Pau Lario, director comercial Noma Tiny House.

Pau Lario, director comercial Noma Tiny House. Cedida

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El lucroso negocio de las 'tiny house' en España: Pau vende estas casas a 33.000 euros y Alejandro a 380.000

Ante la crisis del mercado actual, las 'tiny house' se publicitan como alternativa a la vivienda tradicional. EL ESPAÑOL cuenta su normativa, precios y calidades.

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El precio de la vivienda en propiedad sigue de subida, en plena ascensión a su propio Tourmalet inmobiliario. En septiembre se situó en 2.355 euros el metro cuadrado, según los últimos datos publicados por el Índice de Precios de Fotocasa, recogidos por Adevinta. El precio medio ha subido un 9,5% interanual y, así las cosas, un piso de 80 metros cuadrados cuesta ahora de media en España 188.400 euros, cuando hace tan sólo un año costaba 171.600 euros. Por su parte el mercado del alquiler sigue tensionado, especialmente en las zonas turísticas.

Ante este lienzo complicado, muchos se plantean otras salidas. Desde hace unos años las llamadas tiny house han despertado el interés en nuestro país como una posible alternativa. Pero ¿qué son exactamente? ¿De dónde viene este término? ¿Es legal residir de forma permanente en ellas? Vamos a responder a todas estas preguntas dando una vuelta por el mercado actual de empresas fabricantes en España.

“El concepto de tiny house se originó en Japón y a lo que se refería originalmente es a una casa pequeña. Ahora, aunque hay gente que le llama tiny house a todo lo que tenga menos de 36 metros cuadrados, el concepto se lo ha quedado más una minicasa sobre remolque”, explica Pau Lario, director comercial de Noma Tiny House, una empresa radicada en Sabadell (Barcelona) que fabrica estas pequeñas viviendas sobre ruedas.

Una casa de Noma Tiny House.

Una casa de Noma Tiny House. Cedida

La firma catalana lleva seis años y actualmente tienen en el mercado varios modelos estandarizados. Por ejemplo, su Suite Maori cuesta desde 33.481 euros y tiene una superficie de 13,5 metros cuadrados. ¿Sirven estas viviendas como primera residencia? “Según la regulación española del suelo no puedes tener como primera residencia una tiny house. El mercado las compra para utilizar un terreno rústico y así tener una segunda residencia, a nivel de particulares”, desarrolla el director comercial. “Como es un remolque lo puedes estacionar, siempre que no quede fijo trampeas la legislación para poder usarlo como segunda residencia”, añade.

Los "vacíos legales" para residir

Aunque ese es el uso general, también existen ciertos “vacíos legales” que a algunos clientes les permite tener estas minicasas como primera residencia: “Pongamos un ejemplo: compras un terreno con una casa que ya tenía cédula de habitabilidad y todos los requisitos para poder usarla como primera residencia, pero la casa está destruida y hay que hacer la reforma. La gente lo que hace es coger la licencia de esa casa que está prácticamente en escombros para empadronarse allí, pone la tiny al lado y esto sale mucho más barato”.

O el caso de una de sus clientas, que cría ganado en la montaña: “Compró un terreno, llevó allí a todo el ganado, puso una tiny house y la ubicó como casa de aperos y allí ella puede vivir, porque su actividad es la ganadería y tiene que estar en contacto con el ganado. Y la casa le salió por 45.000 euros”, resume Lario. Él está seguro de que un cambio de legislación, que permitiera usar las tiny house como primera residencia, supondría una solución para el problema de la vivienda: “Es bastante pequeño y tiene limitaciones, pero una vez que estás dentro no te da la sensación de caravana. Aquí utilizamos material de casa tradicional, la cocina es la que puedes encontrar en cualquier casa. A nivel de calidad y de espacios puedes vivir tranquilamente”.

Interior de Noma Tiny House.

Interior de Noma Tiny House. Cedida

De hecho, en países vecinos como Francia u Holanda ya es posible: “En Francia siempre que ocupe una superficie de menos de 20 metros cuadrados, y se conecte a la red municipal y se paguen las basuras, agua, luz, conexión, etc”. Francia es precisamente uno de sus principales clientes, junto a Portugal y España.

Con esta situación, en la empresa catalana venden “unas 14 o 15 tiny houses” al año a clientes particulares, mientras que el negocio se redirige hacia los campings que, por legislación, deben tener un porcentaje de su superficie edificado y otro tanto destinado a parcelas para caravanas y tiendas: “Por esa parcela sacan 30 euros la noche. Sin embargo, si ponen una tiny house le pueden sacar un rendimiento mucho mayor. Están haciendo ese cambio y, si te pones a hacer números sale a cuenta, en año y medio han pagado la tiny”.

Las tiny se construyen completamente en la fábrica y, una vez terminada, el cliente la recoge como si de un coche en un concesionario se tratara: “Cuando el cliente se la lleva, la planta en el terreno y lo que tiene que hacer es conectar los paneles solares y el depósito de agua”. La facturación de la firma va en aumento: “Antes estaba enfocado sólo a particulares, y ahora al darle un cambio radical a la empresa y al enfoque crece de forma bastante agresiva. Estamos facturando unos 3 o 4 millones al año”.

Prefabricadas como 1ª residencia

La firma Tini Living comenzó también vendiendo casas pequeñas, pero no sobre ruedas. Lo suyo son casas modulares prefabricadas, y estas sí sirven como primera residencia para todo aquel que desee contratar un proyecto como los que ofrecen: “Lo nuestro se trata de proyectos de vivienda al 100%. Lo que lo diferencia de la construcción tradicional es el sistema constructivo, pues nosotros construimos en fábrica y ya de ahí se transporta, pero igualmente requiere un proyecto arquitectónico, que se estudie el terreno de cara a que la cimentación sea la adecuada, y obtener las licencias de obra necesarias”, explica Cristina Agasid, la ejecutiva comercial.

Empezaron con proyectos más pequeños, casitas acogedoras diseminadas en la naturaleza, pero ahora están más enfocados a la vivienda grande: “Por las facilidades que brinda el sistema constructivo hacemos en su mayoría viviendas de 100 o más metros cuadrados, y con un precio que ronda los 180.000 a 200.000 euros, según proyecto”. La principal diferencia respecto a la construcción tradicional son los plazos, pues en el caso de las viviendas de hasta 68 metros cuadrados, la empresa tarda 100 días en fabricarlas. Si supera esa superficie, 150. Nos cuentan que lo ideal es que el comprador tenga un terreno ya disponible pero, en caso de no ser así, también ofrecen un servicio de búsqueda de esa superficie.

Casa de Tini Living.

Casa de Tini Living. Cedida

El proceso que siguen es el siguiente: el cliente se pone en contacto con ellos y diseña un proyecto “mano a mano” con el equipo. El método constructivo que emplean lleva más de 10 años de desarrollo, y desde 2019 figuran como entidad comercial: “Hemos crecido un montón. Tenemos una filial en Francia, recién abierta, y estamos certificados por California, pues somos también constructores en Estados Unidos. Hacemos proyectos por toda Europa (Alemania, Portugal, Bélgica), y los más recientes han sido en Italia y Suiza”, confirma la ejecutiva comercial. Su clientela, dice, está más bien enfocada al lujo, aunque tienen clientes de todo tipo. Sus fábricas están situadas en Plasencia y en Toledo.

Prefabricadas para millonarios

Alejandro Carrilero es la alma mater de Keu Mobile Home, también fabricante de casas modulares enfocadas al lujo. Carrilero es un carpintero enamorado de la arquitectura que soñó durante años la casa perfecta: “Empecé en el taller de carpintería de mi padre con 14 años, y a los 17 entré en una empresa que hacía carpintería buena, montaba cocinas a famosos. A mí me encantaba, pero con 19 ya quería otra cosa. Me iba a ferias de casas y no paraba de estudiar a gente como Joaquín Torres, Le Corbusier”.

Por eso se puso a dibujar y a aprender sobre instalaciones, materiales y otros muchos conceptos y creó Keu Estándar, la primera vivienda que ofreció el grupo Keu. Carrilero lo montó junto al arquitecto Vidal Moreno, amigo desde la infancia. La firma está establecida en Elche, de donde ambos son originarios.

Alejandro Carrilero, CEO Keu Mobile Home.

Alejandro Carrilero, CEO Keu Mobile Home. Cedida

“Tenemos casas desde 120.000 euros -las de 24 metros cuadrados- hasta 380.000 euros una casa de 80 metros cuadrados”, cuenta. Hacen unas 60 al año, principalmente para otros países: venden a Francia, Alemania, Canadá, EE.UU. y Caribe, con una facturación de unos 3 millones de euros anuales. Ellos no pretenden ser una alternativa a la escasez actual de vivienda: “Nosotros no hacemos una vivienda asequible que sea solución para familias medias, esto es un Ferrari. Un Ferrari lo ves, te enamoras y lo compras. O un Rolex, un bolso de Hermés o Louis Vuitton. Nuestras casas son eso. No te puedo mentir. Lo que sí es que esta casa puede durar mucho más que cualquier otra. Estructuralmente aguanta huracanes de categoría 5, como el de Florida. Yo tengo casas en Florida y estoy tranquilo porque no les va a pasar nada”.

En cuanto a la competencia, Carrilero dice que les distingue la calidad de sus materiales: “Yo he pagado 37.000 euros de unos cristales, cuando en España valen 3.000. En el momento en el que quieres mejorar los aislamientos, meter un sistema de climatización bueno, poner unos colchones como dios manda, electrodomésticos, grifería e inodoros que no sean chinos sino Roca, etcétera, es lo que cuesta. Y a cada casa le gano 12.000 euros, tengo un margen comercial del 10%”.