El padre de Joan Coscubiela fue a la cárcel por sindicalista. El propio Joan Coscubiela fue a la cárcel por su lucha contra el franquismo. Ha pasado su vida como activista de izquierdas. Su trayectoria profesional ha estado siempre ligada al sindicalismo y al socialismo. Se declara soberanista, defendió el derecho a decidir de los catalanes, se posicionó de lado de la celebración de la consulta independentista e incluso llegó a defender la libertad para Arnaldo Otegi. Ahora, por un escorzo del destino, Joan Coscubiela se ha convertido en uno de los nuevos enemigos del independentismo catalán. Gran parte de la izquierda catalana se le ha echado encima y muchos de sus propios compañeros piden que sea cesado como portavoz del partido en el Parlament. ¿Qué ha pasado para que el arco de transformación del personaje haya dado un giro tan radical?
En prisión desde su más tierna infancia
Joan Coscubiela (Barcelona, 1954) es más barcelonés que la estatua de Colón. Hijo de un trabajador del metal y de una manufacturera de cinturones, nació cerca de la playa, en el emblemático barrio de La Barceloneta. Desde muy pequeño se vio obligado a pisar la cárcel. Entró en prisión por primera vez con 11 años. Obviamente no para cumplir condena, sino para visitar a su padre, Josep Coscubiela, que fue encarcelado por sus actividades sindicales durante la democracia. El motivo de la condena fue haber contribuido a la fundación de CCOO en Cataluña.
Volvió a visitar la prisión Modelo de Barcelona en 1969 por el mismo motivo. Coscubiela conoce bien esta cárcel, dado que ha pisado las instalaciones en calidad de hijo de preso, más tarde como preso preventivo, luego como abogado, que es su ocupación primigenia, también como sindicalista y finalmente como parlamentario. Asegura Coscubiela que sus visitas a la cárcel fueron las experiencias que más huella le dejaron en su infancia: "Las largas colas en invierno en la puerta de la prisión para llevarle comida a mi padre (…), las conversaciones con las familias de otros presos comunes. El comentario que más me ha quedado grabado en la memoria era que lo de los presos comunes no tenía importancia. Que lo grave era lo de los presos políticos” recuerda en su página web.
A la cárcel, como papá
Este mal trago infantil no le arredró para seguir los pasos de su padre. Se licenció en Derecho y empezó su actividad contra el régimen franquista, que le llevó a la cárcel Modelo en 1972. Entró como preso preventivo acusado de asociación ilícita y propaganda ilegal. En aquel entonces ya formaba parte de CCOO y del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), filiaciones ambas susceptibles de ser consideradas delito durante el franquismo.
Entró en prisión y aún hoy, 45 años más tarde, recuerda las pésimas condiciones de vida a las que eran sometidos los encarcelados. Además, los presos políticos tenían miedo de ser represaliados por otros presos comunes. A su entrada le comunicaron otros internos que habían puesto mecanismos de protección para que a los presos políticos no les pasase nada allí dentro. No sabían sus compañeros del PSUC y de CCOO que a Coscubiela ya lo protegían otros presos: jóvenes del barrio de La Barceloneta que estaban dentro por delitos comunes y lo conocían de su infancia. Tal y como le identificaron le ofrecieron su protección. “Cosas de ser un chaval de barrio”, rememora.
La cárcel no le intimidó. A su salida siguió con sus actividades sindicales. Había trabajado en varios despachos de dos populares abogados laboralistas de Barcelona. Esto, sumado a su licenciatura en Derecho por la Universidad de Barcelona, donde impartía clases como profesor agregado, le llevaron a convertirse en una de las personas claves en la creación del gabinete jurídico de CCOO en 1977. Fue nombrado abogado de la Federación de la Construcción del sindicato. A partir de ahí desempeñó varios roles dentro de Comisiones, hasta que en 1995 fue nombrado Secretario General de Cataluña. Un cargo que desempeñó durante 13 largos años. Como buen corredor de maratones que es, se siente cómodo en las carreras de fondo.
El más activista de su universidad
"Compartí promoción en la Facultad de Derecho con Joan Coscubiela. Era tal vez el más activista de nosotros. Y en aquella época realmente sí que te la jugabas porque estábamos en una dictadura, con los grises a caballo por la universidad. Es una persona que siempre ha trabajado muchísimo por las izquierdas. Que ahora vengan cuatro frikis a utilizarlo como cabeza de turco y a calificarlo de españolista o no sé cuantas cosas más, es no tener ni idea", cuenta el abogado Jaume Bosch, que conoció a Coscubiela a principios de los 70 y aún conserva relación amistosa con él.
"Me parece una injusticia la caza que se está practicando contra él", prosigue Bosch. "Y te lo digo yo, que soy independentista. Pero nunca hemos tenido ningún problema al respecto. Hablamos, debatimos y no pasa nada. Pero esta campaña contra él es injusta. Él es el mayor defensor del referéndum que hay, pero si se hace con garantías. Y yo pienso lo mismo", concluye el abogado.
En 2008 fue relevado de su cargo por una mera cuestión de estatutos: “No podía seguir al frente porque había cumplido todos los mandatos posibles. Había gente que quería que se quedase, pero él es una persona muy íntegra y ni se lo planteó”, recuerda su amigo Joan Carles Gallego, que además fue quien le relevó al frente de CCOO. “Es una persona muy trabajadora y a la que no le duelen prendas en hacer cualquier labor: una vez me rompí una pierna en la montaña. Él venía a mi casa a hablar sobre nuestro trabajo en el sindicato y no tenía ningún problema en hacerme la comida".
Corre 10 kilómetros cada día
Coscubiela está acostumbrado a las carreras de fondo: en su faceta como sindicalista, en su trayectoria política y en la literalidad de la expresión. Porque Coscubiela corre. Corre mucho. Cada día se levanta muy temprano para hacer una ruta de unos 10 kilómetros por Barcelona. “Un día me enseñó el trayecto que hace corriendo y yo le dije que nos ería capaz de hacer ni en autobús, porque ya no es sólo lo largo que es, sino lo complicado que es ese trazado”, cuenta una persona de su entorno laboral. Y estos diez kilómetros no son más que un entrenamiento, porque este barcelonés ha corrido incluso maratones.
“Está acostumbrado a sufrir. De hecho lo disfruta. Dicen que en una maratón hay un momento, a partir del kilómetro 30, en el que los corredores ya no pueden quemar más grasas porque no las tienen. Empiezan a quemar músculo. Es ahí cuando el atleta lo pasa peor y se piensa lo de seguir corriendo. Es ahí cuando Joan Coscubiela empieza a disfrutar”, cuenta otra persona que trabajó con él durante su trayectoria como político.
Coscubiela siempre ha defendido que el paso del sindicalismo a la política es mucho más natural de lo que parece. Lo demostró en 2015. Después de su carrera de fondo como sindicalista optó por dar el salto al partido más afín a sus ideas: Iniciativa per Catalunya. Los verdes. Los ecosocialistas. Un partido que confluyó con Catalunya Sí Que es Pot (la marca blanca de Podemos en Cataluña) en las últimas elecciones autonómicas. Era la segunda filiación a un partido en su vida, después de haber militado en el PSUC.
Un sindicalista en Esade
¿Qué hizo durante ese impasse? Desde que dejó la Secretaría de CCOO en 2008 hasta que empezó a su carrera política con ICV en 2011, desarrolló una actividad como profesor que le valió algunas críticas: fue fichado como profesor de ESADE, la prestigiosa escuela de negocios. Fueron muchos los que se sorprendieron de que una persona tan apegada a las izquierdas pasase a impartir clases en un centro de estudios que es poco menos que un símbolo 'neocon'.
Fue durante esta etapa cuando empezó a labrarse enemigos dentro de la izquierda catalana. Cuando pasó a convertirse en el candidato de ICV, la campaña de desprestigio de Coscubiela fue en aumento. En 2015 se vio obligado a responder un artículo aparecido en el digital catalán “Vilaweb” que le acusaba de ser uno de los responsables de que parte del dinero de los funcionarios catalanes fuese destinado a planes de pensiones privados ofrecidos por La Caixa. Coscubiela contesto a aquella pieza de Andreu Barnils con un largo texto lleno de correcciones y acusando al periodista de practicar guerra sucia y de mentir de forma descarada con el único objetivo de desprestigiar su nombre.
“Joan no busca aplausos. Está acostumbrado a los ataques y, como es una persona íntegra, dice lo que tiene que decir sin miedo a las reacciones”, cuenta una amiga íntima. Y como dice lo que piensa, no es la primera vez que se encuentra con críticas feroces. Tuvo que lidiar, en 2016, con parte de la opinión pública que le afeó que defendiese la salida de prisión de Arnaldo Otegi: “La libertad de Otegi se tendría que haber producido hace 6 años porque no tendría que estar en la cárcel” fueron las declaraciones que le valieron muchos ataques.
De "Socialtraidor" a "Nacionaltraidor"
A pesar de su trayectoria como activista, sindicalista, militante de izquierdas y catalanista pro-referendum, ahora se ha convertido en el enemigo del independentismo catalán. Algunos de sus propios compañeros de partido le consideran un traidor porque la semana pasada criticó con dureza la maniobra ilegal del Govern para convocar un referéndum por la independencia.
Parece que estos ataques no le afectan del todo, porque han sido varias las veces en su vida en las que le han acusado de traidor: “Cuando tenía 17 años y salí de un cuarto de piso de 30 metros cuadrados que compartía con cuatro adultos para ir a la Facultad de Derecho, algunos de mis compañeros me acusaron de 'socialtraidor' (…). Algunos de los que me insultaban ahora están cargados de dólares y euros. Otros incluso han acabado de asesores de la mafia catalana (…). Ahora compruebo que algunos hijos y nietos de aquellos que me insultaban por mi 'traición social' ahora me acusan de 'nacionaltraidor'. Eso sí, ni los unos ni los otros han abandonado sus posiciones de privilegio social explica en una columna de su blog”.
A Coscubiela le resbalan las críticas como la de Rufián: “Hay que decirle a ese chico que la fama en Twitter dura menos que la de Eurovisión; lo que diga Rufián me la refanfinfla”, explicó a Antonio García Ferreras en Al Rojo Vivo el día después de su incendiaria intervención en el Parlament. Su amigo Joan Carles Gallego cree que “gestiona bien las críticas: es una persona íntegra y prefiere razonar antes que atacar. Hubo un episodio en el Ayuntamiento de Barcelona en el que un concejal de las CUP le llegó a amenazar personalmente. Coscubiela no perdió los estribos”, recuerda Gallego.
Coscubiela, que vive en pareja y tiene dos hijos, es una persona acostumbrada a tenerlo todo bajo control. “Es muy intenso. Trabaja muchísimo. Lo lee todo, lo prepara todo, es el primero en llegar al trabajo y el último en irse. Si la gente sale a caminar, él sale a correr. Si la gente sale a correr, él hace maratones. Y si su trabajo no es perfecto, no está contento. No desconecta más que cuando corre” cuenta una persona que trabajó codo con codo con él durante su carrera política. Esa misma carrera a la que pondrá fin cuando acabe la legislatura, harto tal vez de ataques y temeroso de que, tal y como advirtió en el Parlament, “deje a mi hijo Dani una Cataluña en la que la mayoría pueda tapar los derechos de los que no piensan como ella”.