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Miércoles. 22 de septiembre de 2021. Mediodía. Íñigo Errejón, líder de Más Madrid, presenta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su libro autobiográfico Con todo. De los años veloces al futuro. Llega a la quinta planta del edificio vestido con unos pantalones vaqueros estrechos, una camiseta de manga larga de color rojo y unas zapatillas New Balance. Tranquilo, relajado. Exultante. Un día grande. La sala está abarrotada. Y entre el público, Errejón sabe que se encuentra la actriz y presentadora Elisa Mouliaá: la ha invitado personalmente al acto.

Hay, además, muchísimos medios de comunicación. Porque Errejón, desde sus tiempos en Podemos, venía siendo el simpático con los medios, un halo que ha disfrutado hasta esta semana. Además, la presentación de su nuevo libro, previsto inicialmente para el mes de abril de 2021, se retrasó a septiembre por las elecciones autonómicas madrileñas de mayo. Aquellas en las que el partido que lidera Errejón, con Mónica García de candidata, le diera el sorpasso al PSOE con 4.500 votos más y se convirtiese en segunda fuerza política. 

Así que, durante hora y media aproximadamente, Errejón, en el escenario, charla distendidamente con su editora, desgranando los entresijos de un libro autobiográfico, a sus 37 años, sobre su trayectoria política. Al acabar, la estrella del evento se dirige a su invitada, Elisa Mouliaá, y la invita a una cervecería situada en la zona de Ópera. Así fue, según ha podido saber EL ESPAÑOL, la primera vez que se vieron en persona. Horas después, y según la versión reflejada en la denuncia que ha presentado contra el político, presuntamente la agredió sexualmente.

Los dos llevaban hablando un año a través del chat privado de Instagram, donde entablaron conversación inicialmente. Luego también lo harían por Telegram. Al llegar a la cervecería, Errejón tuvo con ella una actitud "distante" y "fría" que la sorprendió. Aunque en el local mantuvo "una actitud correcta", según la denuncia presentada ante la Policía Nacional. La tarde se alargó, e incluso cenaron juntos.

Fue entonces cuando ella le comentó que tenía que marcharse a la fiesta de B. y S., una pareja de amigos, que vivían durante el año en Australia. "¿Te quieres venir?", le preguntó "por compromiso", "por educación". Para su sorpresa, el político aceptó. Para acudir a la fiesta, en un domicilio situado en Chamberí, cogieron un taxi. 

Con lo que no contaba la presentadora es con que en el trayecto, Íñigo Errejón "se pusiera súper dominante", según ha contado la joven a este periódico. "Enseguida me puso tres condiciones para que no me alejara" ya en la fiesta. El político le pidió que no se separa de él, que si lo hacía no fuese más allá de 20 metros y regresase en un minuto, y que esa noche le diera un beso". Se sintió "intimidada" y "violentada", pero decidió "callar por ser quien era".

Al subir al ascensor del edificio, Íñigo Errejón, según la denuncia, le espetó: "La tercera regla la voy a romper ahora mismo". Acto seguido, refiere en la denuncia, "agarró a la denunciante fuertemente de la cintura y la comenzó a besar, introduciéndole su lengua en el interior de su boca, dejándola sin respiración y de una forma violenta". Y añade la presentadora en su declaración que esto lo hizo "invadiendo el espacio de la declarante y haciendo que la misma se sintiese muy intimidada".

Luego ocurrieron más cosas. Ya en la fiesta hubo presentaciones, risas y charlas. En un momento dado, mientras ella bailaba con un amigo, supuestamente el entonces político "la agarró fuertemente del brazo y la llevó por la fuerza, durante unos seis metros" y la metió en una habitación. La joven, en su denuncia, intenta justificar, o explicar, el porqué de esa reacción. Deduce que verla bailar con un amigo "debió producir [en Errejón] un ataque de celos". 

A su amiga J., al día siguiente, Elisa le resumió por WhatsApp la velada: "Fui a su firma de libro, luego cenamos y fuimos a casa de B.y S. y me llevó a una habitación y me entró a saco". Allí, el político cerró el pestillo y comenzó a tocarle y besar distintas partes del cuerpo de la actriz. Sobre todo, los pechos y los glúteos.

No obstante, tres años después, no pudo concretar ante la Policía si aquella primera avanzadilla fue por debajo o por encima de la ropa, "aunque recuerda que le llegó a quitar el sujetador al tiempo que le decía frases lascivas", entre ellas, "cómo me pones"Luego, la empujó sobre la cama "y se sacó el miembro viril" mientras le lamía los pechos. 

"Todos estos hechos ocurrieron sin consentimiento de la declarante", subraya la denuncia, en la que la presentadora expresa que se sintió "paralizada". Los hechos duraron, aproximadamente, unos 20 minutos. Acabaron cuando la joven, en un momento dado, indicó que quería seguir en la fiesta y que su amigo se había quedado solo.

Para poder salir, Íñigo Errejón, y siempre bajo la versión de Elisa Mouliaá, le impuso una cuarta condición: debían abandonar la fiesta e ir a casa del político. También le indicó que iba a llamar a un coche que les recogiera. Ella accedió a todo porque "quería que [lo que estaba ocurriendo en la habitación] acabara cuanto antes". 

En la fiesta se quedaron un rato más... hasta que Errejón, según el testimonio recogido en la denuncia, cogió la chaqueta de Elisa y se la puso por los hombros mientras le decía: "Date prisa, que el coche lleva esperando cinco minutos". 

Para entonces, la actriz había recibido ya la llamada de su padre, en torno "a las 6 de la tarde", avisándola de que su hija, de un año, estaba con 40 de fiebre. La denuncia recoge que el político, en el coche, volvió a mostrarse frío y que en ningún momento ofreció trasladarla a casa de sus padres. La actriz se sintió "muy mal", y no comprendía muy bien "la actitud que mostraba". 

Al llegar al domicilio de Íñigo Errejón, "nuevamente y sin mediar palabra" comienza a besarla "mientras realizaba tocamientos en los pechos y los glúteos" mientras iba caminando llevándola "hasta su habitación". 

Fue entonces cuando ella lo corta tajantemente en seco. Comunica a Errejón que se siente muy incómoda y preocupada por el estado de salud de su hija. Finalmente, le espeta: "Íñigo, sólo sí es sí. Parece mentira que me esté pasando esto contigo". Luego le recriminó que "si no sabía lo que era la seducción, los tiempos y la escucha". El ya expolítico le dio las gracias y le indicó que "eso le iba a servir para futuros encuentros". Este intercambio de palabras provocó a la actriz "sorpresa, repulsión y decepción". 

A su amiga J. también le contó esa segunda parte de aquel día. Sobre la frialdad de él ante la enfermedad de su hija, le resumió que "como ya íbamos en el coche no te creas tú que me dijo [de] volverme o cogerme otro". Luego, "llegamos a su casa y siguió intentándolo y ya le paré otra vez los pies y le dije que me estaba invadiendo". La joven abandonó la casa de Errejón en taxi. 

A El ESPAÑOL ha recalcado la actriz que "la verdad es que me llevé una decepción muy grande con él, fue un palo. Yo sentía admiración por su figura e incluso me llegué a ilusionar cuando vi que se fijó en mí. Pero me sentí siempre invadida y no quise saber más de él".

Con lo que le ocurrió, "me quedé flipada", y confiesa que "no me atreví a acudir en ese momento a la Policía por ser él quien era y porque creí que me podía perjudicar en mi trabajo", confiesa. La actriz nunca ha vuelto a verlo. "Quedó todo en esa noche" y, tras un tiempo "en shock", al poco tiempo lo silenció en redes sociales "para no saber nada más de él".

Pese a ello, la actriz ha aseverado hoy en su red social X, "por aclarar mensajes a los neandertales que dicen que debía estar en mi casa con mi hija y marido" que  "una mujer puede salir de fiesta con sus amigos si le da la gana cuando quiera y sin que la juzguen, teniendo o no marido, estamos en 2024".

No obstante, ha precisado que "aun así", por aquel entonces, "mi marido yo estábamos separados y en proceso de divorcio" algo que finalmente "se formalizó de forma amistosa" a principios de 2023.

La actriz vuelve a reafirmar que "o estaba ilusionada con Íñigo, le tenía en un pedestal... Pensé que podía ser una historia de amor preciosa, pero en lugar de encontrarme con algo romántico me encontré con una persona que lo único que quería era tocar mi cuerpo y meterme la lengua".

Indica que acabó en su casa "porque me dijo que el coche nos estaba esperando desde hacia 5 minutos y teníamos que irnos, y en su casa le dije que me iba de ahí, primero porque en el taxi "me habían llamado diciendo que me hija tenía fiebre" y si "me estaba sintiendo mal, eso lo empeoraba más". En segundo lugar, "porque era todo invasivo e incómodo". Hay pruebas, como la captura a de la conversación posterior a ese día con mi amiga, donde le decía lo invadida que me había sentido".