Amaia Salamanca: "Me alegro de no haber vivido la época de ‘Sin tetas no hay paraíso’ en redes sociales"
La actriz se embarca en la adaptación cinematográfica de 'La piel del tambor', novela de Arturo Pérez-Reverte acerca de la traición y la religión.
23 octubre, 2022 01:32Amaia Salamanca (Madrid, 1986) dice no haberse arrepentido de nada en su carrera. Siempre ha visto "un aliciente" en cada cosa que ha interpretado, ya sea como Letizia, la Catalina de Sin tetas no hay paraíso o de villana en Bienvenidos a Edén. La actriz regresa ahora a la gran pantalla con La piel del tambor, donde interpreta a Macarena, una mujer de la alta sociedad sevillana que se ve envuelta en un drama familiar que involucra al Vaticano. Sin el Papa de por medio, su realidad fuera de la gran pantalla no dista del todo de su personaje.
Junto con estrellas internacionales como Richard Armitage (El Hobbit), en la adaptación de la novela de Arturo Pérez-Reverte hay un fenómeno que resulta del todo chirriante y es ver cómo los actores españoles interactúan entre ellos en inglés. En una era de globalización en la que la versión original doblada ha ganado fuerza, ¿tanto costaba rodar las escenas en castellano? Para un pura raza de la lengua como él, defensor a ultranza de la expresión más presuntuosa del idioma, será una punzada directa al corazón de su ideología… y obra.
Aunque a la propia Amaia Salamanca también le resultó "raro" rodar escenas en Andalucía con actores nativos como Rodolfo Sancho o Alicia Borrachero -esta última haciendo de monja estadounidense-, considera que no tenían por qué ponerse "trabas". "En Mulán el emperador chino está hablando en inglés y nadie se pregunta por qué no está hablando en chino", replica. Con una coach que estuvo un mes ayudándola a practicar un acento neutro, la actriz considera que haber participado en este proyecto "es un punto más" en su carrera. Por ende, su personaje, "es una mujer que ha estudiado y vivido fuera y que tiene que saber desenvolverse en inglés perfectamente".
El autor conoció a la intérprete en la première de la cinta en Sevilla, donde le admitió que "es una de las adaptaciones que más le ha gustado de una de sus novelas". Con el beneplácito del escritor, "que no se corta a la hora de decir lo que piensa", Amaia da rienda suelta a un personaje ficticio y propio de una portada de la revista ¡HOLA!.
Afirma que los cambios tanto en su vida personal como profesional han ido de la mano. "Vas madurando", insiste. Por eso considera que, en la actualidad, tendría que pensar si rodaría o no ciertas escenas. "Un desnudo que no esté justificado, me lo pensaría", afirma. "Mis papeles ahora son otros, para qué voy a hacer una cosa de forma tan gratuita".
En más de una ocasión ha reivindicado que la maternidad convierte a las actrices en caldo de cultivo para roles adaptados a dicho estatus, algo que, contradictoriamente, considera "normal porque al final soy madre". Amaia Salamanca entiende, sin embargo, que hay cierto deje machista en "ofrecerme papeles más mayores, como de madre de niños de 18 años". También en la recurrencia de preguntarle cómo lidia con su carrera y sus tres hijos. "Sale mucho la pregunta de la conciliación, pues es como el resto de las familias en las que las mujeres también tienen que trabajar", responde tajante.
En una sociedad cada vez más vigilante y minuciosa en la crítica, ¿qué hubiese sido de Cata en la era de TikTok y Twitter? ¿Se atrevería ahora a encarnarla de nuevo? "Me alegro mucho de haberlo vivido en esa época" en la que nadie analizaba los episodios en redes sociales. "Llegaba el miércoles, o el jueves, se juntaba la familia y te veía, como mucho lo comentabas en el trabajo o el colegio, pero no había forma de estar en el momento", explica. Por aquel entonces, la actriz tenía 22 años y desconoce cómo habría lidiado con ello. "A veces las críticas son destructivas".
Con la salud mental tocando cada puerta, y las opiniones cada vez más presentes, ¿cómo lidiar con una exposición tan inmensa al exterior? "Lo criticamos todo, tendemos a dar siempre la opinión negativa", afirma. Sin embargo, "de una crítica mala también se aprende". Amaia Salamanca prefiere no verse demasiado en pantalla. Tampoco lee demasiado lo que los demás opinen de sus interpretaciones. "Intento protegerme", indica. Pese a ello, "no me veo en otra cosa", insiste. "Soy una persona a la que le encanta su profesión".
A colación de la afirmación de que la maternidad le ha proporcionado otro prisma vital, le encantaría colaborar con la nueva hornada de voces femeninas que están llevando el peso de la ficción nacional. "Hay un auge de mujeres dando su visión del mundo femenino", indica. "Todo lo que sea trabajar con ellas me llama especialmente la atención", concluye.