“¿Miedo? El hombre siempre ha tenido miedo ante lo desconocido. Pero la ilusión, quizá, sobrepasa al miedo”. Quien habla es Unai Nieto, pacense de 31 años y co-fundador de una de las aventuras empresariales más insólitas, valientes y emocionantes de la tecnología patria: crear el primer smartphone extremeño para comerse al gigante Apple. No en vano su logo es una bellota mordisqueada. Lo expone nervioso, sin parar de mover la pierna y mesarse el pelo con un discurso tan palpitante como contagioso y con tics de genio de manual. Porque el hecho es que han empezado a ganar terreno. Pero volvamos a los inicios, dos años atrás.
“Soy frigorista industrial y técnico electrónico, estudié la antigua FP, y la crisis me dejó en paro. Así que me vine a Zafra, de donde es mi novia, y un buen día me quedé sin móvil y acudí a una tienda a comprarme uno”.
Allí le atendió quien hoy es su socio, Eric Cui, un inmigrante chino que llegó a España siendo un niño y que, “como cualquier emigrante que deja su país para buscarse la vida en otro”, explica Unai, “creció con la idea de comerse el mundo. Vendía marcas ya implantadas e importaba otras menos conocidas”.
Dos almas gemelas de dos geografías remotas se acababan de encontrar. Uno venía de una formación académica en Empresariales tras una adolescencia creando páginas web y trasteando por los foros de internet chinos, y otro de la industria electrónica y la informática autodidacta.
“Durante mi infancia estaban los chavales que se dedicaban a trucar motos y a mí me dio por destripar ordenadores y modificar o trucar sus sistemas operativos”, cuenta Unai entre risas. El flechazo fue instantáneo. Empezaron a hablar y en el fragor de la conversación, Eric le confesó que andaba centrado en la idea de fabricar móviles. Unai, por entonces, diseñaba sistemas operativos para telefonía por pura afición.
“De hecho, estando ya sin trabajo, empleé todo el dinero y los recursos del paro en formarme en el diseño de esos sistemas operativos”. Eric ya contaba con un prototipo que tenía un fallo en el sistema y Unai se ofreció a resolverlo. “Me encerré un fin de semana en casa, logré solucionarlo y acto seguido me contrató directamente como socio. No quería tenerme como empleado sino como parte implicada y partícipe de un proyecto al que le veía mucho futuro”.
La tecnología móvil había pegado un boom en ventas y había muchas empresas emergentes alrededor de esta nueva industria. Y coincidieron en la misma idea: por qué no fabricarlos en Extremadura. “Vimos que se podría desarrollar aquí perfectamente. Tenemos gente cualificada, aeropuerto en Badajoz, nuestras carreteras están estupendas. Era totalmente factible”. Una semana después, ambos volaban al gigante tecnológico de China para cotejar sobre el terreno cómo debería ser el producto que querían fabricar. La aventura había comenzado.
Fabricar aquí, ensamblar allí
“Aunque nosotros facturemos un diseño, China nos saca años luz en tecnología para la producción y ensamblaje de circuitos, porque lo cierto, eso es rápido de entender, es que a día de hoy no es viable fabricar esas placas aquí. Nos gustaría y esperamos que llegue el día en que podamos asumir todo el proceso y que todo el dinero invertido y generado se quede en la región. Pero por el momento, la gran verdad es que tenemos que fabricar las placas allí y ensamblarlas aquí”, advierte.
La apuesta fue empezar con un número limitado de unidades piloto que presentaron en la campaña navideña de 2014. Y con el mismo número de empleados que aún hoy mantienen, ocho, se pusieron manos a la obra. De media tenían 28 años de edad. El producto se llamó Zetta, en alusión a Zafra pero también porque en el alfabeto griego significa diez elevado a 25, “quizá la cantidad económica en la que algún día nos gustaría tener valorada la empresa”, confiesa risueño.
La gama se llamó Conquistador, en homenaje a sus antepasados y a su afán de conquistar, en este caso el mercado y armados con un teléfono móvil. Para terminar de cerrar el círculo, si Apple había basado su logo en una manzana, ellos lo hicieron con una bellota. “Es un fruto distintivo de la región y aprovechamos la idea de meterle un “muerdo” como guiño, pero también como referencia a la tecnología móvil, que funciona por radiofrecuencia. Si tú ves la onda WiFi, siempre se marca con tres rayas que tienen la misma curva que la bellota. A partir de ahí, claro, dejamos jugar a la imaginación de la gente”, sonríe.
Una sonrisa entrecortada después de que la redes sociales hayan cargado duramente contra los emprendedores extremeños, a quienes acusan de fraude y estafa. Concretamente, en diversos foros, se les acusa de cubrir teléfonos de la marca Xiaomi con las carcasas con su bellota mordisqueada e incluso la asociación de consumidores Facua ya aconseja a los compradores que reclamen la devolución del importe.
Críticas que, según los creadores del iPhone extremeño con los que EL ESPAÑOL volvió a contactar, tendrán respuesta en forma de comunicado, aunque aportaron una explicación basada en su necesidad de comprar determinadas piezas a fabricantes externos, entre ellos Xiaomi, la cual vende tecnología a multiples empresas de telefonía. Un trago amargo que, sin embargo, no empaña el recuerdo de los comienzos.
El día D
“Fue un poco locura. Uno siempre piensa que va a llegar a tiempo y al final tienes que dar más horas que un reloj y olvidarte de dormir. Éramos unos chavales que apenas llevábamos un año trabajando en un móvil de facturación propia, algo impensable para una empresa extremeña. Siempre nos hemos dedicado al campo. Pienso que la curiosidad que despertamos fue lo que llamó la atención. Anunciamos nuestro producto en redes sociales y les pedimos a todos nuestros familiares y amigos que lo compartiesen en las suyas. Todo el mundo reaccionó como diciendo, “¡Joder, pero si salen de un pueblo extremeño!”. La gente lo acogió con mucha ilusión. Eso de que uno no es profeta en su tierra no ha sido así en nuestro caso. Recibimos apoyo desde el principio. Incluso la Junta de Extremadura, que funciona bastante bien en ese sentido, nos recibió desde un primer momento. Quisieron conocer el producto y estar con nosotros. Respaldarlo, interesarse por su desarrollo. Nos sorprendió mucho que la respuesta fuese tan multitudinaria”.
Llegada la fecha de lanzamiento -diciembre de 2014-, irrumpieron con un teléfono de 5,5 pulgadas cuando la gran apuesta de las demás compañías para ese momento eran las pantallas de 5. “Sólo Samsung se atrevió a presentar su modelo Note, también de 5,5’’. Un experimento que hizo”, apostilla con sorna sin pronunciarse sobre el último gran fallo de la multinacional coreana. La primera semana vendieron mil unidades, 500 sólo en el primer día.
“Habíamos producido en base a reservas, bajo pedido, con una oferta irresistible para esas navidades. Sacábamos lo mismo que valía 700€ a un precio de 100€. Era algo chocante para el público”.
Y remarca: “A nivel técnico siempre hemos querido usar la última tecnología. Si las grandes marcas tienen cámaras de 13 megapíxeles, nosotros las montamos de 16. Si están utilizando 2GB de RAM, intentamos meter 3GB. Esos números llaman mucho al cliente, que se plantea que está pagando menos y le están dando más. No tenemos una gran publicidad en medios ni en TV, pero podemos ajustar el margen de beneficio ajustando el precio del terminal. Hay que ser realista. Para llegar al gran público hay que llegar con un precio asequible que ofrezca más que la competencia. Y a día de hoy los márgenes de todas las compañías se han ajustado bastante, apenas hay diferencias entre especificaciones. Hasta Apple ofrece las mismas características que la media.”.
Una jornada de éxito
“Aquel día la cola era inmensa. Salías fuera de la tienda y daba la vuelta. Me sobrepasó, tenía ganas de esconderme”, recuerda. “Supongo que todo el mundo quería ponerle cara a los creadores de aquello. Quizá se esperaban ver a dos empresarios y no nos identificaban como los creadores. Pensaban que éramos simples dependientes de la tienda. Cuando les decíamos que aquello era nuestro, se quedaban con una sonrisilla incrédula como diciendo, '¡Pero si sois unos críos!. ¿En serio sois vosotros?'. Pues sí. Mientras mi compañero te está atendiendo, yo voy a seguir montando equipos en la trastienda, que no llego”, rememora con una carcajada.
Aunque son reacios a hablar de números concretos –“en estos momentos la facturación no se encuentra entre nuestras primeras prioridades y nos es difícil cuantificarla porque nuestros mayores esfuerzos se dedican a la promoción y consolidación de nuestro producto. A la crisis económica hay que sumarle la rapidez del sector tecnológico”, aducen desde su departamento de Comunicación-, lo cierto es que a la segunda semana el Zetta ya había traspasado fronteras.
“Nos compraron muchos españoles que viven fuera y a partir de ahí comenzamos a recibir pedidos de Holanda, Alemania, Inglaterra... Hemos empezado a distribuir por todo el mundo, incluida Australia. Nuestras miras son globales. Son móviles que están certificados y pueden venderse en cualquier parte sin problemas de cobertura”, explica Unai.
Y remata: “Estuve en un festival de música en Portugal en el que no había ni un solo portugués, era todo gente de Rusia, de Austria, y me puse a grabar un vídeo con mi móvil. Se me acercó uno y sin mediar palabra, con una sonrisa, levantó el suyo para enseñármelo, como diciendo, 'mira, tenemos el mismo teléfono'.
Cuenta Unai que lo que más les dicen es que no pueden creer que un extremeño pueda hacer un móvil que pueda sustituir al iPhone, que les gusta incluso más. “Cuando un cliente te cuenta que lo ha recomendado a veinte amigos, te confirma que estamos haciendo las cosas bien”.
“También nos compran muchos móviles desde Cataluña y País Vasco, que son las dos comunidades donde más emigramos. Nos llaman y nos cuentan que llevan más de veinte años exiliados y quieren nuestro móvil simplemente porque tiene marca extremeña”. Y continúa: “Mira, hay una cosa que es una regla en internet. Y es que si tú tienes un producto que funciona bien no lo comentas en ningún foro. Ahí sólo se comenta lo malo. Con nuestro producto ha sucedido lo contrario. Nos dejan comentarios para felicitarnos. De alguna manera les hemos caído en gracia”.
Hoy, con cuatro modelos en el mercado, preparan el lanzamiento de otros dos para estas próximas navidades con precios que irán desde los 130€ a los 330€, caso de la nueva niña bonita, el Zetta Metal. “Es un Android muy semejante al iPhone 7. Es decir, construido totalmente en aluminio, con sensor de huella, 3GB de RAM, 32GB de memoria, doble flash... Tiene una interfaz muy similar y no cuesta 900€, sino tres veces menos”, añade orgulloso mientras muestra cómo los fondos de pantalla de cada modelo son lugares emblemáticos de Extremadura. “Es algo que también queremos cuidar, que a través de nuestros móviles podamos enseñar nuestra región”.
Realismo práctico
Y es que su gran baza, insiste, es la cercanía al cliente. “Yo estoy trabajando en la misma empresa en la que se vende y siendo el constructor del software también atiendo por teléfono a las dudas de los clientes. Es impensable que en su día Steve Jobs atendiera una llamada telefónica. Pero, sobre todo, lo que nos diferencia es el servicio post venta. Si hay alguna avería producida por el cliente o por un fallo de fabricación, se le da atención inmediata”.
“Y es que hay que ser realista”, repite como un mantra: “A todos se nos ha roto alguna vez el móvil y nos hemos quedado 15 días sin él. Aquí no. Recogemos en 24 horas en toda España, lo que significa que en 48, como máximo, el problema esté solucionado. Eso es una ventaja respecto a toda la competencia. No le reenviamos a algún enlace de la web. La atención es telefónica e incluso si el cliente nos da su permiso nos introducimos en su móvil vía remota y solucionamos el problema trabajando desde su propio terminal. Damos la misma importancia a crear un producto de calidad como a tener un servicio post venta también de calidad”.
“De todas formas –subraya-, hay que decir que hemos hecho bien nuestros deberes porque no tenemos muchas incidencias. Si ha habido algún tipo de duda o incidencia, rápidamente hemos colgado un tutorial en la red, donde sí estamos muy presentes. A veces, los extremeños, tenemos que hacer el doble que los demás para demostrar que valemos lo mismo”.
¿Y el futuro? “Siempre he escuchado a la gente de mi alrededor decir que el que se para se muere. De hecho, el móvil está bien, la marca funciona. Pero ya estamos con el gusanillo de sacar nuevos productos como relojes, tabletas, que son servicios que ya han que estar en todas las casas. Estamos empezando a investigar en domótica. Son cosas que van rodadas. Ver de qué forma podemos ayudar a la gente. La idea es informatizar al usuario medio de la calle, que crezca con nosotros. Yo soy un friki de esto y me manejo bien, pero hay mucha gente que no sabe. Así que si yo puedo compartir mis conocimientos, esto nos va a enriquecer a todos”, concluye.