La meteórica carrera de Carmen Lopez la ha convertido en una pieza esencial del comercio entre España y China.

La meteórica carrera de Carmen Lopez la ha convertido en una pieza esencial del comercio entre España y China. Imagen cedida

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Carmen López, la murciana que busca empresas españolas para que las compren los chinos

Su misión es facilitar el comercio de materias primas, principalmente metal, entre España, Europa, Sudamérica y el gigante asiático.

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En 1275, uno de los exploradores europeos más importantes de la historia, Marco Polo, llegó a China durante el reinado del emperador Kublai Kan. Pocos años después, se sentaba a la mesa del monarca, e incluso llegó a ser un funcionario de su corte. De la misma manera, España, hoy, tiene a su propio Marco Polo, aunque su semejanza con el explorador italiano es, cuanto menos, limitada: Carmen López.

Esta murciana se ha convertido en tiempo récord en una sólida colaboradora del China Construction Bank, uno de los bancos más importantes de China y del mundo, en su sede en España. ¿Su misión? Facilitar el comercio de materias primas, principalmente metal, entre España, Europa, Sudamérica y China, además de impulsar la inversión china en nuestro país, ya sea en forma de financiación o a través de la adquisición de empresas.

Y, todo ello, sin hablar chino.

Carmen López, empresaria radicada en Murcia.

Carmen López, empresaria radicada en Murcia. Imagen cedida

¿Cómo se convierte una murciana en el nexo entre China y España a la hora de mover cientos de millones de euros al año? La respuesta simple es esfuerzo y ganas, pero hay mucho más detrás: "Aunque nací en Alemania, porque mis padres eran emigrantes, soy de una pedanía de Murcia que se llama Alcantarilla".

Carmen nació en 1975 en el seno de una familia de valores tradicionales, contra la que tuvo que luchar gran parte de su juventud y, también, en la adultez: "Vengo de una familia muy, muy humilde, de valores muy tradicionales. De hecho, soy la única de mis primas, por ejemplo, que ha llegado a ir a la universidad y estudiado una carrera".

Carmen consiguió hacer la diplomatura en Ciencias Empresariales y pasó directamente a trabajar: "Vi que lo mío era el comercio exterior, a raíz de que mi primer contrato fue en una empresa para exportar maquinaria". El camino no es que fuese a hacerse más fácil de ahí en adelante.

"Como me pagaban muy poquito, los sábados me ofrecí a limpiar las oficinas y los cuartos de baño de los trabajadores". Pero la remuneración no se limitó a lo puramente económico, sino que le proporcionó a Carmen algo mucho más valioso: "Ahí adquirí mucha experiencia, sobre todo en el departamento de Importación y de Aduanas".

Finalmente, tras conseguir independizarse de sus padres a los 22 años, decidió que el siguiente paso era moverse definitivamente a Murcia capital, donde la contrataron en una consultoría especializada en la importación de calzado desde China. Esa experiencia fue la que acabaría marcando su carrera profesional.

En 2004 se unió a sus socios, Luis y Miguel, y crearon Aristos Market, una empresa ideada con un sólo objetivo en mente: el comercio directo entre España y China. "Teníamos una ventaja frente al resto: uno de los socios estaba en China y se encargaba de controlarlo todo, desde la calidad a los precios. Esto también nos permitía llevarnos a nuestros clientes españoles de viaje a China para que conociesen a quienes les estaban fabricando el producto y cómo lo hacían".

Tratar con China de tú a tú

El siguiente paso en la carrera de Carmen fue no ser una intermediaria en el comercio entre el gigante asiático y España, sino participar activamente. Las piezas estaban ahí: experiencia en la importación y un hombre de confianza en Asia. "Creamos la mayor empresa española-china dedicada a la fabricación de platos de ducha cerámicos".

"Lo más importante es controlar bien todo y tener un buen transitario (el encargado de gestionar el movimiento de mercancías, sobre todo a través de puertos y aeropuertos)", explica López. "Cuando surgían problemas en las mercancías que importábamos para empresas españolas, nuestro socio chino venía a España, a veces con los responsables de las fábricas, para solventarlos". Y apostilla: "Eso da mucha confianza a los clientes. Vengan de donde vengan los productos, pueden existir problemas y, a veces, se debe a que no sabes realmente qué estás comprando".

Carmen López en la sucursal española del China Construction Bank (Europe)

Carmen López en la sucursal española del China Construction Bank (Europe)

Su empresa, por suerte o por desgracia, tenía fecha de caducidad: 2023. Fue entonces cuando, en muy buenos términos, se disolvió la entidad. "Tenía dos opciones: o entrar en el departamento de Comercio Exterior de alguna compañía importante o crear mi propia empresa. Lo pensé mucho y decidí apostar por mí misma".

En ese momento a Carmen le ocurrió (no sin mucho trabajo previo) algo que cambió su carrera profesional: empezó a colaborar estrechamente con el CCB en España, convirtiéndose en una colaboradora importante para la entidad. Este banco, el segundo más grande de China y uno de los mayores del mundo, buscaba materias primas para sus clientes, y Carmen se encargó de encontrarlas y gestionar su compra.

Su papel también ha sido clave en la llegada de inversores chinos a España. "Me fui a Shanghái en noviembre y firmé un acuerdo de colaboración externa con el banco", explica. "Allí presenté a una empresa del sector alimentario a un inversor chino que estaba interesado en comprarla". Gracias a su buen hacer, la relación con el banco se fortaleció. "Poco a poco fui ofreciendo mis servicios, y el banco vio en mí una buena alianza", comenta. Esto le permitió firmar un nuevo acuerdo como agente de compras de materias primas no sólo en España, sino a nivel internacional.

Esa parte de su trabajo, la exportación, ocupa la mayor de la jornada laboral de Carmen que, como ella misma explica, por la diferencia horaria, es de "24 horas al día, 7 días a la semana". Actualmente, el 70% de las operaciones que lleva a cabo son exportación, mientras que el 30% restante es importación o gestión de inversiones chinas en España.

Conexión directa: Murcia-Shanghái

Nadie podría haber predicho hace 750 años que el joven de 17 años que se estaba embarcando en el puerto de Venecia se convertiría en uno de los mayores nexos entre China y Europa de la historia. Asimismo, nadie podría haber esperado que la natural de Alcantarilla viviese durante años entre Shanghái y Murcia. "Tengo guardados dos pasaportes, con todas y cada una de las páginas llenas de los visados chinos. De hecho, conseguí visados que permitían varias entradas, porque viajaba allí todos los meses".

Ahora, por suerte o por desgracia para ella, los empresarios chinos son los que se someten a las larguísimas horas de vuelo para venir a España (¿quién no querría si se le presenta la oportunidad?), pero la forma de negociar sigue siendo la misma. "Lo que más me sorprendió cuando empecé a hacer negocios en China es la paciencia. Las reuniones allí son eternas. Por ejemplo, si las haces con alemanes o británicos, los grandes acuerdos se cierran en encuentros que, en muchos casos, no superan la media hora. En China son tres, cuatro o cinco horas hablando para, simplemente, decirles 'yo quiero esto' y que ellos te digan 'yo quiero esto otro a cambio'".

Además, explica la empresaria, hay pequeños matices que hacen las negociaciones más 'favorables': "Es muy importante aprender chino. Muchísimo. Yo estoy en esa fase. De momento sé pocas palabras, pero llego y digo 'Ni hao, wo jiao Carmen López'. Es importante, sobre todo para los presidentes, que solo hablan chino". Del mismo modo, no todo se limita a la sala de reuniones: "El tema personal, la confianza, se valora muchísimo. Por ejemplo, las comidas son esenciales; sentarte y brindar con ellos con licor tradicional y que te vean con ganas de trabajar".

Pero al igual que hay tremendas barreras (y la lingüística es una de las más grandes), hay otras que no lo son tanto. Al contrario de lo que ocurre con muchas potencias emergentes, entre las que destacan los países de Oriente Medio, el hecho de ser una mujer empresaria en China es lo más normal del mundo.

"En ese aspecto es un país muy avanzado. He visto muchísima evolución desde que empecé a trabajar con ellos en 2004. Algo que llama la atención es que a menudo son ellas las propietarias, no los maridos. El fin de semana pasado, de hecho, tuve una reunión con una empresa china muy grande a nivel estatal, que está muy interesada en llegar a un acuerdo con una empresa española. La persona que tenía el poder absoluto de tomar (o no) la decisión era una mujer". Y apostilla: "No tengo ningún tipo de problema en ese sentido, y nunca lo he tenido".

La inversión china en España supera los 4.800 millones de euros y, aunque es el segundo país al que más importamos, el gigante asiático asciende año a año en la lista de países a los que más exportamos. En el corazón de este ascenso se encuentran personas como Carmen, dedicadas a reducir los 10.320 kilómetros que separan Shanghái de Murcia a una simple llamada telefónica o un mensaje por 'Wechat'.