José Andrés, protagonista inesperado, logra que la cumbre de la OTAN se fije en la crisis alimentaria
El chef recordó el problema del hambre a los acompañantes de los jefes de Estado y de Gobierno durante la cena de despedida en el Museo del Prado.
1 julio, 2022 03:05De un tiempo a esta parte, el chef José Andrés se ha vuelto una suerte de embajador de lo mejor que puede ofrecer España al mundo. La lucha que ha iniciado el cocinero asturiano contra el hambre le ha llevado a varias zonas de conflicto o con crisis humanitarias. Ni se lo piensa. Coge su maleta, mueve a su ONG World Central Kitchen, y allí se presenta. Raudo. Hacer frente a la crisis alimentaria se ha vuelto su obsesión. De ahí que el profesional haya aprovechado el escaparate de lujo que le ha ofrecido la cumbre de la OTAN para recordar a los máximos mandatarios de Occidente que el hambre es un problema al que se debe hacer frente ya.
Lo ha hecho este miércoles durante la cena de despedida de la cumbre de la OTAN en Madrid, celebrada en el Museo del Prado. Allí, en la Sala de las Musas, el chef cogió el micrófono ante la mirada de Begoña Gómez, Jill Biden y los demás acompañantes de los jefes de Estado y de Gobierno pertenecientes a la Alianza Atlántica para recordar que hacer frente a la crisis alimentaria es un objetivo que se tiene que abordar sin demora. Se convirtió, de este modo, en el protagonista inesperado de la velada.
No sólo sus palabras resonaron en los oídos de los asistentes, sino que el menú que presentó a los comensales también fue objeto de atención. En él, José Andrés ofreció un aperitivo de bacalao, naranja y remolacha; un gazpacho de bogavante con verduras de verano al aroma de albahaca y aceite de oliva virgen extra de variedad Arbequina; un plato principal compuesto de espaldita de cordero cocinada a baja temperatura con puré de limón; y un postre, bautizado como Sabores de Madrid.
Pese a ofrecer un menú tan completo, porque la ocasión lo merecía, José Andrés no pudo evitar recordar que miles de personas no tienen ni un plato de comida para llevarse a la boca. O que la crisis alimentaria se agrava con cada conflicto armado que empieza en el orbe. Seguramente lo hizo con el recuerdo de lo vivido en la guerra en Ucrania cuando se trasladó a la frontera polaca el pasado 27 de febrero con la intención de desplegar un contingente de su ONG para ayudar a los ucranianos y a los refugiados.
Allí José Andrés permaneció un tiempo él mismo, con su equipo, haciendo frente a la crisis alimentaria. Pero como la agenda del chef continuaba, voló del país. Eso sí, dejando su ONG y los alimentos que proporciona a los más débiles. La misma que, de hecho, ha sufrido varios ataques. Ejemplo de ello fue cuando un misil ruso destruyó en abril la cocina de José Andrés en Járkov, dejando incluso a cuatro trabajadores heridos. O, también, hace tan sólo dos semanas, otro misil del Ejército de Putin alcanzó un tren de la organización que transportaba alimentos para llevarlos al este del país en conflicto.
Amistades y reconocimientos
Pero el chef y su ONG no persiguen ganar ni “un duro” con estas iniciativas, como el propio José Andrés indica en el documental Alimentando al mundo, producido por National Geographic Films y emitido en Disney+. Sin embargo, su labor no ha escapado de los ojos del mundo desde que en 2010 fundara la organización contra el hambre a raíz del terrible terremoto que sacudió Haití. Aquella tragedia mató a más de 200.000 personas y dejó a millones sin suministro energético y alimentario. Ahí nació su idea. Su filosofía. “Si hay una lucha para que gente hambrienta pueda comer, allí estaremos”, defiende el cocinero.
Por esta labor, en 2015 el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, condecoró al chef con la Medalla Nacional de Humanidades. Y es que este chef siempre ha estado en el radar de los estadounidenses desde que se mudará con 26 años a Washington D. C. para trabajar en un bar de tapas.
Allí, de hecho, ha labrado profundas amistades con personalidades como los Biden hasta el punto de que en marzo de este año, el presidente de los Estados Unidos designó al chef como presidente del Consejo asesor de Deporte, Fitness y Nutrición, cargo que comparte con la jugadora de baloncesto Elena Delle Donne, de los Washington Mystics.
Esa sintonía con los Biden se ha visto también durante estos días de la cumbre de la OTAN en Madrid. Este mismo martes, sin ir más lejos, la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, visitó con la reina Letizia el restaurante El Qüenco de Pepa. A su llegada, Biden se fundió en un cálido abrazo con la chef Pepa Muñoz, compañera de José Andrés en la ONG World Central Kitchen y, también, el chef se hizo un selfie con Jill Biden y la reina.
Y es que tanto el presidente como la primera dama ya reconocieron la labor de la ONG en su visita a Polonia el pasado marzo, donde Biden conoció in situ la labor del chef. El propio presidente distribuyó en sus redes sociales un vídeo de ese encuentro. “En tiempos de crisis, a menudo vemos lo mejor de la humanidad. Quiero agradecer a mi amigo el chef José Andrés, a su equipo en World Central Kitchen y a todos en el terreno por todo lo que están haciendo para apoyar a los refugiados ucranianos”, señaló Biden en su cuenta oficial de Instagram.
Su éxito en España
Pese a todo, el éxito del chef José Andrés y su labor no sólo han sido reconocidos por los estadounidenses, sino que en España, su país natal, el cocinero también ha sido condecorado. En 2021, el profesional culinario recibió el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Y más recientemente, el pasado 2 de mayo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le concedió la Medalla de Oro de la Comunidad y le apodó El Cid de las Cocinas.
Aun así, el chef no pudo recoger entonces el galardón, pero igualmente fue condecorado por sus implicaciones solidarias por todo el mundo. Esas mismas que el pasado mes de abril ya quiso reivindicar el afamado chef en el Wake Up Spain!, organizado por EL ESPAÑOL. En su conversación con José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, José Andrés recalcó que el mundo no se va a cambiar “dando aplausos a un gran discurso o quejándonos por lo que no sucede. Debemos ser todos y cada uno de nosotros los que hagamos posible el cambio que queremos ver y, todo el mundo que haga eso, será mi héroe”, dijo entonces.
Una idea que reafirmó destacando la importancia que en las organizaciones tiene lo colectivo por delante de las individualidades. “Yo soy tan bueno como la gente de la que me rodeo. No aprobé ni contabilidad, ni cocina, ni inglés. Muchas veces hacemos el culto a la persona y tenemos que hacer mucho más el culto al colectivo”.
“En World Central Kitchen hay 80 personas en nómina. Yo defiendo que somos la empresa más grande del mundo porque somos todos los restaurantes del mundo a la vez. Somos Food Fighters, luchadores de la alimentación. No podemos mirar para otro lado. En una situación como esta, cada uno tenemos que saber cuál es nuestro puesto y qué tenemos que hacer”, sentenció. Un recado que este miércoles volvió a sacar a la palestra durante la cena de despedida de la cumbre de la OTAN. El hambre y la crisis alimentaria no esperan.
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