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Jueves, 7 de marzo de 2024. Gerso Guerrero Flores camina como si nada por una calle de Barcelona al mediodía cuando agentes de la Policía Nacional lo abordan para detenerlo. No va armado ni opone resistencia. Le seguían los pasos desde hacía semanas, cuando llegó a la Ciudad Condal sin que se conocieran claramente sus intenciones.

Gerso es hermano de Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias el 'Niño Guerrero', líder de la organización criminal venezolana conocida como el Tren de Aragua. La administración Biden la calificó en su día como "organización criminal transnacional". El pasado 15 de marzo, Donald Trump fue más allá al clasificarla como "organización terrorista" y expulsar a 238 de sus miembros encarcelados en EEUU en vuelos de deportación a El Salvador de Nayib Bukele.

Hace un año, la detención del hermano del líder del Tren de Aragua en Barcelona inquietó a los cuerpos y fuerzas de seguridad en España: si tan sólo estaba de turismo, como otros tantos compatriotas adinerados que eligen España como lugar de desconexión, o si viajó para establecer la estructura europea de la banda criminal con base en la capital catalana era entonces un misterio.

En ese momento, no obstante, el estilo de vida discreto y sin grandes lujos que Gerso llevaba en Barcelona, ya decantó la balanza hacia lo segundo. A lo largo de este año, el Tren de Aragua ha estado fuera de foco en España. Pero según relata Julio Borges, político opositor residente en Madrid, expresidente de la Asamblea Nacional Venezolana y uno de los principales azotes de la organización en diferentes foros mundiales, hubo una segunda detención de un ciudadano venezolano en Madrid, también vinculado con la banda.

Además, un año después del arresto del hermano del 'Niño Guerrero' en Barcelona, extraditado a Venezuela en julio del año pasado, este periódico ha conocido, por fuentes internas, que la Policía Nacional sigue la actividad de miembros del Tren de Aragua en España. Si la intención de Gerso era establecer las operaciones de la organización en Barcelona, 12 meses después se puede decir que, de una u otra manera, lo consiguió.

En los últimos años y según afirman fuentes policiales, Barcelona se ha convertido en una base de operaciones de múltiples organizaciones criminales internacionales, que van desde la Mocro Maffia neerlandesa hasta el cartel de Sinaloa mexicano pasando por las triadas chinas. Todos estos grupos ven en Cataluña un lugar estratégico para coordinar sus actividades al sur del continente europeo.

"Todas las organizaciones criminales transnacionales buscan nuevos mercados y nuevas rentas, y el Tren de Aragua no es una excepción. Después de una rápida extensión por todo el continente americano, no es de extrañar que hayan establecido su presencia en Europa a través de España", dice, por su parte la periodista Ronna Rísquez, máxima autoridad en conocimiento de la banda y autora de El Tren de Aragua: La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina, publicada en 2023.

Fuerzas de seguridad salvadoreñas conducen a un miembro del Tren de Aragua a una prisión de El Salvador.

Fuerzas de seguridad salvadoreñas conducen a un miembro del Tren de Aragua a una prisión de El Salvador. EFE

Los datos que aporta, por su parte, Borges, a este periódico, van en la línea de confirmar la presencia del grupo en España: "Solamente en 2023, las autoridades españolas identificaron 1.466 víctimas de delitos de trata y explotación de seres humanos en su territorio. La mayoría de ellas eran mujeres latinoamericanas, y el Tren de Aragua es la principal organización del continente americano a cargo de este oscuro negocio".

Connivencia chavista

Para conocer el alcance y peligrosidad del Tren de Aragua es necesario remontarse a sus orígenes y a las circunstancias en las que nació. En la prisión venezolana de Tocorón, el 'Niño Guerrero'; Larry Amaury Álvarez Núñez, alias 'Larry Changa' y Yohan José Romero, alias 'Johan Petrica', todos convictos por delitos de sangre, decidieron formar una nueva banda criminal entre los reclusos.

En Venezuela, el fenómeno de los 'trenes' como bandas criminales se remonta a un tipo de pandilla llamado 'megaman', término que se usaba para referirse a grupos de más de 50 y 100 individuos. Las 'megaman' evolucionan dentro de las cárceles a 'carros' y una vez sus miembros salen de prisión, pasan a ser 'trenes', porque ya no operan en un sólo lugar, sino que tienen diferentes 'vagones'.

A través del nuevo 'tren', los tres cabecillas consiguieron hacerse con el control de la prisión y la zona en la que se encontraba, en pleno corazón de la región de Aragua. "Desde principios de la década de los 2000, cuando nace, hasta que el estado venezolano decide desmantelar Tocorón, en esa prisión había un campo de béisbol, una discoteca, bares con piscina, comercios e incluso un zoológico. Los presos se movían en moto y se vendía droga libremente", dice Rísquez, la periodista.

Con ello, pretende ilustrar que la banda creció y aumentó su poder con la connivencia de las autoridades penitenciarias y, presumiblemente, también lo hizo con la del régimen chavista, si bien no tiene pruebas que lo demuestren.

No obstante, Rísquez recuerda los oscuros antecedentes del régimen con grupos armados fuera de la ley, como hecho que no haría descabellada una sospecha: "Es sabido que el Gobierno venezolano ha hecho pactos con los denominados 'colectivos', que son grupos parapoliciales que se han usado para la represión política o, en palabras del régimen, para 'operaciones de liberación y protección del pueblo', las cuales se calcula que se han saldado con más de 500 ejecuciones extrajudiciales a lo largo de los años".

Además de sus privilegios en la prisión de Tocorón y la relación del régimen con el crimen organizado, como tercera pata que apuntalaría los lazos del chavismo con el Tren de Aragua está que entre el 70 y el 80 % de sus armas proceden de las fuerzas y cuerpos de seguridad venezolanos.

"La Comisión por el Desarme de Venezuela, determinó poco después de 2012 que entre el 70 y el 80 % de las armas y municiones de las bandas en las prisiones del país provenían de la Fuerza Armada venezolana. Eran armas de uso oficial que tenían que estar en manos de funcionarios", dice Rísquez.

El número dos del chavismo y ministro del Interior, Diosdado Cabello.

El número dos del chavismo y ministro del Interior, Diosdado Cabello. EFE

Por su parte, el Gobierno de Nicolás Maduro no sólo ha negado cualquier relación con la banda criminal, sino que ha acusado al mismo Julio Borges de estar implicado en una red de trata de personas controlada por el Tren de Aragua, a lo que el político responde con contundencia que el nacimiento y expansión del grupo criminal "están vinculados a la estructura de poder y la gobernanza criminal en Venezuela".

"No sólo hablamos de en qué circunstancias creció y se desarrolló el Tren de Aragua, tanto en el sistema penitenciario venezolano como en medio de la oleada migratoria de venezolanos por toda la región, sino que hay acusaciones concretas contra miembros del Gobierno. En particular, en el caso del asesinato del teniente Ronald Ojeda en Chile, muerto por un miembro del Tren de Aragua, uno de los testigos señaló a Diosdado Cabello, ministro del Interior venezolano, por su participación directa en el crimen", asegura Borges.

Edmundo González y María Corina Machado, líderes de la oposición, calificaron esta semana en un comunicado que el Tren de Aragua es "el brazo ejecutor del régimen de Maduro" y "una seria amenaza para todo el hemisferio".

Inmigración y trata

Tras asentar sus actividades criminales en el entorno de la prisión de Tocorón, la emergencia humanitaria que sufrió Venezuela y llevó, desde entonces, a millones de venezolanos a emigrar, también afectó a las bandas.

Con una moneda devaluada y sin actividades lucrativas a las que dedicarse en un país sumido en la crisis y la pobreza, el Tren de Aragua vio, primero en la minería ilegal en zonas fronterizas, y luego en los migrantes y el contrabando, vías de negocio que implicaron forzosamente una expansión internacional.

"Se convirtieron en traficantes de migrantes y de droga. Resultó un negocio redondo: extorsionaban a los migrantes y los usaban como mulas de la droga. A las mujeres, por otro lado, las prostituían y establecían redes de trata allí adonde llegaban los venezolanos", dice Rísquez.

Tras expandirse a través del negocio migratorio, se sabe que, a día de hoy, el tren de Aragua tiene presencia confirmada en Colombia, Brasil, Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Costa Rica, Panamá, México, Estados Unidos y España. El alcance de sus operaciones y activos en cada uno de estos países, no obstante, aún es difícil de cuantificar ya que las únicas noticias son por el desmantelamiento de redes de trata o por detenciones de algunos de sus miembros.

A día de hoy, según refiere Rísquez, la organización cuenta con cerca de 3.000 miembros distribuidos en los países mencionados. La cúpula reside en Venezuela, aunque varios de sus líderes han muerto y otros, como el caso de 'Larry Changa', están ahora mismo en prisión.

Larru Changa, uno de los cabecillas del Tren de Aragua, detenido en Colombia en julio de 2024.

Larru Changa, uno de los cabecillas del Tren de Aragua, detenido en Colombia en julio de 2024. Policía Nacional de Colombia (EFE)

El segundo nivel jerárquico del Tren de Aragua lo conforman lugartenientes que llevan las operaciones fuera de Venezuela y, la masa crítica de la organización, está formado por jóvenes marginales procedentes, en su mayoría, del entorno carcelario venezolano.

A los miembros del Tren de Aragua se les atribuyen una veintena de tipologías delictivas como secuestro, asesinato, trata de personas, narcotráfico, redes de prostitución ilegal, control de pasos fronterizos, venta de armas y lavado de dinero.

La relación del Tren de Aragua con las redes de inmigración ilegal a lo largo y ancho del continente americano ha centrado el interés de varios gobiernos en el grupo criminal, como el de Trump en EEUU. Según aseguraba Cabello, el ministro del interior, este viernes, el Tren de Aragua no es más que una "excusa" de la administración Trump para llevar a cabo su política antimigratoria.

Rísquez asegura que el de EEUU no es el único caso: Gustavo Petro lo hizo en Colombia y Gabriel Boric en Chile. "El Tren de Aragua es una especie de chivo expiatorio internacional para cargar contra los migrantes venezolanos. Esto no quita que desarrollen actividades criminales allá donde estén, habiéndose convertido en una de las bandas más relevantes de toda América Latina".