
Jonathan Andic, fotografiado a la llegada del entierro de su padre en Barcelona.
El hijo de Isak Andic llamó a su madrastra y no al 112 tras la caída de su padre: los detalles del caso, según los Mossos
La investigación del cuerpo policial autónomico desvela algunos detalles de vital importancia. La hipótesis principal sigue siendo el accidente.
Más información: Anatomía de una caída: en el desfiladero donde murió Isak Andic solo con su hijo como testigo el día que iban a reconciliarse.
El 14 de diciembre de 2024, el frío de la mañana cubría la montaña de Montserrat cuando Isak Andic y su hijo mayor, Jonathan, emprendieron una caminata en un sendero rocoso. Habían dejado el coche en el aparcamiento de Collbató y avanzaban a pie por el camino que, horas más tarde, se convertiría en el escenario de una muerte inesperada. Según el testimonio que el hijo del empresario dio a los Mossos d'Esquadra, la jornada había sido tranquila.
Caminaron en silencio. El padre, de 71 años, iba detrás; el hijo, de 43, lideraba la marcha. Todo transcurría con normalidad hasta que, al girarse, escuchó un sonido seco. Piedras rodando. Un golpe sordo. Cuando Jonathan se dio la vuelta, su padre ya no estaba allí. Se acercó al borde del sendero y vio el cuerpo de Isak Andic al fondo del barranco, unos 150 metros más abajo. No se movía. No gritó. No reaccionó. Jonathan no llamó a emergencias de inmediato.
En su lugar, según reveló su testimonio, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, sacó el teléfono y marcó el número de Estefanía Knuth, la pareja de su padre, su madrastra. Le contó lo que había ocurrido. Ella reaccionó con urgencia. Salió de casa acompañada por un equipo de asistentes y se dirigió hacia Montserrat. Sólo después de esa llamada, Jonathan marcó el 112.

Antonio Tejedor, a su paso por el sendero donde el empresario catalán perdió su vida: "He visto cómo caen piedras de la montaña pero jamás a alguien caerse".
La reconstrucción del caso, realizada por los Mossos d'Esquadra, ha puesto el foco en este detalle. No es una prueba de nada, pero es un dato que obliga a los investigadores a desentrañar lo que sucedió en aquellos minutos en los que Jonathan, solo en la montaña, procesaba la escena. Un accidente, según su testimonio. Un tropiezo. Una caída fatal. Nada que pudiera haberse evitado. No obstante, los detalles del caso han despertado preguntas, especialmente desde su segunda declaración, que se realizó el pasado viernes 31 de enero, según avanzó el diario La Vanguardia.
Una sombra de duda
Aunque la versión de Jonathan Andic no ha cambiado en esencia desde el primer día, cuando declaró durante unos minutos en comisaría, en esa segunda declaración ante la policía autonómica de Cataluña sí que hubo detalles que no coincidieron con el análisis del accidente. El mayor de los hijos de Andic no supo precisar con exactitud dónde estaba parado en el momento de la caída. Tampoco acertó a ubicar el coche en el aparcamiento. Al principio negó haber tomado fotos durante la caminata, pero luego se demostró que sí lo hizo, como ya publicó EL ESPAÑOL. Pequeñas incongruencias. Pequeños errores. Nada concluyente.
Pero suficientes para que la Unidad de Investigación de Martorell de los Mossos decidiera agotar todas las vías posibles antes de cerrar el expediente. Por eso pidieron a Vodafone el registro de la geolocalización de los teléfonos de Isak y Jonathan Andic. El móvil del fundador de Mango fue hallado en la zona del accidente, severamente dañado por la caída. Los técnicos tratan de recuperar datos que puedan revelar si alguna aplicación de GPS, como Google Maps, registró la ruta. Por su parte, la localización del móvil de Jonathan permitirá determinar con precisión en qué momento exacto se realizaron sus llamadas y si su ubicación concuerda con su testimonio.

Las escaleras del aparcamiento de Collbató inician el recorrido hacia el sendero donde se produjo el suceso.
Desde la muerte de Isak Andic, la sucesión en la compañía textil Mango ha seguido su curso sin turbulencias aparentes. Jonathan Andic, que ya dirigía la línea de Mango hombre, asumió la vicepresidencia del consejo ejecutivo de la firma. Su hermana menor, con quien no tiene una relación estrecha, recibió su parte de la herencia. Toni Ruiz, el consejero delegado de Mango, mantiene el timón de la compañía. Los números no se han resentido. La empresa sigue en expansión.
Pero fuera de los despachos, la muerte del fundador ha dejado una sombra que sigue proyectándose sobre su hijo mayor, especialmente entre los círculos de poder catalanes. Jonathan es el único testigo. El único que sabe exactamente qué pasó aquella mañana en Montserrat. Su declaración sigue siendo la piedra angular de la investigación. Cada detalle, cada contradicción, cada matiz importa.
Investigación en curso
Los investigadores de los Mossos, consultados nuevamente para este reportaje, siguen sosteniendo que la hipótesis más probable es la de un accidente. Pero quieren cerrarlo sin que queden flecos sueltos. El juzgado de Martorell, que instruye la causa, sigue esperando los informes técnicos. La reconstrucción de la caída ha confirmado que el terreno era inestable, que un paso en falso podía haber sido suficiente. Pero los tiempos en los que Jonathan realizó sus llamadas, las imprecisiones en su relato, los detalles que no encajan del todo han prolongado la indagación policial.

Isak Andic y su hijo Jonathan durante una presentación de Mango.
En la sede de los Mossos en Martorell, la carpeta con el caso de Isak Andic sigue abierta. La policía no busca culpables. Sólo certezas. El cuerpo policial autonómico continúa sosteniendo que no hay indicios de criminalidad en el suceso, y que por ello no ha sido delegado a la División de Investigación Criminal (DIC). Sin embargo, la muerte del hombre que levantó un imperio textil sigue siendo, hasta nuevo aviso, un expediente sin completar.