En la agenda de cualquier cinéfilo está marcada una cita en rojo. Una de esas que no hay que perderse. Se trata del Festival de Cine de San Sebastián, que esta edición cumple 64 años en un panorama el que la competencia de otros certámenes como Venecia o Toronto es cada vez mayor.
El Zinemaldia, tal como lo conocemos ahora, es fruto del trabajo de gente como José Luis Rebordinos, que cumple cinco años al frente del festival y más de 20 desde que comenzó dentro del Comité de Selección de películas. Rebordinos ha conseguido, sin grandes gestos y aspavientos, que el festival haya sobrevivido a la crisis económica sin ver mermada su capacidad para conjugar el mejor cine de autor con la presencia de estrellas internacionales que atraigan al curioso que durante ocho días abarrota la alfombra roja situada a escasos metros de la playa de La Concha.
¿Cómo definiría esta 64 edición del Festival, cuáles son sus claves?
Cuando empiezas a preparar una edición, el sueño que tienes es que todas las piezas del puzle encajen y estén equilibradas. Que haya glamur, pero también directores consagrados y sorpresas. Eso, a priori, en esta ocasión pinta muy bien. Luego ya lo valoraréis, pero hay mucho glamur, muchas presencias importantes… Yo llevo aquí 25 años y excepto el 60 aniversario nunca había habido tantas visitas. Así que por un lado eso está cubierto, y además en la Sección Oficial estamos muy contentos de que haya directores importantes como Hong San-soo, Bayona o Kormakur, pero también hay seis operas primas compitiendo y eso es porque nos gustan mucho y son muy potentes. Así que diría que es una edición muy heterogénea, y muy equilibrada.
Inaugura la Sección Oficial una mujer, Emmanuelle Bercot, pero sin embargo es la única presencia femenina de la Sección Oficial.
No seleccionamos en función del género. De más de 150 películas que se presentan hay más de 40 dirigidas por mujeres. Están en Zabaltegui, Nuevos directores… en total habrá en torno a un 30%, pero es verdad que nos gustaría que hubiera más en Sección Oficial, pero este año ha quedado así.
Esta edición empalma con las elecciones vascas, no sé si esa situación se ha notado en los trabajos presentados, especialmente en la sección Zinemira (dedicada al cine hecho en Euskadi).
No. Lo leí publicado hace unas semanas en un medio y me hizo mucha gracia, porque esa selección estaba hecha mucho antes de que el Lehendakari anunciara la fecha.
No seleccionamos en función del género. De más de 150 películas que se presentan hay más de 40 dirigidas por mujeres, pero es verdad que nos gustaría que hubiera más en Sección Oficial
Lo que hay es menos cine español. No sé si ha sido provocado por los críticas recibidas o que no ha sido una cosecha interesante.
Ha sido una decisión consciente. Es una autocrítica, el año pasado hubo seis películas españolas en la Sección Oficial y pensamos que, aunque todas la merecían, tanta presencia española diluyó el impacto de las propias películas. El año pasado se nos fue la mano, este sólo hay tres en competición.
¿Con qué presupuesto se cuenta esta edición?
Algo más que la anterior, cerca de 7,8 millones de euros.
El año pasado se nos fue la mano con el cine español. Tanta presencia española diluyó el impacto de las propias películas
Más del 50% es dinero público, ¿no haría falta más presencia de patrocinios privados?
Toda inversión privada es poca, pero un 45% no no es una mala cifra. Es importante también que la aportación pública sea sólida, porque se necesita una estabilidad, y su la privada es excesiva puede determinar esa estabilidad del festival. Lo bueno es el equilibrio, pero sí que creo que podemos conseguir más inversión privada. Realmente necesitaríamos más dinero publico y más dinero privado, pero no me quejo de las instituciones porque nos han ayudado en época de crisis.
Ahora vienen nuevos tiempos en los que hay que crecer, y por eso vamos a presentar un proyecto con nuevos presupuestos que esperamos que se apruebe para ponerlo en marcha a partir del año que viene, y cuando haya gobierno de la nación y gobierno vasco y consejo de administración nuevo. El plan anterior ya se ha cumplido y hay que plantear uno nuevo que se tendrá que asumir desde lo público y lo privado.
¿Falta una ley de mecenazgo para que haya más inversión privada?
Hombre, una Ley de mecenazgo nos ayudaría. Yo soy optimista y estoy convencido de que vamos a conseguir que con el próximo Gobierno haya una Ley de mecenazgo y que el IVA vuelva a cifras normales. Creo que vienen tiempos mejores para el cine español en estos aspectos.
¿Cree en esos cambios gobierne quien gobierne?
No lo sé, con la inestabilidad que hay ahora y tal cual está el panorama no sé puede ser adivino ni saber quién va a gobernar, pero creo que el sentido común va a acabar triunfando y cuando haya estabilidad política estos asuntos se plantearán.
Yo soy optimista y estoy convencido de que vamos a conseguir que con el próximo Gobierno haya una Ley de mecenazgo y que el IVA vuelva a cifras normales
¿Ha afectado la inestabilidad política al certamen?
La inestabilidad política tanto en el Gobierno como en las instituciones no nos ayuda. Siempre es mejor una estabilidad, porque cuando llevas cuatro años tratando con alguien ya te arreglas con ellos. Cualquier inestabilidad no es buena para el país ni para el festival.
Durante los últimos años se han cancelado varios festivales de cine y actualmente parece que cada localidad cuenta con uno (Festival de Comedia de Tarazona, Festival de Cine de Almería...) ¿Cree que hemos vivido una burbuja de festivales en España?
Había una burbuja de festivales porque parece que cada pueblo y ayuntamiento quería hacer uno para llevar a un figura y hacerse una foto, y eso no puede ser. Sobran festivales pero no proyecciones de cine. Para hacer un festival no vale con algo de glamur, hay que traer prensa y algo diferente. Ojalá todos los pueblos tuvieran semanas de cine, pero para eso no hace falta gastar mucho dinero. Para los festivales, que mezclan público, glamur e industria, tiene que haber sentido común y se tiene que racionar el mapa de festivales en España.
Las últimas ganadoras de la Concha de Oro no han funcionado en taquilla.
Que una película no funcione en taquilla no quiere decir que no sea un descubrimiento. Los triunfos de Sparrows y Magical Girl pusieron en valor apuestas diferentes y ha permitido que se vendieran en muchos más países. Los premios sirven para eso, pero es verdad que hay una crisis de exhibición en España. Cuando hablas con distribuidor, incluso los que apuestan por la calidad, te explican que para seguir abiertos tienen que jugar con películas más fáciles y accesibles al público. La taquilla marca mucho y el distribuidor tiene que pagar a sus trabajadores y eso lo marca el éxito. La época dorada del cine de autor y en versión original ha pasado. Ahora es más difícil, aunque vivimos un momento en el que la taquilla en España se ha estabilizado y vamos a ver qué ocurre.
¿Os afecta negativamente la entrada y cercanía de un gigante como el Festival de Toronto?
No, al revés. Para nosotros Toronto es un alíado, porque hacemos el circuito Toronto, como premiere mundial, y San Sebastián como premiere europea. Las cosas están cambiando, ya no sólo competimos con Venecia, también con Sundance e incluso con Berlín. Ese festival de estrenos mundiales quedará reservado para dos certámenes, el resto serán de otro estilo. Para nosotros, a lo mejor, es más importante una premiere europea y descubrir un talento, que un estreno mundial que llegue a las salas la semana siguiente.