Una fotografía de Tomás Fernández.

Una fotografía de Tomás Fernández. Alberto Paredes EuropaPress

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Cuidado con lo que dices en las redes: Tomás Fernández nos protege de los discursos de odio y vigila a 'influencers'

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El odio mueve a masas, rompe relaciones y destruye sociedades, y su rostro se puede ocultar detrás de una sonrisa, un estrado o una pantalla — entre muchos otros escondites —. "Si aprendes a odiar a una o dos personas, pronto odiarás a millones de estas", decía un escritor norteamericano.

Para evitar esta situación y que el odio se propague como un virus, surgen algunos briosos que se levantan para luchar contra el mismo y, Tomás Fernández es uno de eso héroes. Bajo su supervisión y al frente de un organismo institucional, la ONDOD, el odio parece temerle.

Este agente de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es el director de la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio. Los delitos de odio, desde un punto de vista penal, y tal como su nombre indica, se trata de cualquier delito común motivado por "odio", por la intolerancia al diferente, de acuerdo con las circunstancias o ámbitos que aparecen recogidos en el mismo código penal. Es decir, son infracciones que se cometen por rechazo a la diferencia.

Tomás Fernández.

Tomás Fernández. Cedida

Como explican en desde la organización, estas conductas se asemejan al "deseo de un mal, originado en un prejuicio o sesgo de intransigencia contra una determinada clase de personas y, en su caso, contra la concreta persona que comparte las características que generan ese deseo".

Fernández ha tenido un largo recorrido antes de llegar a su mandato en esta oficina. A los 37 años accedió a la Guardia Civil, donde ha ido escalando con la superación de distintas oposiciones hasta llegar al empleo de comandante con otra formación académica, primero con la licenciatura en Derecho, para posteriormente conseguir la titulación de Doctor en Derecho, el Grado en Psicología y el Grado en Criminología; un agente con una formación excelente.

En 2017 tuvo la oportunidad de participar en la creación de la ONDOD. "Sabía que era, y sigue siendo un reto muy importante, al ser una oportunidad de poder impulsar cambios en el ámbito policial para dar respuesta a lo que la sociedad demanda de unas fuerzas y cuerpos de seguridad del siglo XXI", afirma. A grosso modo, este experto calcula que tan solo se denuncia un 20% de los delitos de odio que ocurren, y esto es una situación que debe cambiar rápidamente.

Estas manifestaciones odiosas son difíciles de detectar ya que su aparición se camufla entre los diferentes escenarios en los que pueden actuar y las muchas formas que pueden adoptar. Principalmente, estos crímenes se presentan en forma de insultos, agresiones y amenazas a determinadas personas por pertenecer o pensar que la persona afectada pertenece a determinado colectivo social.

En una era plenamente digital, las redes sociales propician y magnifican la aparición de este tipo de delitos. El incremento de estas actitudes es vertiginoso, por lo que la consolidación de un organismo institucional como la ONDOD, es esencial para suprimirlas. El comandante de la Guardia Civil explica a EL ESPAÑOL cómo luchar contra estas vulneraciones.

Los delitos de odio

Para poder identificar y detectar si se está ante un delito de odio, se debe tener en cuenta lo que el agente denomina como los "indicadores de polarización". Estos indicadores son "señales de motivación discriminatoria" y están consensuados por organismos europeos para que, a su vez, puedan servir de posible prueba de indicios en un proceso penal.

Tomás_Fernández dirige la ONDOD.

Tomás_Fernández dirige la ONDOD. Cedida

'Sin comerlo ni beberlo'. Tomás cuenta que uno de los indicadores más potentes es el de "gratuidad de la violencia". Esta situación se produce cuando una persona, sin apenas mediar palabra, insulta y agrede a otra persona por algunas de las motivaciones recogidas en el artículo del 22.4 del Código Penal, como puede ser por su raza, orientación sexual, enfermedad, religión, discapacidad...

La Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio es el órgano más importante responsable de la coordinación entre la Secretaría de Estado de Seguridad y sus cuerpos dependientes en materia de estas situaciones. La ONDOD actúa como "observatorio" sobre el fenómeno odioso, recabando información y generando análisis estratégicos para la adopción de nuevas iniciativas que atajen este problema. Además, es el punto de referencia de diferentes instituciones nacionales e internacionales especializadas en esta disciplina.

Trabajar en esta oficina no es tarea sencilla. Como menciona el experto se trata de "un ámbito muy transversal donde el aspecto social es una parte muy importante, pero también se tienen en cuenta otras ciencias del conocimiento, como la psicología, la tecnología, la estadística, la jurídica o la criminología", por lo que la formación y la preparación de policías nacionales y guardias civiles es fundamental para luchar contra los delitos de odio.

Estas vulneraciones se producen por discursos de odio, que no es lo mismo que un discurso odioso. Tomas explica a este diario que "lo que puede ser punible es lo que denominamos como discurso de odio". En este sentido, se hace referencia a un discurso ofensivo dirigido a un grupo o individuo y que se basa en características inherentes —como son la raza, la religión o el género — y que puede "poner en peligro la paz social".

Por el otro lado están los discursos odiosos, que son aquellos que no cumplen los criterios anteriores por lo que no se encuentran en el ámbito de protección administrativa ni penal. Es decir, son discursos amparados por la libertad de expresión.

La detección de los delitos

"En la mayoría de los casos, se recurre a la técnica del 'ciberpatrullaje' online, con la ayuda de algoritmos que han sido entrenados por expertos para identificar posibles discursos de odio. Es importante precisar que será siempre un experto quien valide si puede tratarse de un discurso de odio para poder iniciar la correspondiente investigación y conocer quién está detrás de ese supuesto discurso de odio", aclara.

Los discursos de odio están en auge y en las redes sociales es donde más se desarrollan. Fernández ha informado que hasta 2023 se observa una tendencia al alza en los delitos y discursos de odio, aunque hay una 'infradenuncia', ya que solo entre una y dos de cada diez personas denuncian que han sido víctimas de los mismos".

Fernández en una conferencia.

Fernández en una conferencia. Cedida

"El auge de las redes sociales y el acceso de los adolescentes a ellas permiten lanzar la hipótesis de que han aumentado no solo los discursos de odio, sino también esos 'discursos odiosos' que, sin ser punibles, al menos, son moralmente reprochables. Sin embargo, con los datos estadísticos existentes no podemos llegar a confirmar esta hipótesis. Sí es cierto que el 'ciberbullying' en el entorno escolar es mayor, y debemos tener en cuenta que este problema está", detalla.

A pesar de que son muy pocas las personas que se revelan ante este tipo de situaciones, el año pasado hubo un incremento del 21% de estas denuncias. Desde la ONDOD consideran que este aumento se debe a la cada vez mayor formación, sensibilización y concienciación que se ha realizado tanto en las fuerzas y cuerpos de seguridad como en la sociedad en general.

Aun así, queda mucho trabajo por delante. Muchas de las personas que ejecutan estos discursos tienen "interiorizados, automatizados y normalizados determinados prejuicios negativos que minan los derechos y la dignidad de otras personas". Siguiendo esta corriente, este organismo no se dedica a sancionar las meras ideas u opiniones, si no las manifestaciones de odio que denotan un desprecio hacia otro ser humano, por el simple hecho de ser diferente y, por ello, la libertad de expresión no puede ser colocada en un plano de superioridad frente a la dignidad de otra persona.

Fernández junto a Grande-Marlaska.

Fernández junto a Grande-Marlaska. Cedida

La importancia de manejar, controlar, y solucionar los delitos de odio va más allá que 'los lobos solitarios' que vulneran los derechos de los demás. En numerosas ocasiones, estos delitos se llevan a cabo por grandes acaparadores de masas, como pueden ser influencers y youtubers — a los que Tomás sigue muy de cerca — con grandes influencias sociales, y más aún, entre poblaciones juveniles; que son su principal público.

La libertad de expresión y los discursos de odio están separados por una delgada línea que parece casi invisible. En la Circular 1/2019, de 6 de marzo se recoge que "la libertad de expresión es un pilar básico del Estado democrático, pero no es un derecho absoluto. Está limitado por el respeto a los derechos reconocidos en la Constitución Española", por lo que 'la libertad de expresión de uno acaba cuando empieza la de otro'.

Los afectados

Tanto Fernández como la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio han estudiado a fondo este tipo de delitos y confirman que mayormente se producen en escenarios que derivan del racismo y la homofobia; aunque no se puede hablar de un solo factor pues también se dan en otros ámbitos como la discapacidad y el antisemitismo.

"La evolución de nuestra sociedad exige una respuesta cada vez más eficaz para abordar los retos que nos plantean las actitudes y manifestaciones existentes en contra del disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales; y muy especialmente, frente a aquellas conductas que objetiva y subjetivamente comportan una carga de odio y discriminación hacia la víctima por su conexión, relación, afiliación, apoyo o pertenencia, real o supuesta, a un grupo basado en unas determinadas circunstancias recogidas por nuestra legislación", añade el director.

"En esa respuesta continuamos trabajando y mejorando desde la Secretaría de Estado de Seguridad, a través de la Dirección General de Coordinación y Estudios, y especialmente desde la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio", continúa. Con Tomás Fernández al mando de ONDOD, los discursos de odio se tienen que esconder.