La Navidad 'proetarra' de Echarri, en Navarra, con su aguinaldo para los presos: "Los asesinos se pasean a sus anchas"
- El único concejal de UPN en la localidad, Juan Frommknecht, y el exconcejal del PP Juan Antonio Extremera, condenan la aparición de un panfleto que pide dinero para los presos y llama a afiliarse a Harrera Elkarte.
- Más información: Juan Frommknecht, el llanero solitario de UPN en un pueblo navarro: 10 de 11 concejales son de Bildu
Una parte de los ciudadanos de Echarri Aranaz, en Navarra, ha amanecido, otra Navidad más, con una lúgubre sensación de desasosiego en el cuerpo. Un panfleto que pide dinero para los presos de ETA y llama a la afiliación a la organización Harrera Elkarte, una asociación que ayuda a los terroristas en su proceso de reintegración en la sociedad, ha circulado por los buzones de los vecinos de la localidad. Se trata de una suerte de 'aguinaldo proetarra' que evoca a aquellos tiempos en los que los miembros de la banda terrorista extorsionaban a sus vecinos exigiéndoles el impuesto revolucionario.
"Miramos al futuro con esperanza. En los últimos años se han dado importantes pasos para que los presos políticos vascos vuelvan a casa, entre ellos el fin de las políticas de alienación y aislamiento", reza el texto que ha circulado por esta localidad de poco más de 2.500 habitantes en la que gobiernan, con mayoría absolutísima, 10 concejales de EH-Bildu frente a 1 de UPN.
"Pedimos a todos los ciudadanos de Echarri que hagan un esfuerzo especial. Los días 24 y 27 de diciembre se colocará una caja solidaria en la plaza para recibir aportaciones económicas del público. Junto con la recaudación de fondos, este año se está haciendo un esfuerzo especial para promover la campaña de afiliación a Harrera Elkarte", continúa el escrito.
Nacida en 2012, esta organización a la que hace referencia la octavilla está enfocada en ayudar a la integración social de las mujeres y los hombres de Euskal Herria que "han sufrido la cárcel o el exilio" para que "puedan construir su vida de una manera digna". A través del acompañamiento jurídico, de la ayuda económica durante los primeros meses en libertad o de la atención médica a través de equipos de "oftalmólogos, dentistas y psicólogos", Harrera Elkarte ayuda a los que un día fueron asesinos a rehacer sus vidas.
"Todos hemos oído hablar de la cárcel o del exilio. Intuimos lo que pueden significar. Nos suenan a lejanía, a tristeza, a un inmenso y sucio congelador donde quedan paralizadas las vidas de las personas", asegura la asociación en su página web. "Por desgracia, en este pequeño pueblo de poco más de dos millones de habitantes –se refiere al concepto idealizado de Euskal Herria– han sido miles quienes han pasado por esa situación. Ello nos ayuda a sentirnos cerca de los problemas y dificultades a los que se tienen que enfrentar y, en consecuencia, a buscarles una salida razonable y digna".
Una vergüenza que se repite
"Lo de que hacen colectas es algo que se repite habitualmente", asegura a EL ESPAÑOL Juan Frommknecht, el llanero solitario de UPN que hace frente a los 10 políticos de Bildu que rigen el ayuntamiento de Echarri Aranaz. "Desde el propio ayuntamiento se han aprobado ordenanzas para financiar viajes de familiares para ver a presos que están fuera de Euskal Herria. Este tipo de acciones son recurrentes".
La gravedad de este caso, argumenta Frommknecht, reside no tanto en la iniciativa privada sino en que el ayuntamiento haya podido participar en la cesión del espacio del quisoco, que se ubica en la plaza del ayuntamiento y, por tanto, en un lugar público. "Cuando se cede un espacio público se pone en valor una causa. En este caso, haber cometido delitos horribles. Sería un aplauso a lo que hicieron. Me parece inconcebible que a estas alturas, y encima en Navidad, los familiares de los presos de ETA se encuentren con colectas populares en el sitio más emblemático del pueblo".
Para confirmar si la colocación de esta 'caja solidaria' para financiar a los presos proetarras se ha realizado en suelo público con el beneplácito del consistorio, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto tanto con el ayuntamiento de Echarri como con la asociación Harrera Elkarte. La alcaldesa ha declinado hacer declaraciones, aduciendo problemas de agenda; la organización "ni afirma ni desmiente" que haya contribuido al buzoneo de los folletos, y señala que posiblemente lo han organizado "vecinos de la localidad".
"Esto puede no tener consecuencias legales, pero sí morales", incide Frommknecht. "Hay problemas de convivencia por solucionar. El problema reside en la educación. En Echarri hay gente que no quiere estas cosas. De lo contrario, no sería concejal. Si finalmente se demuestra que se ha utilizado suelo público, interpondré en el próximo pleno una moción solicitando que no se utilicen más espacios públicos para temas que puedan herir la sensibilidad de las víctimas del terrorismo".
Miedo en las calles
El miedo y el resquemor no cesan en Echarri, la misma localidad en la que, en 1979, ETA asesinó de cinco disparos al alcalde Jesús Ulayar frente a los ojos de su hijo de 13 años. Su asesino, Vicente Nazábal, es hoy un reputado abogado que trabaja en el consejo de administración de la empresa de transportes Sunsundegui. A su salida de prisión, en 1997, el etarra fue recibido en Echarri Aranaz como un héroe. Incluso sus retratos colgaron del balcón del Ayuntamiento, que hoy preside la alcaldesa María Sáez de Albéniz Bregaña.
El miedo hacia la violencia de ETA continúa en las calles. Aunque ya no haya disparos en la nuca, sí hay exclusión social, presión, miradas que dan miedo. "Están camuflados", asegura Juan Antonio Extremera, actual presidente de la Junta de la Zona Norte del Partido Popular de Navarra y exportavoz y concejal entre 2013 y 2019 en Echarri Aranaz. "Yo he pisado barro, he vivido en el barro. Los que piensan que ETA ha desaparecido están muy equivocados. Está dormida, pero pronto va a despertar", asegura, premonitorio.
El "aguinaldo proetarra" no es ninguna novedad en este pequeño municipio navarro. Según confirma el político, esta actividad se practica desde hace muchos años, "pero todo el mundo echa la vista hacia otro lado. Nadie hace nada, ni lo van a hacer. Los asesinos campan a sus anchas. Aquí no hay ningún organizador. Todos se tiran la pelota de un tejado a otro. Todos lo permiten".
Durante la Navidad, en el resto de España los niños van de puerta en puerta mientras cantan villancicos y piden algo de dinero. Sin embargo, en Echarri Aranaz se dio, durante muchos años, la vuelta a la tradición. Extremera recuerda que hace menos de lo que le gustaría recordar las calles del municipio navarro se llenaban de partidarios de ETA que, casa por casa, independientemente de las ideologías de sus inquilinos, pedían una "limosna" para mantener a los presos. "Ahora se han debido cansar y han puesto una caja en el centro del pueblo".
El exportavoz del PP describe el lugar como "un bastión de ETA" y su "pueblo dormitorio", y condena que la realidad que se vive en sus calles refleje "la verdadera cara de los socios de Pedro Sánchez". De sus ciudadanos, asegura el político, menos de la mitad son afiliados a la corriente ideológica imperante, a pesar de que los resultados electorales claramente le llevan la contraria.
"El miedo paraliza a las personas. He vivido en Echarri durante bastante tiempo y lo he podido ver. Si no fuera por eso, Bildu no estaría al mando. En los pequeños pueblos navarros y vascos se sigue viviendo la represión, aunque sea de otra manera. De los doce bares que hay, a mí sólo me dejaban entrar en uno; por las calles tenía que ir con ocho guardaespaldas. Por esta razón la gente no vota ni se asocia a otros partidos. Te hacen la vida imposible dentro del pueblo. Te excluyen socialmente si no piensan como ellos", subraya.
Frommknecht es de una opinión similar. "Cuando voy a un pleno, sólo hablan en euskera. Necesito traducción. Nunca dispongo de información previa. Llego a los plenos sin nada. No te quieren dar datos. He de decir que, desde que estoy en el ayuntamiento, nunca he sido increpado ni he sufrido momentos de tensión, pero sí de vacío".
De toda esta situación a Frommnkecht le consuela, al menos, haber conseguido "que en el programa de fiestas no figure una manifestación a favor de los presos, que la foto del Rey esté en el salón de plenos y que se coloque la bandera de España en los mismos". Todo ello, claro, por resolución del Tribunal Administrativo de Navarra. "Lo último que tengo recurrido es que en las farolas del pueblo aparezcan los carteles de Etxerat ['A Casa', la asociación de familiares de presos encarcelados]".