Votar a los 16 como Bélgica o Alemania: por qué sólo lo defiende la izquierda si el voto iría a la ultraderecha
Cinco países permiten el sufragio a menores de edad en las europeas. En España el Congreso lo ha estudiado tres veces, pero nunca ha fructificado.
8 junio, 2024 02:22Alemania y Bélgica han sido los últimos en sumarse. Las elecciones europeas de este domingo serán las primeras en las que alemanes y belgas podrán votar a partir de los 16 años. Se unen así al club de cinco países comunitarios en los que está permitido el sufragio para menores de edad. Junto a los dos citados, también está reconocido en Austria y Malta a partir de los 16, mientras que en Grecia la cota fijada son los 17 años.
En el caso de Alemania se trata casi de una experiencia piloto, ya que en el resto de elecciones -locales, regionales o nacionales- de momento se seguirá votando a partir de los 18. En Austria fueron pioneros al empezar a aplicar la rebaja de edad en las elecciones generales de 2008, al tiempo que otros países se lo plantean introduciendo condicionantes como la inscripción previa en un censo de votantes. En la mayoría de Estados en los que se ha aprobado esta norma la iniciativa ha surgido de la izquierda, aunque el debate no ha tomado un cariz excesivamente ideológico.
No es el caso de España, donde acudir a las urnas sigue estando reservado para los mayores de edad y una modificación en ese aspecto ha sido tradicionalmente una bandera progresista. En 2016 Esquerra Republicana ya llevó una iniciativa al Congreso para anticipar el voto a los 16, pero tanto en esa ocasión como en otras dos posteriores -la última en 2022- la medida no logró prosperar.
Ahora quien más la defiende es la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, de Izquierda Unida, un partido que también ha simpatizado siempre con la causa. “Todo lo que sea adelantar la participación de los jóvenes, por ejemplo en eventos electorales, hace que la activación de la juventud en la política pública sea mayor”, dijo hace menos de un mes en un encuentro en Bruselas junto a ministros europeos de Educación y Juventud. Sira Rego ya defendió esta idea también en el Senado, aunque para aplicarla sería necesaria una reforma de la ley electoral.
“Nuestra posición es que que deberíamos tener el voto a los 16 por una cuestión de equiparación de derechos, de ensanchamiento de la democracia y también para poner el acento en una de las cuestiones que nos dicen los informes: que las personas jóvenes no se sienten escuchadas por los representantes de los partidos políticos”, defiende en conversación con EL ESPAÑOL Margarita Guerrero, directora general del Instituto de la Juventud (Injuve), dependiente del Ministerio de Juventud e Infancia.
He participado en el Consejo de la UE donde he resaltado la importancia de la participación activa de la juventud, a través de sus movilizaciones, para fortalecer la democracia, como las estudiantes que están acampando en las universidades en solidaridad con Palestina pic.twitter.com/ow1xv6333t
— Sira Rego 🔻 (@sirarego) May 13, 2024
Guerrero, adscrita a IU como la ministra, añade que también manejan informes que sostienen que “en aquellos lugares donde se incorpora el voto temprano hay una mayor adherencia a los procesos electorales y de participación”. Es decir, que es más probable que estos chicos sigan votando durante su edad adulta si se les ha tenido en cuenta como adolescentes.
La extrema derecha y la juventud
Como los jóvenes de 16 no acuden a las urnas en España tampoco se les incluye en los estudios para estimar la intención de voto. Por tanto, la conclusión es aproximada, pero en las encuestas desagregadas por franjas de edad se observa una gran pujanza de los partidos de extrema derecha entre la población de 18 a 24 años.
Según el último estudio del CIS el 12,2% de este grupo le daría su apoyo a Vox -que baja al 8,2% si se tienen en cuenta todos los tramos de edad- y casi el 10% a ‘Se acabó la Fiesta’, el movimiento del agitador de extrema derecha Alvise Pérez. Especialmente significativa es la tendencia de esta agrupación de electores, que va perdiendo apoyos a medida que se pregunta a un electorado más mayor, hasta ser prácticamente invisible para los votantes de 75 o más años, puesto que la popularidad de su líder depende totalmente de las redes.
En la franja de 18 a 24 los partidos se igualan -el preferido según el CIS es el PSOE con el 17%- y los partidos a la izquierda de los socialistas tampoco cosechan unos resultados demasiado buenos, ya que el grueso de sus votantes están entre los 25 y los 44 años.
“Es verdad verdad que hay un target de votante joven, sobre todo masculino, que se está escorando hacia la extrema derecha y es un peligro por todo ese tipo de mensajes que están impregnando las redes sociales. Pero, al final, estos constructos aparecen porque hay un déficit de horizontes a los que podemos aspirar: problemas con el acceso a la vivienda, la emancipación, un trabajo digno… Y cuando se quiebran todas las certezas te agarras a cualquier cosa”, agrega la directora del Injuve.
Su discurso coincide con el de la española María Rodríguez Alcázar, presidenta del Foro Europeo de la Juventud, que defiende que esa radicalización hacia partidos de una derecha antisistema está relacionada “con la desafección política en general”. “Los jóvenes necesitamos que los partidos se tomen en serio las demandas de los jóvenes y hemos comprobado que allí donde se han aprobado normas para rebajar la edad del voto los políticos también se han preocupado en tomar medidas dirigidas hacia ese electorado”, afirma la presidenta de un organismo al que pertenecen más de 200 asociaciones de toda Europa.
La dirigente del Foro Europeo de la Juventud, que se reúne con instituciones públicas como el Injuve, añade que la oposición a esta demanda le recuerda a “argumentos muy similares a los que se utilizaban hace décadas para rechazar el sufragio femenino”. “Decían que las mujeres no podían votar porque imitarían la elección de su marido o harían lo que les dijeran en la iglesia”, subraya.
Jóvenes influenciables
Si bien, diferentes expertos señalan que los jóvenes sí pueden adoptar una posición más fácilmente influenciable en este sentido. “El primer voto normalmente es lo que denominamos voto heredado. Es decir, un voto en el que ha tenido una gran influencia el entorno familiar y social”, sostiene Javier Ciria, responsable de investigación electoral de la empresa demoscópica GAD3. Además, Ciria añade que “el voto joven suele tener una tendencia rebelde y es habitual encontrar patrones de reacción”, lo que explicaría esos buenos resultados de la derecha radical.
Según el último Eurobarómetro, un 64% de los jóvenes europeos -la encuesta está realizada entre personas de 15 a 30 años, aunque en este caso sólo es aplicable a quienes tienen derecho a voto- afirman que acudirán a las urnas entre el 6 y el 9 de junio. Y un idéntico porcentaje revela que ha participado en algún acto político en los últimos 12 meses, como firmar un comunicado o acudir a una manifestación. Los temas que más movilizan a los jóvenes europeos son, por este orden, los derechos humanos, el cambio climático, la salud y la igualdad de género, étnica o sexual.
📣 Young Europeans are engaged and active in policy and decision-making.
— European Commission (@EU_Commission) May 13, 2024
Our latest Eurobarometer on Youth and Democracy shows they are not only ready to vote but are willing to take action to make their voice heard ↓ #Eurobarometer
Sin embargo, llama la atención que de acuerdo a los datos del CIS los jóvenes -no sólo los de 18 a 24 años, también los de 25 a 34- son quienes siguen con menos atención la información relativa a las elecciones europeas. “Por lo que veo en mis clases, su madurez política es bastante baja, vivimos en una sociedad muy infantilizada, por lo que tengo dudas de que sea razonable anticipar el derecho al voto sin antes tener un mayor grado de autonomía”, opina José María Robles, director del Departamento de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.
El sociólogo aclara que tampoco se opone a esta medida, simplemente expresa sus dudas. “Lo que nos revelan estudios como la Encuesta Mundial de Valores es que los jóvenes de las sociedades industrializadas cada vez tienen más asentados lo que llamamos ‘valores de autoexpresión’. Es decir, que cuando tienen cubiertas unas necesidades, es normal que pidan otros derechos para que nadie pueda decidir por ellos. Piensan que si pueden expresarse en redes sociales sobre cualquier tema, por qué no van a poder votar”, agrega.
La también socióloga y politóloga Marta Marcos, de 28 años, coincide en que “este grupo, comparado con franjas de edades mayores, se caracteriza por la emocionalidad”. “Sus preocupaciones no son, por lo general, similares a las de sus padres y abuelos. Los jóvenes votan desde razonamientos más emocionales porque aún no tienen las mismas obligaciones que un adulto, que sí que es consciente de que con su voto puede decidir cuestiones del día a día”.
Si bien, Marcos rechaza que anticipar el voto beneficie a los partidos extremistas: “Si algo caracteriza a este grupo de edad es el alto nivel de abstención. Realmente no supone un aumento de la participación, así que lo primero que hay que tener claro es que puede mover voto pero nadie va a sacar rédito electoral evidente”.
Los españoles pudieron votar por primera vez al cumplir la mayoría de edad en el referéndum por la Constitución del 6 de diciembre de 1978, tras la aprobación unos días antes de un decreto que modificaba la edad legal de los 21 a los 18 años. Ha pasado casi medio siglo desde entonces y, curiosamente, algunos de los partidos que se muestran más críticos con ese proceso histórico también reclaman cambios en este sentido para renovar la vida democrática. Otra cosa es que, en el caso de conseguirlo, puedan capitalizar un hipotético anticipo del voto.