Roberto el pintor.

Roberto el pintor. Cedida

Reportajes

Roberto lleva 30 años de pintor y ya no contrata jóvenes: "Quieren estar tranquilos y cobrar"

Publicada
Actualizada

Empezó a trabajar como pintor a los 15 años y le gustó tanto la profesión que 30 años después sigue pintando, solo que lejos de su tierra natal, Gran Canaria. Sin embargo, después de todos estos años a Roberto le cuesta reconocer la profesión: "Una vez un chico pidió trabajar y a las dos semanas llegó y pidió la baja porque había acumulado días para cobrar el subsidio. Imagínate cómo está la cosa", asegura el pintor a EL ESPAÑOL.

Ahora asentado en Murcia, Roberto es uno de los pocos pintores que continúan trabajando en España. Una profesión cada vez más olvidada y absorbida por el intrusismo laboral de otros sectores relacionados como la construcción. "Aprendí con la práctica, antiguamente si lo hacías mal te llevabas un cogotazo", asegura Roberto, entre risas.

Este proceso de emigración a Murcia desde su isla se debió a que allí "los pagos eran muy bajos en comparación con la península". El pintor apunta que por aquel entonces se le podía llegar a pagar 40 o 30 euros al día por un trabajo que se podía extender a las 10 horas. Por esa razón, Roberto no dudó en convertirse en autónomo: "Prefiero trabajar solo, no tengo horarios de trabajo, llego a las 7 y si me tengo que ir a las 19 o 20 lo hago".

Sin embargo, ante la posibilidad de contar con más colaboradores para su empresa de pintura RSH Pinturas & Decoración, Roberto no tiene ningún tipo de interés. "He tenido malas experiencias, la gente ya no quiere trabajar. Lo que no puedo hacer es que yo como autónomo pago seguridad social, trimestrales, gestoría, seguros y luego pones a un chico a trabajar contigo y te pida que le subas el sueldo. Les digo: ¿tú has pagado algo? Estoy pagando yo por ti".

Así, a pesar de que hay trabajo de sobra para un pintor, Roberto prefiere no contratar a nadie por las altas demandas que asegura que piden los trabajadores, lo que ha llevado a que en otros casos sean los inmigrantes los que acaben tomando los trabajos en este sector. "Los españoles no sé qué pasa que quieren la vida cómoda. Si llamo a un chico de Murcia centro a un trabajo en la costa me va a decir que le pague la gasolina, esto y lo otro. Todo por medio de pagos. Eso cansa, al final vas a cobrar más que yo y soy el que te está contratando".

Roberto pintando una casa.

Roberto pintando una casa. Cedida

Al igual que en la construcción, la chapa y pintura es un sector cada vez menos atractivo para los jóvenes. Este problema no es precisamente ajeno para Roberto y culpa a las ayudas del Estado como la principal razón. "Si yo traigo a un chico tres días, al cuarto no viene porque no aguanta el ritmo, lo que quieren es estar tranquilitos y cobrar a final de mes. Quieren pintar dos paredes y cobrar 400 euros pero las cosas no son así", declara Roberto. "La gente quiere su media hora de descanso, tomarse su cerveza, su hora para comer…y luego estar atento a que si se enfada con la novia. Yo no soy ninguna niñera".

Autónomo

Cuando Roberto llegó a Murcia no conocía a nadie, colocó flyers ofreciendo su trabajo y así conoció a una clienta que le sirvió como vínculo para pintar en clubes de golf. "Casi el 90% de mi trabajo son en campos de golf. Me dan la llave, como voy recomendado, se van a su país y cuando termine, vuelven". El pintor valora la libertad que le proporciona trabajar sin tener al cliente supervisando su progreso. De hecho, esta entrevista la contesta en su descanso mientras pinta la villa de un cliente que ahora mismo está en Inglaterra.

Más allá del problema de contratar a un trabajador que busque las mismas condiciones que presenta, Roberto apunta lo duro que es ser autónomo. "Todo el mundo ve que un pintor que cobra bien pero los pagos mensuales son criminales y los trimestrales me dejan temblando." La única satisfacción que le da seguir siendo autónomo es porque puede trabajar para sí mismo. "En Las Palmas me hacían trabajar como un condenado, me pagaban como peón siendo oficial, así que para que el jefe cobre siete mil, los cobro yo".