“No, la gente no me ha reconocido mucho después de publicar el reportaje. No suelo llevar dos bengalas cuando conduzco mi taxi, ni voy pegando tiros”, cuenta riéndose el Peseto Loco. Nacho Castillo se convirtió, la semana pasada, en el nombre más popular de las redes sociales. Después de que EL ESPAÑOL publicase un perfil sobre él, que es una de las figuras más polémicas del conflicto que enfrenta a taxistas y empresas como Cabify, se convirtió en trending topic.

Su perfil de exboxeador, su apodo, su look y sus antecedentes por haber disparado a un coche de Uber con una pistola de aire comprimido, contribuyeron a que se construyese, en pocas horas, la leyenda de una especie de taxista loco que va pegando tiros por la calle. Un personaje más propio de la película Mad Max o del videojuego Grand Thief Auto que de los taxis de Madrid. Él asegura que es una imagen muy alejada de la realidad. Ahora, una semana después de la vorágine, me monto en su coche y los dos pasamos una hora apatrullando la ciudad, como cantaba El Fary en la banda sonora de Torrente.

Nacho Castillo muestra la botella de Aquacuqui, con la que obsequia a sus clientes

Antes de montarme, un compañero de redacción me hace la broma: “Lo primero que vas a tener que decirle al taxista es que cambie de emisora y quite la COPE”. Es el ancestral tópico que dice que el taxi es un sector con muchos miembros de derechas. Enlaza perfectamente con una de las principales acusaciones que han lanzado contra el Peseto Loco estos días: le llaman nazi. Días antes se publicó una foto suya con Melisa D. Ruiz, de Hogar Social Madrid. Ese fue el detonante para que las redes cargasen contra él.

Decepción. El Peseto no lleva la COPE. Ni banderitas de España por su coche. Sintoniza Rock FM. “Música las 24 horas llevo. Y si le das a este botón, quitamos la radio, ponemos el CD y mira...”. Nacho cambia y sale una canción de AC/DC, su grupo favorito.

EL ESPAÑOL, BLANQUEANDO NAZIS

“Peseto, ¿tú eres nazi?”. Él lo niega mil veces. “No me molesta que me llamen radical, que digan que la lío o que soy polémico. Pero nazi no. No lo soy. Nunca lo he sido. Es el ataque fácil por aquella foto", se lamenta este madrileño de 35 años.

Yo también he recibido algún palo por ese reportaje. Varios usuarios de Twitter y una publicación digital acusan a EL ESPAÑOL de “blanquear nazis”. Yo no acabo de entender muy bien la acusación. Juro que no tengo interés en blanquear a nadie. Todo lo contrario: a mí me encantaría poder sacar una foto del Peseto posando con una esvástica y titular con la palabra 'nazi' en grande. Me iba a dar muchísimas visitas. Pero es que no la he encontrado. Ni esa, ni otras pruebas que me autoricen a llamarle nazi. Sí que me llegó la foto con Melisa y la publiqué, pero yo no tengo claro que hacerse una foto con alguien te transfiera su ideología.

MULATOS, GAYS, LESBIANAS, GITANOS...

Como acusación es grave. El Peseto se defiende. "Yo siempre he sido rockero. Tocaba la guitarra en un grupo heavy. Con 14 años me pegaron una paliza unos skins por llevar el pelo largo, ¡Mi grupo favorito es AC/DC!” me repite. “¿Qué pasa, que un nazi no puede escuchar rock, Nacho?”, le pregunto yo. “Pues claro que un nazi puede escuchar AC/DC y lo que él quiera. Pero de un nazi no dicen estas cosas”, me contesta. Y me muestra una retahíla de pantallazos.

“Esto qué es”, le pregunto. Son capturas de pantalla de amigos suyos de Facebook que salieron en su defensa después del revuelo formado por el reportaje. La primera me llama mucho la atención. Se trata de Gabriel Campillo, uno de los boxeadores españoles más famosos de nuestro tiempo. Campeón de España, de Europa y del Mundo, ha sido uno de los últimos púgiles españoles en pelear en Las Vegas (donde, por cierto, le robaron el combate). Es amigo del Peseto desde que tenían 15 años. El punto está en que Campillo es mulato. Fue uno de los primeros en publicar un texto en su Facebook atacando a los medios y a los tuiteros que calificaban al Peseto de nazi.

El excampeón del mundo de boxeo, Gabriel Campillo, mulato, protesta por las acusaciones de nazismo contra Nacho Castillo

“No es el único. Mira este...”, sigue el Peseto. Me muestra un pantallazo de otro amigo suyo que se presenta como gay y que sale defendiendo a Nacho de esa acusación. A esta captura le sigue la de una amiga lesbiana y la de Jonathan Saavedra, otro boxeador amigo suyo. En este caso, gitano. Casi todas las minorías, vaya.

Sé que esto no es suficiente. No es una prueba concluyente de nada y las redes seguirán dándole (y a mí por publicarlo) y calificándolo de nazi. Pero me parece relevante señalar que aquella reacción provocase una contrarreacción espontánea e inmediata. “Pues es igual. Van a seguir diciendo que soy un nazi porque salgo en una foto con Melisa. Y yo ya digo que soy pro-taxi; que estaré agradecido a todo aquel que nos apoye en el conflicto. Pero es una forma fácil de atacarme. Yo lo tengo claro. Ni nazi, ni fascista, ni nada de nada. Mi única ideología es mi hija pequeña, que tengo yo la custodia”, repite varias veces.

AGUA CONTRA LAS CUCARACHAS

Embocamos Arturo Soria y me ofrece agua. Saca una nevera portátil y me extiende una botellita con una etiqueta en la que pone 'Aquacuqui'. Me hace gracia el nombre, por las connotaciones de la palabra 'cuqui' en un personaje como Nacho. Me cuenta que lo de 'cuqui' es por las 'cucarachas', que es como llaman despectivamente en el sector del taxi a los conductores de Cabify y Uber. “Hemos hecho hasta un anuncio parodia. Es una respuesta-provocación a las comparaciones. Las 'cucarachas' regalan agua y caramelos. Pues nosotros también”. Y me pasa esta 'joya':

Taxi_clip

La etiqueta de la botella la ha diseñado él. “Fui diseñador gráfico antes que conductor. También diseñador web. He trabajado de muchas cosas. Hasta de actor en Antena 3. Salí en la serie de Manolo y Benito”, me confiesa. Un buen combo: Manolo, Benito y el Peseto loco. Su intervención está colgada en Youtube. Apareció en aquella famosa serie llamada 'Manos a la obra', de dos albañiles desastrosos. Hay un episodio en el que los protagonistas se meten en un lío por organizar una pelea y les amenazan de muerte en un gimnasio. El Peseto es uno de los malotes que intimida a Benito y lo agarra del cuello.

Dos fotogramas de Nacho Castillo participando como extra en la serie 'Manos a la obra', agarrando del cuello a Benito

Al pasar por la estación de Fuente La Mora vemos un Hyundai I40. “Mira, un taxi ilegal. Cucarachas”, me señala. Reconoce los coches de Cabify a lo lejos. Tiene casi un radar. “Y ahora porque van señalados con una pegatina que pone VTC (Vehículo Turismo con Conductor) y la bandera de Madrid. Pero antes también los detectaba. Por el modelo de coche, por ejemplo”. Esos coches, denuncian las empresas de VTC, están sufriendo un acoso sistemático. Lunas rotas, ruedas pinchadas… Son muchos que relacionan al sector más radical del taxi con estos ataques. Les llaman cacerías. Nacho jura que nunca ha participado en una de ellas. “Yo ni siquiera salgo de noche. Sí que intento cazarlos, pero de otra manera. Esta misma semana he quedado con un equipo de televisión para que me acompañe y vean cómo actúo”.

CACERÍA PERO SIN TIROS

Su modus operandi consiste en peinar la ciudad para intentar identificar a conductores de VTC que estén esperando a clientes, que es algo que este tipo de empresas no tienen permitido hacer. “Cuando detecto a uno, aviso a la policía municipal para que les sancione, nada más”, explica. “Sé que después de que se publicase lo de la pistola (Nacho fue declarado culpable de disparar contra un coche de Uber. Él lo niega pero existe una sentencia que le condena) me he acostumbrado a que la gente piense que voy pegando tiros contra esos coches. Pero no, es todo legal. Les cazamos, pero dentro de la ley”.

Nacho Castillo denuncia que también hay taxis que están siendo objeto de ataques

“Pero esos conductores también tienen derecho a trabajar y comer, ¿no?”, le pregunto. “Por supuesto, pero es que esos conductores en realidad también son víctimas. Les tienen trabajando en unas condiciones deplorables, muchas horas sin descanso, mal pagados. Esas empresas de cucarachas obligan a sus conductores a mentir. A inventarse servicios y hojas de ruta. Si están captando clientes en la vía pública y la policía les identifica, sacan una hoja falsa, como si estuvieran esperando a un cliente que les ha avisado por teléfono. Eso es una estafa y está documentada. Les hemos pillado con cámaras ocultas. Pero aun y así no es suficiente. Siguen saltándose la ley con impunidad”, se queja. Añade además que "a los taxistas también nos atacan los conductores de VTC y de eso no se habla". 

UBER COGE EL TAXI

Dicho esto, me muestra un ticket y me señala un nombre: Yuri. Se trata de Yuri Fernández, portavoz de Uber España. Participó en un programa de Onda Cero y pidió un taxi: “Parece extraño que el portavoz de Uber España prefiera viajar en taxi aunque pueda viajar gratis en los vehículos de su compañía. Ha venido a darnos la razón. Si ni los propios jefes confían en su empresa, ¿cómo lo van a hacer los clientes?”.

El Peseto loco muestra un ticket de taxi a nombre de Yuri Fernández, portavoz de Uber España,

Nuestro viaje acaba cerca de la Avenida de América. No hemos cazado a ninguna 'cucaracha', yo me he bebido la botella de Aquacuqui y me llevo unos caramelos. La carrera ha subido a 50 euros, porque lleva el contador puesto, pero no me los cobra. Estábamos apatrullando. Nacho atiende a otro medio de comunicación por teléfono y concierta una entrevista. También en ruta, también a bordo de su taxi y sin cobrar. “Esto, las manifestaciones, salir a pillar 'cucarachas'… son cosas que no cobramos. Gastamos nuestro tiempo y dinero en denunciar algo ilegal. Pero es lo que tenemos que hacer, y ya es imparable. Para el mes que viene, si estos problemas no se han solucionado, vamos a convocar un paro indefinido. Y entonces sí que se va a colapsar el país”. El conflicto sigue. Y mas ahora que se puede triplicar el número de licencias de VTC en España.

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