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La caída de Domestika: de valer 1.000 millones a despedir a 250 y sustituir tareas por ChatGPT

EL ESPAÑOL habla con trabajadores de la empresa de cursos online, que tras alcanzar un valor de 1.000 millones de dólares, está recortando su plantilla.

2 junio, 2023 02:47

Es un unicornio real, a pesar del oxímoron. Desde el año pasado, la 'startup' española Domestika es una de las escasas diez empresas patrias que tienen la categoría de unicornio, es decir, que valen al menos 1.000 millones de dólares sin haber salido aún a Bolsa. Sin embargo, al animal mitológico y de cuerno irisado se le está llenando el impoluto cuerpo de máculas a raíz de las últimas polémicas a cuenta de los 88 despidos que ya ha llevado a cabo en España este año -sumados a 70 que tuvieron lugar en 2022- y por los 88 más que ha anunciado.

El clima en sus oficinas de Madrid durante estos días no dista mucho al de un velatorio. Los trabajadores en la diana ya saben que lo están, y tienen que seguir trabajando mientras las negociaciones siguen adelante. Pero no tienen confianza en que el proceso se frene. Sólo aspiran a algún cuidado paliativo -recibir la mayor indemnización posible- en esta fase terminal de su relación con la empresa de cursos online más famosa del país.

Domestika se fundó en 2001 en España, aunque actualmente tiene su sede fiscal en Estados Unidos. Su finalidad, desde sus albores, es crear una comunidad en la que expertos en las más variopintas disciplinas compartan sus conocimientos y transmitan sus habilidades a través de cursos online que cualquiera puede hacer desde su casa, o desde donde desee, y a su ritmo.

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En los últimos años, su crecimiento fue vertiginoso: llegó a tener más de 8 millones de usuarios en todo el mundo, ofrecía cerca de 2.000 cursos impartidos por unos 1.300 profesores y contaba con estudios en múltiples países de Europa y América, en los que se grababa el contenido para ofrecer un estándar de calidad, desplazándose el profesor siempre hasta ellos. El mayor centro de producción de la compañía está en Madrid, y buena parte de su personal es el que va a ser despedido ahora, cuando la burbuja parece reventar. 

Un ascenso ¿imparable?

Hace tan sólo dos años, en 2021, el mundo entero sufría aún las consecuencias voraces de la pandemia. Quedarse en casa fue más que un eslogan: fue un modo de vida, incluso después del encierro total. Y hacerlo propició que muchos iniciaran actividades que nunca antes habían practicado. La demanda de cursos online creció, y fue un buen momento para Domestika. Pero no sólo por ello. Ese año, el 2021, la empresa obtuvo la primera de las dos rondas de financiación de capital americano que le han permitido alcanzar el estatus de unicornio.

EL ESPAÑOL ha contactado con Joaquín, el nombre ficticio de uno de los trabajadores afectado por los despidos. Explica que la primera ronda de financiación la logró Domestika después de abrir nuevos estudios de grabación en España y en Europa. Unos estudios que "se montaron a todo dar, contratando a un montón de gente y comprando muchísimo material técnico", y que supusieron, por tanto, una gran inversión.

La segunda ronda de financiación llegó justo después de estas importantes inversiones, en 2022, y es la que permitió a la compañía alcanzar definitivamente el estatus de unicornio: "Es justo entonces cuando todo se empieza a venir abajo. Primero cierran varios de los estudios de Latinoamérica, y se reduce personal en los que quedan abiertos en Brasil y México. Y en España se produce una primera ronda de despidos en marzo de 2022, que afecta a 70 personas divididas entre DMSTK y Estudios de Grabación Digital", explica Joaquín.

Domestika tiene un valor bursátil de 1.000 millones de dólares.

Domestika tiene un valor bursátil de 1.000 millones de dólares. Domestika

Para aclarar esto último, es preciso decir que DMSTK es la empresa que agrupa a todo el personal dedicado a las finanzas, a RR.HH., a soporte web y a marketing, entre otros departamentos, mientras que la otra filial española se llama Estudios de Grabación Digital, y en ella trabajan todos los encargados de producir como tal los cursos. Sin embargo, todos los empleados que han hablado con EL ESPAÑOL en este reportaje aseguran que ambas empresas trabajan conjuntamente, en el mismo lugar y para los mismos proyectos.

Después de aquella primera ronda de despidos, llegaron dos más. La primera -siempre según informaciones de los empleados- sucedió en marzo de este año y afectó en un primer momento a 89 empleados, aunque finalmente terminaron siendo 88, porque uno de ellos estaba de baja voluntaria.

En esa ocasión, los afectados fueron exclusivamente los trabajadores de la plantilla de DMSTK. Los de Estudios de Grabación Digital asistieron con rabia al despido de sus compañeros, sin poder imaginar lo que les esperaba a ellos mismos. Patricia -nombre ficticio de otra trabajadora de la plantilla-, relata a este periódico la escena: "Ese día vimos que estaban desconectando del chat común a compañeros y compañeras que conocemos, y fue muy triste porque a lo mejor estabas a las 12 escribiéndote con uno para decirle que lo sentías mucho y tres horas después muchos de nosotros recibimos un mail anunciándonos que también nos echaban a nosotros... Es todo surrealista".

Con esta nueva siega, la plantilla en España pasará de unos 400 trabajadores -entre las dos filiales- a aproximadamente 150. Los últimos afectados, pertenecientes a Estudios de Grabación Digital, son los que aún continúan trabajando mientras negocian contrarreloj con la empresa: el próximo martes 6 de junio termina el plazo para llegar a un acuerdo, y los despidos deberán ser efectivos, como tarde, el 21 de junio.

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La cifra de afectados, en esta ocasión, es de 88 personas: "Es otra vez el mismo número, y creemos que es adrede y que lo que intenta la empresa es que la gente, al oír el número 88, piense que se trata del anterior ERE, cuando en realidad se han ventilado entre los tres un montón de gente", expresa Joaquín con impotencia, a lo que Patricia añade: "Pasaron en muy poco tiempo de tener 200 empleados a alrededor de 800 en todo el mundo y, en año y medio, se van a quedar otra vez con 200. Ahí evidentemente hay algo raro. Como también es raro contratar altos cargos y en mes y medio despedirlos…".

Además, según el relato de los trabajadores, gran parte de los platós cerraron también inmediatamente después de recibir la segunda gran ronda de financiación. Así lo explica Joaquín: "Cerró el estudio de Italia, el de Francia, el de Reino Unido, y fueron cerrando en distintos momentos porque cada país tenía unos términos de legislación laboral distintos. Pero lo alucinante es que, por ejemplo, en el estudio de Francia se gastaron un montón de dinero para acondicionar el local, se compró un montón de equipo, fue una locura; y al mes de inaugurarlo, lo cerraron. Y nadie te explica nada: yo entiendo que los empresarios no tienen que responder siempre, pero daba la sensación de que no había nadie al timón del barco".

Jesús, otro de los empleados que ha hablado para EL ESPAÑOL, se sorprende aún más al relatar que, mientras la empresa despide a buena parte de su personal y cierra la gran mayoría de sus estudios, está rodando por todo el mundo un documental sobre diseño. "Y eso que lo que alega es que no tiene dinero", añade.

Las causas de la debacle

Llegados a este punto, la pregunta es: ¿qué es lo que ha podido pasar para que, después de recibir semejante inyección de dinero, la empresa mengüe de tal modo? "Nunca nos han explicado por qué. Pero suponemos, como teoría personal, que toda la inversión que se hizo para incrementar la plantilla era para inflar el valor de la empresa para poder obtener las rondas de financiación. Y, en cuanto las obtuvieron, al mes empezaron los recortes", reflexiona Joaquín, que denuncia también que durante el segundo ERE, el que afectó a buena parte de la plantilla de DMSTK, "pasaron cosas horribles".

"Es triste porque es un proyecto en el que hemos creído. Era un modo de hacer las cosas diferente, y te lo quitan así de un plumazo"

Patricia, trabajadora de Domestika

"A los compañeros se les convocó a una reunión individual y se les presentó un documento en el que tenían que firmar que se les despedía por causa disciplinar por haber faltado tres días seguidos al estudio, cosa que era mentira, porque muchos eran mis amigos y yo fui testigo de que no faltaron". Por ello, 30 de los 89 empleados despedidos se negaron a firmar y demandaron a la compañía, obteniendo una indemnización cuantiosa: "Por el volumen de trabajadores de Domestika tenían que haber pasado por un despido colectivo y no individual, pero quisieron disfrazarlo como un ERE. Al final consiguieron 90 días por año trabajado".

Patricia opina en la misma línea de su compañero: "Siempre se ha dicho que ellos no ganan dinero por los cursos, sino por las rondas de financiación. Mi sensación es que esto se alarga hasta que el inversor se cansa. Y jugar con el empleo de las personas porque el inversor te lo pida es de una categoría moral dudosa".

Defensa de los trabajadores

Los trabajadores consultados en este reportaje indican que, para llevar a cabo los despidos, la empresa alega "causas económicas, productivas y organizativas". Dentro de las económicas, argumentan que el mercado ya no es como el de la pandemia, que la demanda de cursos ha disminuido de manera notable.

"Dentro de las causas productivas, dicen que nosotros ya no producimos tanto como antes, que deberíamos producir más, pero eso es una falacia, porque la marca no está produciendo como antes por todos los recortes que ha habido. Y también dicen que la estructura organizativa de Estudios de Grabación Digital es muy pesada y la empresa no la puede soportar. Y también que no tenemos la misma carga de trabajo que antes, cosa que es mentira porque fuimos absorbiendo la de los estudios que han ido cerrando", protesta uno de los entrevistados.

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Desde que la empresa llevara a cabo la segunda ronda de despidos, el despacho de abogados Colectivo Ronda ha asumido la defensa de los empleados. EL ESPAÑOL ha contacto con una de sus abogadas, Esther Comas, que preguntada por si considera justas las causas de despido, dice: "Estos despidos no tienen justificación, ni la tuvieron los anteriores. Las empresas españolas, las dos filiales de la matriz americana, no dependen de la facturación que realice la compañía. Aquí se crean los cursos para que la empresa americana los venda, así que la que depende de las ventas es la matriz, que es la que se lleva el dinero. No hay causa objetiva para despedir a tanta gente porque se sigue necesitando la creación de cursos al mismo nivel que se necesitaba el año pasado o el otro", argumenta, a lo que añade: "No son pérdidas de la empresa española, ni descenso de las ventas de la empresa española".

Por ello, Comas y sus compañeros están trabajando con un propósito claro: que se retire el ERE. Pero saben que el objetivo es complicado, porque creen que lo que Domestika busca es "reducir al máximo el coste de personal para hacerse más atractiva ante posibles inversores", y también "ante los propios inversores que ya le han dado dinero en esas financiaciones tan importantes que recibieron en 2022 y que les están exigiendo que sean más rentables".

Además, la abogada transmite que, si el ERE se lleva finalmente a cabo, la plantilla quedará reducida a casi el 65% y, en esas condiciones, "los trabajadores no creen que Domestika pueda aguantar" por lo que, además del pesar de los despedidos, está la incertidumbre de todos aquellos que se quedan, que temen que "tampoco ellos duren".

La situación ahora mismo es ésta: se negocia duramente día a día antes del próximo martes 6 de junio, cuando termina el periodo de consultas. "Será entonces cuando la asamblea decida, y si decide que no acepta la última oferta que haga la compañía, se va a juicio, no tenemos ningún problema. Motivos para ir a juicio los hay, pero decide la plantilla, no nosotros", afirma la abogada.

Oficinas de Domestika.

Oficinas de Domestika. Domestika

Falsos autónomos

Sumado a todo lo anterior, los trabajadores aún en activo de Domestika denuncian que el trabajo de los compañeros que han sido despedidos hasta la fecha está siendo sustituido, en algunos casos, por el de autónomos, como relata Joaquín: "Hay varios departamentos que se encargan de llevar los cursos a rodaje, y en ese grupo de gente se ha contratado autónomos para suplir a la gente que se iba. También pasó con el ERE de DMSTK, y con dos personas que se fueron de excedencia y se ha contratado en su lugar a 'freelance'".

"En mi opinión", añade la abogada de Colectivo Ronda, "son falsos autónomos: trabajan mezclados con el resto de la plantilla, con sus horarios, su factura fija y con las mismas condiciones que sus compañeros dados de alta en la Seguridad Social. Pero a la empresa eso le da la tranquilidad de despedirlos cuando quiera, aunque es falso porque, si se van a informar a un abogado, éste les dirá que reclamen como falsos autónomos".

Por último, los empleados también denuncian que algunas tareas concretas del departamento de traducción están siendo sustituidas por herramientas de Inteligencia Artificial como ChatGPT: "Es triste porque, sé que suena un poco inocente, pero es un proyecto en el que muchos y muchas hemos creído y hemos querido poner nuestra alma y nuestra visión. Era un modo de hacer las cosas diferente, y te lo quitan así de un plumazo y de tan mala manera… El eslogan de esta compañía es ‘la comunidad de creativos más grande del mundo’, pero cuando te enteras de que echan a los compañeros porque les van a poner una IA suena todo a risa", lamenta Patricia.

Profesores descontentos

Ana -que prefiere hablar bajo este nombre ficticio para proteger también sus intereses- es una de las profesoras que más tiempo lleva haciendo cursos para la compañía. Los docentes en Domestika tienen categoría de socios y trabajan de forma externa con un acuerdo de colaboración con la compañía. Y Ana, al igual que otros de sus compañeros, también ha acusado una deriva en la relación laboral con la empresa: "Todo ha cambiado mucho desde que empecé: yo tenía un primer contrato en el que ellos pagaban un fijo por preparar el curso y entregarles los derechos del mismo, y después la comisión por curso vendido. Pero ahora ya no nos pagan ese fijo sino un adelanto de comisión. Básicamente, no nos pagan por un trabajo que puede llevar en ocasiones hasta seis meses".

La empresa argumenta que el mercado ya no es como el de la pandemia, y que la demanda de cursos ha disminuido de manera notable

Es por eso que muchos profesores acusan no tener ingresos ni ver rentabilidad: "Si el profesor cobra 50 céntimos por curso vendido y la empresa te da 2.000 euros de adelanto, ¿cuántos cursos tienes que vender hasta que empieces a ganar algo de dinero? Hay profesores que me pedían ayuda para difundir su curso porque hasta que le ven color… Al menos antes el fijo era algo justo por todo el trabajo que uno invierte", insiste Ana, quien también protesta por los despidos que afectan a buena parte de la plantilla con la que siempre ha trabajado codo a codo: "Entre los profesores y los chicos hemos sacado adelante la empresa, por eso es súper injusto".

La versión de Domestika

EL ESPAÑOL ha tratado de ponerse en contacto con Domestika durante más de una semana, sin obtener respuesta. La compañía no tiene un teléfono al que dirigirse, ni un gabinete de prensa al que los medios puedan acudir. El único cauce que habilita es un formulario en su página web, que promete responder en un plazo de 48 horas. Sin embargo,  el miércoles 24 de mayo este periódico envió su solicitud y a fecha de cierre del presente reportaje, el jueves día 1 de junio, aún no ha obtenido respuesta.

Tan sólo recibimos un mail que decía "Han pasado 48 horas y no hemos podido atender tu solicitud, ¡perdónanos! No te preocupes que no nos hemos olvidado de ti, distribuimos los correos internamente para que termines hablando con la persona adecuada y muy pronto estaremos en contacto contigo". Pero no ha sucedido.

Han sido otros los cables que hemos lanzado para entrar en comunicación con Domestika, pero la empresa no ha recogido ninguno. Tampoco su CEO, al que contactamos a través de Linkedin. Por ello, no hemos podido obtener la versión de Domestika en mitad de la profunda crisis que afecta a la compañía. El próximo 6 de junio la mesa de negociación se disolverá y de ella nacerán dos opciones: un acuerdo económico con los empleados despedidos, o la resolución de acudir a un tribunal para que dirima el conflicto en vigor.