Francis, el barbero manco de Balerma: un petardo le quitó la mano, ahora afeita con un guante en el muñón
Unos petardos destruyeron todos sus dedos de la mano izquierda meses antes de abrir su barbería. Ahora lleva su negocio y un centro de formación.
30 mayo, 2024 02:27Francis de la Calle (23), de Balerma (Almería) tenía claro desde pequeño que quería ser peluquero. Siempre fue zurdo, hasta que julio de 2020 marcó su vida para siempre por causa unos petardos que le destruyeron todos los dedos de su mano izquierda. De la Calle, sin embargo, no sucumbió ante el dolor y no paró hasta conseguir abrir su barbería y un centro de formación.
Eran tiempos de Covid-19, en los que se juntaban pocas personas. Francis aprovechó el fin de semana para invitar unos amigos a la casa de campo de sus padres en Bayárcal, un pueblo de Almería. A la una de la madrugada soltó unos petardos que estallaron en su mano. Inmediatamente fue trasladado por sus amigos y vecinos al ambulatorio Láujar de Andarax, tras escuchar sus gritos de desesperación.
Por su gravedad lo derivaron al hospital El Poniente, en El Ejido, Almería. Fue intervenido de urgencia, pero no fue posible salvarle la mano. Francis cuenta a EL ESPAÑOL que su shock solo duró dos días.
Su historia, sin embargo, se remonta a febrero de 2018 cuando empezó a estudiar en una academia para ser peluquero. Estaba feliz por poder dedicarse a lo que realmente le apasionaba. A inicios de 2020 sus padres decidieron invertir todos sus ahorros para ayudarle a tener su negocio propio, una barbería en su pueblo. Se pusieron en marcha las obras y esperaba abrir a los pocos meses.
Durante ese intervalo de tiempo ocurrió el accidente y a Francis le agobiaba pensar en todo ese sacrificio económico que sus padres habían hecho por él sería en vano. Así que decidió ver cómo dar con una solución y, en lugar de deprimirse, se armó de valor.
"Cuando dicen que la mente controla tu cuerpo es verdad, porque hasta que no pasas una desgracia no sabes lo que tienes", es la reflexión que hace el barbero a este periódico tras la pesadilla que le tocó vivir.
Segunda cirugía
Después de un mes de la primera intervención fue trasladado a un hospital de Granada para una segunda cirugía. Allí permaneció alrededor de dos meses porque fue necesario hacerle un injerto con tejido de la ingle y la barriga. Todo ese tiempo, su mano permaneció pegada a esa zona de su cuerpo.
Con una fuerza que no es usual de ver y menos de alguien tan joven, le pidió a su madre, María Salomé (50), que le acercara al hospital sus herramientas porque tenía que educar su mano derecha, que hasta ese momento no controlaba bien porque siempre fue zurdo.
Así, Francis pasó sus horas ingresado en practicar con la máquina de afeitar, tijeras y peine. Su padre José Francisco (50) fue el primero en dejarse rapar el pelo por él, a modo de práctica, cuando todavía permanecía en el hospital. "A mi familia se lo debo todo, son los que han estado conmigo, así como a los amigos. Es en esos momentos que ves el corazón de la gente", expresa Francis.
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Los guantes
Mientras pasaba sus días entre médicos y enfermeras surgió la propuesta que el joven hizo a Rosario, una costurera, amiga de su madre, para que le confeccionara unos guantes especiales y pueda usar para atender en su barbería. Nada ni nadie le quitaba de la cabeza que volvería a ejercer su oficio.
Después de recibir el alta del hospital se encontró con Rosario, quien le tomó las medidas de su mano todavía hinchada para hacer el primer patrón de sus guantes. Cada cierto tiempo le preparaba nuevos modelos con diferentes telas.
Con sus herramientas, una silla y un espejo, el joven se ubicó en un rincón de su local mientras se terminaba las obras. Empezó a cortar el pelo gratuitamente a sus más allegados sólo para seguir educando su mano derecha. "Poco a poco fue cogiendo ritmo", recuerda.
La barbería
Transformar las adversidades en oportunidades es lo que ha hecho este joven desde ese fatídico día en que su vida dio un giro de 180 grados. Empezó solo en su barbería en Balerma y han pasado casi tres años desde entonces. Ahora, sus fieles clientes fluctúan entre los 16 y 40 años.
No contento con ello, su espíritu emprendedor lo ha llevado a expandir su negocio y desde finales de verano de 2023 ha abierto un centro de formación DLC (De la Calle Education) al lado de la barbería. Empezó con cinco alumnos y ahora tiene ocho. Imparte cursos de cuatro y seis meses, y también da clases maestras cuando recibe algún invitado del gremio.
Ahora tiene dos trabajadores en su negocio, razón por la cual ha aprovechado para viajar a Londres e invertir en hacer un curso de tres días, con el grupo Eleven Education, donde ha aprendido nuevas técnicas y tendencias en la prestigiosa academia Vida Sassoon.
Como todo joven de su edad lleva una vida normal, comparte el tiempo con su familia y amigos y ha dejado atrás las quejas por su condición, porque sabe que fue un hecho que a cualquier persona le podría ocurrir. Quiere seguir perfeccionando sus técnicas y ser uno de los mejores en España.
"Ya no soy solo barbero, soy estilista y quiero que se me reconozca como tal, porque estoy capacitado para asesorar a mis clientes en su visual y en todo lo relacionado al cuidado del pelo", afirma Francis.
El hada madrina
"Rosario es mi hada madrina", así califica Francis a la persona que diseña sus guantes, porque gracias a eso es lo que le da seguridad y confianza. Tiene varios modelos, generalmente en tonos oscuros.
La costurera, por su parte, explica a EL ESPAÑOL que tiene una colección de patrones, porque al inicio tenía la mano hinchada y conforme fue pasando el tiempo tuvo que confeccionar nuevos guantes a su medida.
El material que utiliza para hacer los guantes es neopreno, con tela forrada por dentro para que sea acolchada y pueda maniobrar bien y sujetar el peine.
"Francis es un ser de otro universo, no necesitó psicólogo, ni ningún tipo de tratamiento a nivel emocional. Todos los que conocemos a su familia y sabemos de su caso, nos volcamos a ayudarlos en todo lo que hiciera falta. Realmente es un ejemplo de superación", concluye emocionada Rosario.