestradores de necesidades, acuérdense de esto que les estoy diciendo".
Un transportista más
Cánovas tiene experiencia en las reivindicaciones, pero ha llegado hasta el lugar en el que está casi de casualidad. Al igual que lo han hecho otros compañeros como Rafael. Todos ellos apuntan que son transportistas y nada más. Han tomado las riendas porque alguien debía hacerlo.
EL ESPAÑOL habló con Miguel Cánovas el martes, en la concentración. Ayer, tratamos de que participara en este artículo, pero este medio no logró ponerse en contacto con él. Cierto es que desde la Plataforma Nacional no se están concediendo entrevistas.
Esto último es algo que respaldan los transportistas. Cuando se les pregunta por Manuel Hernández, el promotor del paro, ellos afirman que hace bien en no aparecer en las televisiones: "Que mantenga la cabeza fría y hable en las negociaciones".
Por el momento, comienzan a visibilizarse los más reivindicativos de estos paros. Cánovas es una de las cabezas de este movimiento en Madrid, el que arenga a los demás cuando terminan las marchas lentas. Este miércoles terminaba una arenga motivadora antes de emplazar a las movilizaciones del jueves.
—Estamos juntos aquí para luchar contra aquellos que dicen que somos una minoría y que no representamos a ninguno del transporte. Ellos son un 10%, ellos son los cargadores, nos dicen cómo trabajar, qué camiones usar, qué carga echar y cuántas horas tenéis que hacer. Eso, que os digan qué van a hacer por conveniencia, vais a echar no sé cuántas horas más, vais a echar 44 toneladas a los camiones... ¿Eso lo vais a consentir? —se escuchan gritos de no— ¿Lo vais a consentir otra puta vez? —el resto de camioneros repiten que no— Señores, lo tenemos claro, adelante. Muchas gracias a todos y mañana nos vemos.