Ilustración con la imagen de Juan Pérez, el asesino confeso de Mateo, y su padre Fernando.

Ilustración con la imagen de Juan Pérez, el asesino confeso de Mateo, y su padre Fernando. Arte E. E.

Reportajes INFANTICIDIO EN TOLEDO

Cara y cruz de la familia del asesino de Mateo: la abuela "santa" y el padre de Podemos "apestado"

El crimen ha paralizado a todo el pueblo de Mocejón y también a la familia Pérez, mientras la Guardia Civil trata de resolver el móvil del infanticidio.

22 agosto, 2024 02:32
Mocejón (Toledo)

Los vecinos dicen que en Mocejón siempre durante el mes de agosto la tendencia al mediodía es resguardarse en casa del calor infernal. Las persianas bajan, los comercios cierran y el pueblo se enmudece. Pero este año todo ha cambiado. Las cabezas asoman por las ventanas y por los balcones mientras en las esquinas se forman corrillos. Desde el pasado domingo, la vida en esta localidad de 5.000 habitantes no transcurre. "Ya nada volverá a ser igual", dice Carmen, que no puede evitar llorar.

En este pueblo a 14 kilómetros de Toledo hay algo de ruido pero también mucho silencio desde que Juan Pérez, un joven de 20 años con una supuesta discapacidad psíquica, asesinó brutalmente a un niño de once, en el Polideportivo Municipal. Algunas preguntas han sido respondidas desde entonces, como quién cometió el crimen, cuándo, cómo y dónde. Pero en el cementerio municipal, donde fue enterrado el joven Mateo este miércoles, todavía se preguntaban el porqué.

Esa información la trata de esclarecer la Guardia Civil en una investigación para la que se ha decretado secreto de sumario. Sin embargo, fuentes próximas a la investigación creen que Juan Pérez habría planificado de manera fría la agresión a otro menor, para lo que tomó una camiseta extra con la que poder taparse la cara y un cuchillo de cocina como arma. Pero, finalmente, se ensañaría con Mateo, el único al que pudo alcanzar, y quien fallecería en el acto a causa de las puñaladas.

Imagen de Fernando, padre de Juan, a las puertas de su casa en Mocejón.

Imagen de Fernando, padre de Juan, a las puertas de su casa en Mocejón. Javier Longobardo.

[El asesino de Mocejón tenía una discapacidad del 70%: “Estaba para ir al psiquiátrico”]

Familia desestructurada

Sólo unos metros separan el lugar donde fue enterrado este jueves el menor de la residencia del padre del asesino confeso. En la Calle de Dalí, ubicada en uno de los puntos fronterizos de Mocejón, se puede encontrar todavía el Opel Azul de Fernando Pérez rayado con la palabra "asesino". Ante los medios, se describió a sí mismo como "un apestado". Y lo cierto es que en el pueblo la gente no habla bien de él. "¿Quién iba a ser si no? El hijo del loco este", escuchó este medio de una vecina, minutos después de que se revelara la identidad del asesino.

"Fernando está mucho peor que su hijo. De Juan casi ni sabíamos el nombre, pero de su padre... estos años ha sido como una olla de presión. En plena pandemia gritaba por la calle diciendo que todo era una conspiración y que no había que vacunarse, que en realidad estaban intentando ponernos chips", dice una vecina en un adosado que colinda con la residencia del hombre. "No es una persona que parezca tonta, de hecho, no creo que lo sea, pero cuando no tiene la razón en algo se altera mucho y se pone agresivo", dice otro vecino, con la promesa de que se guarde su anonimato.

La tendencia continúa en todos los testimonios recabados por EL ESPAÑOL sobre el terreno. Esteban [nombre ficticio] tiene 80 años y dice conocer "perfectamente" a la familia. "Soy de aquí de toda la vida", explica. "El hijo de Pérez —así, por el apellido, es como llama al abuelo del detenido— no ha estado nunca bien. Hace ya mucho tiempo que se divorció, pero con su exmujer las peleas eran constantes, se sabe que había agresiones hacia ella y también a los niños. A lo mejor es por eso por lo que ninguno de los dos pequeños han estado bien nunca", sentencia.

Esteban hace referencia a P., el otro hijo de Fernando, de actualmente 16 años, y quien al igual que Juan tiene su residencia habitual en la casa de su madre en Madrid. Cuando vienen de vacaciones a Mocejón suelen quedarse en la casa de sus abuelos, en la Calle Juan XXII, y no en la vivienda de su padre en la Calle de Dalí. "Los abuelos son maravillosos", dice otra vecina. "Con los Sornoso —así conocen a Pérez y a María, los abuelos, en el pueblo— nunca ha habido ningún problema. Son personas sencillas, agradables. Él ya está mayor y en silla de ruedas y ella es una santa", continúa.

Los vecinos de Mocejón se reunieron para acompañar a la familia de Mateo en su entierro este miércoles.

Los vecinos de Mocejón se reunieron para acompañar a la familia de Mateo en su entierro este miércoles. Javier Longobardo.

La abuela cuidaba de ellos

De la investigación policial y del testimonio de los vecinos se presupone que cuando Juan y su hermano menor de edad acudían a Mocejón, era su abuela quien se hacía realmente responsable de ellos. Todos los días María le cambiaba la ropa a Juan, de la misma manera que lo hizo el día que el joven asesinó a Mateo, y después hacía la comida para su marido, sus nietos y su hijo. "Fernando siempre ha tenido la ayuda de sus padres porque no ha tenido un trabajo estable, siempre ha ido encadenando varios", afirma otra vecina, próxima al chalé de los Sornoso.

De hecho, J. Fernando Pérez D., que es como se llama de manera completa el padre del asesino confeso, se ha presentado en varias ocasiones como candidato del partido político Los Verdes a las elecciones. Aunque nunca fue electo, sus vecinos recuerdan su incursión en la política como una forma de venganza de la administración local: "Él trabajaba en el Ayuntamiento en algo agrario cuando tuvo un enfrentamiento con ellos y decidió unirse primero a Los Verdes y después a Podemos", continúa la vecina.

Un grupo de vecinos de Mocejón (Toledo) en la calle donde fue detenido el asesino confeso.

Un grupo de vecinos de Mocejón (Toledo) en la calle donde fue detenido el asesino confeso. Javier Longobardo.

Pérez, que llegó a reunir los avales necesarios para llegar a presentarse como candidato a la Secretaría General en Castilla-La Mancha de Podemos, no llegaría muy lejos. Ahora dice sentir lo ocurrido con su hijo mientras se siente señalado por el pueblo. "Ni siquiera puedo ir a dar el pésame porque soy un apestado", dijo, nervioso, ante los medios de comunicación hace unos días. En otras entrevistas ha explicado que le está costando mucho dormir y que por las noches hay personas que van hasta su casa a tirarle piedras.

Mientras tanto, la familia de Mateo, el niño de once años asesinado, ha comunicado que "quieren justicia y no venganza", en relación con la familia Pérez. Este miércoles recibieron el cariño de todo Mocejón en un emotivo adiós al menor, a quien sus amigos le han hecho un mural con cartas en el mismo lugar donde fue asesinado. "Mateo, lo que te ha pasado es muy fuerte. No sé lo que le ha pasado, pero muy normal no es. No tiene sentido y no me lo puedo creer. Sé que ha pasado, pero no entra en mi cabeza. Nos has marcado a todos los que te conocimos. Te echamos de menos".