Bob Woodward (Illinois, 1943) es una leyenda viva del periodismo desde que en 1972, él y Carl Bernstein iniciaron la investigación del caso Watergate que les llevaría a ellos y a The Washington Post a la gloria y a Richard Nixon a abandonar la Casa Blanca por la puerta de atrás del helicóptero. ¿Se va a repetir ahora la historia con Donald Trump? Esto es quizá lo que por activa o por pasiva más le preguntaron este miércoles a Woodward en su calidad de ponente estrella del Management and Business Summitt de este año (MABS2017) auspiciado por Atresmedia.
“Paciencia”, pedía la vaca sagrada –que al natural guarda un inesperado parecido físico con Alfonso Guerra…- una y otra vez. Paciencia para investigar las cosas a la antigua usanza, sin apresuramientos dementes dictados por la “perniciosa infección de las redes sociales”, paciencia como la que la editora del Post, Kate Graham, tuvo con él y con Bernstein cuando nadie creía en su historia. “Así funciona este negocio”, cuenta Woodward que alegaba Graham. Él alega algo parecido para recordarnos que, por muy tentador que resulte dar por hecho que Donald Trump está pringado con las filtraciones a Rusia, nos hallamos muy lejos de probarlo.
“Sólo conocemos un 5 por ciento de la historia”, afirma el veterano gurú, a quien en un selecto almuerzo en su honor poco le faltó para emular el famoso por qué no te callas de don Juan Carlos I a Hugo Chávez por meterse con un presidente español votado por una mayoría de españoles. “Les ruego que dejen de ver a todos los ciudadanos americanos que han votado a Trump como un problema”, rogó con sus modales a la vez exquisitos y cortantes de antiguo oficial de la Marina. De uno que tuvo en sus manos los códigos de un submarino nuclear, nada menos. Entre la conferencia y el almuerzo, entre emocionantes batallitas del Watergate y vueltas y más vueltas al caso Trump, concedió esta entrevista a EL ESPAÑOL.
Señor Woodward, me han dado poco tiempo y no lo pienso desaprovechar preguntándole lo mismo que llevan toda la mañana preguntándole el resto de mis colegas…
Se lo agradezco, señorita.
Acabo de oírle decir en su ponencia que los medios de comunicación españoles investigan a fondo la corrupción política en nuestro país… ¿Hasta un punto satisfactorio, según usted?
¿Usted no está satisfecha?
[Ya me lo habían advertido: cuidado con Woodward que, a la que te descuidas, te está entrevistando él a ti y no tú a él].
Dejémoslo en que no todo el mundo se da por satisfecho…
Hay que tener en cuenta que nunca se puede llegar al fondo de absolutamente todo. Pero a mí me aseguran que muchos casos de corrupción en España están aflorando en la prensa… Me dicen que en los medios de comunicación españoles se investiga mucho la corrupción, pero antes tienen que seguir trabajando y tener paciencia.
¿Cree que Mariano Rajoy y el gobierno del PP aguantarán el tirón?
No estoy seguro de saber responder a eso.
En general, ¿qué imagen hay en Estados Unidos del gobierno Rajoy?
Bueno, allí como aquí, el gran problema, la peor pesadilla, son los secretos de los gobiernos, los gobiernos en la sombra, la política oculta… Es incesante la lucha para desvelar esos secretos, y en ningún país se consigue nunca del todo.
Usted acaba de decir que el único contrapoder efectivo contra los abusos del poder presidencial no son nunca la oposición ni el Parlamento, es el periodismo…
Bueno, no es el único, pero sí es verdad que sobre todo en momentos de grave crisis política, los medios de comunicación independientes tienen más autoridad moral para investigar ciertas cosas. El periodismo no tiene límites para preguntar, excepto los que él mismo se imponga por falta de persistencia o por incurrir en ideas preconcebidas. Eso es así en América, y me cuentan que también en España.
Y del terrorismo, ¿qué le cuentan? ¿Qué cree que nos espera?
El impacto del terrorismo es global y es tremendo. Nosotros tuvimos el 11-S y ustedes el salvaje atentado del 11 de marzo de 2004, que cambió España y la política española. El terror sigue siendo un problema gigantesco y se han hecho muchas cosas para combatirlo, en muchos sentidos se ha hecho un gran trabajo.
En España no ha vuelto a haber nada comparable al 11-M desde 2004, pero hay quien teme que todo sea pura chiripa que se acabe cualquier día, hay quien cree que el gobierno Rajoy tiene la cabeza bajo la arena, como un avestruz…
No se equivoque: en política antiterrorista, la chiripa no existe. Como no existe en periodismo. Un golpe de suerte no te soluciona nada porque es un trabajo del día a día, de ganarse la confianza de las fuentes, de comprobar todos los datos, de llegar una y otra vez a la verdad. Hay gente allá fuera, en EEUU y en todo el mundo, que sabe cosas que el gran público debería conocer…
Para descubrir esas cosas sólo se puede confiar en el trabajo incansable y sistemático, no en la fortuna. Mire, la pregunta más importante que un periodista puede hacer, lo primero que tiene que decir, después de su nombre y el del medio para el que trabaja, es: "Necesito su ayuda". Para saber algo, se entiende. Es sorprendente cómo a veces pueden llegar a desactivarse simplemente así las defensas de personas que odian a los periodistas, o eso creen.
Volviendo al terrorismo, si la chiripa no existe, según usted, ¿es que el gobierno Rajoy lo está haciendo bien?
Por mi parte puedo decirle que el FBI dedica muchos recursos y muchos agentes, miles de agentes en todo el mundo, a investigar cualquier atisbo o indicio de actividad terrorista. Hay constante vigilancia electrónica, física, por todos los medios.
¿Y en España hay muchos?
Por supuesto.
O sea, que patrullan en masa por aquí para ayudarnos a librarnos de todo mal…
Esperemos que funcione, sí.
[Más tarde, en el almuerzo, Woodward lanzará empero un aviso para navegantes muy sutil, muy de los suyos: dejará caer que en su país, Estados Unidos, empiezan a elevarse las voces críticas contra un posible excesivo gasto de recursos para combatir el terrorismo en el resto del mundo, en detrimento de, por ejemplo, la Sanidad y la Educación norteamericanas. ¿Tiene los días contados el Plan Marshall contra el Estado Islámico?].
Pero ¿qué pasará, por ejemplo, cuando se concrete el brexit? ¿Puede afectar eso o incluso fenómenos como el separatismo catalán a la médula de la cooperación antiterrorista internacional?
Esa es una pregunta de futuro, más que de presente… No se puede tener tanta prisa, señorita. La inmediatez no lo es todo.
No sé si es una respuesta para quedarse más o menos tranquila... Pero Woodward se encierra en su concha y de ahí no le sacas excepto para volver a pedir paciencia, paciencia y mucha más paciencia. Para todo. “¿Se acuerdan del protagonista de la película El club de los poetas muertos, el profesor interpretado por Robin Williams, que se ponía de pie sobre su escritorio para reivindicar una manera diferente de pensar las cosas?”, dirá de repente, dejándonos a todos tan boquiabiertos como a los alumnos de la película.
Hay algo profundo, pero no evidente, en lo que el viejo jefe de la manada periodística nos está contando. “Hillary Clinton perdió porque Obama no la apoyó lo suficiente y porque no fue del todo sincera y porque la gente se hartó y quería caras nuevas, métodos nuevos”, afirma. Recomienda a la fallida presidenta “que se calle, que deje de dar entrevistas” y a todos los demás que reflexionemos sobre que el futuro, por muy vertiginoso que a veces nos parezca, sólo se puede construir despacio, “con paciencia y aspirando a la honestidad”. En resumen: que no valen atajos. Ni para entrar en el Watergate ni en la Historia.