Antonio y José María se saludaron en el barco que los llevaba de Santander a Reino Unido, con sus vehículos pesados en la bodega. Llevaban un tiempo sin verse, pese a que ambos trabajan en la misma empresa de transportes: son camioneros que cubren la línea Santander-Escocia. Antonio, al verlo, se quedó ojiplático: la última vez que vio a José María pesaba 203 kilos. Sorprendidísimo, le preguntó que qué había hecho, porque había quedado muy bien.
-Me he hecho una cirugía bariátrica en Turquía.
-¿En Turquía hacen operaciones de estómago?
-Claro.
Antonio Abad tiene 41 años y en pocos días cumplirá 42. Pesa 174 kilos. Hasta ese día solo había oído hablar de Turquía para ir a ponerse pelo. Se quedó anonadado, y, ya bastante convencido, decidió informarse bien. Tanto, que ha abandonado la lista de espera del Servicio Andaluz de Salud, donde figuraba desde hace 4 años, y se opera el próximo 30 de mayo en Estambul.
En el SAS, advierte "me tenían aburrido. Ya solo estaba pendiente de hacerme dos pruebas para operarme y de nuevo me derivaron a Nutrición. Es decir, me llamaron para decirme que comiera menos y de nuevo a la lista de espera", explica este onubense de Trigueros, un pequeño pueblo de Huelva.
Reconoce también que no tiene ni colesterol, ni azúcar, y que habrá pacientes en peor estado que él. "Me imagino que me verán sano, pero yo lo que digo es que cuando me dé el zambombazo es cuando me meten en el quirófano".
Antonio ya se puso un balón gástrico en una clínica privada. Se lo colocó cuando se encontraba en lo más profundo de su depresión. "Me fue bien durante seis meses, pero cuando me lo sacaron, el hueco del estómago que tapaba el balón quedó libre".
Ahora ha tomado la decisión de someterse a una intervención "a miles de kilómetros de mi casa". Viajará solo: su padre tiene 85 años y está impedido, y su madre tiene 80 y es sordomuda. Ambos le apoyan en su decisión, "aunque sé que van a sufrir muchísimo".
Desde hace 2 años padece obesidad mórbida, producto de "una ansiedad depresiva" desencadenada "por una herencia". Esa ansiedad hace "que por poco que coma, engordo". Duerme con una máquina que le ayuda a dormir, ya que padece apnea, debido a su sobrepeso.
"Yo siempre he sido gordito, pero estaba bien porque me gustaba el deporte. Pero con la depresión, me recetaron unas pastillas que me hacían engordar". En este tiempo, lo ha intentado todo. "Acupuntura, 300.000 dietas… nada funciona".
Sabe que su profesión, la de camionero, no ayuda en su obesidad. Trabaja 9 horas al volante, con dos intervalos de pausa. "Cuando cubro la ruta, solo me quedan ganas de ducharme y acostarme, así que no puedo practicar deporte".
By pass gástrico por 7.800 euros
La operación, un by pass gástrico, a 3.500 kilómetros de distancia, le costará 7.800 euros, casi la mitad de lo que cuesta en España. "Por la medicina privada, aquí los precios oscilan entre los 15.000 y los 18.000 euros. Ya lo tantee: en Barcelona, en Zaragoza, en Sevilla, en Alicante…"
El cirujano que va a operarle es turco, así como todo su equipo médico, compuesto por otros tres cirujanos y una anestesista. Con todos ellos ha hablado numerosas veces por videoconferencia para explicarle qué es lo que le van a hacer. "A mí me ha dado seguridad", asevera Antonio.
Con el cirujano jefe se comunica en español y en alemán. "Hace 20 operaciones de este tipo al día. Me van a poner un by pass para reducirme el estómago, que se me va a quedar del tamaño de un bote de yogur. Y también me van a reducir el intestino delgado 3 metros, que es donde el cuerpo absorbe los nutrientes".
Básicamente, va a restringir la cantidad de comida que acepta su estómago, reduciéndolo, y también se reducirá su apetito. La técnica que van a utilizar es cirugía por endoscopia. "Me hacen 4 agujeritos en el estómago", resume.
El 25 de este mes se bajará del camión y el 28 pondrá rumbo a Turquía. Ya está ultimando el visado y solo le queda saber si para llegar al país es necesaria una PCR. "Vuelo con Turkish Airlines desde Madrid y llego a Estambul por la tarde. El día 29 me harán pruebas, para ver si soy apto, que yo espero que no haya ninguna anomalía". Al día siguiente será intervenido.
Antonio explica que en Turquía, al igual que con los injertos capilares, todo está concebido para este tipo de viajes médicos. "La diferencia es que allí los sueldos y la vida cuestan la mitad que en España". Desde su habitación de hotel al hospital donde será operado "solo tengo que recorrer un pasillo".
Si la cirugía va correctamente, "en una semana, cuando se caigan los puntos, puedo estar trabajando perfectamente". Cuando se opere, ya le han advertido que debe sacar tiempo de donde sea para andar. "Es por la flexibilidad de la piel. Si no quiero entrar de nuevo a quirófano para quitar la que sobra, ya me ha dicho el cirujano que cada vez que pare el camión, que ande".
-¿Tu no tienes miedo, Antonio?
-Miedo y pánico, pero es lo que hay. La Seguridad Social no me termina de llamar y no estoy dispuesto a que me de un infarto mientras espero. Además, quiero cambiar mi vida. Aunque sea yendo a Turquía.
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