Hay escritores que no tienen suerte con las versiones cinematográficas de sus obras. Se les suele poner la etiqueta de 'inadaptables' y la gente desiste de llevar sus textos a la gran pantalla. Pynchon, Ballard, DeLillo… todos han visto a directores de prestigio intentando trasladar su mundo a imágenes. Algunos han tenido más suerte que otros, pero nadie ha conseguido el consenso que sí lograron las obras originales.
Al pobre Philip Roth parece que le han echado una maldición gitana. Ni Premio Nobel ni gran película basada en sus creaciones. Eso sí, Hollywood sigue intentándolo. El último en apuntarse a la lista es Ewan McGregor, que ha elegido Pastoral Americana para debutar como director. No le ha importado que antes se estrellaran Isabel Coixet con Elegy -que adaptaba El animal moribundo- o Robert Benton, que ni con la ayuda de Anthony Hopkins y Nicole Kidman salvó La mancha humana. Para su ópera prima ha escogido una de las cumbres del autor, la que le valió el premio Pulitzer y una de las más complejas por todas las capas que presenta. El fin del sueño americano, la toma de conciencia social, la pérdida de un hijo… Mucha tralla para un novato.
El resultado es una película descafeinada. Correcta y disfrutable, pero sin la garra política del original. El importante contexto social y el conflicto planteado está desaprovechado, y este académico drama se ve tan fácil como se olvida. La tarea no era fácil, y el guion del televisivo John Romano y la convencional puesta en escena de McGregor no ayudan.
Es un autor muy difícil de adaptar, porque no puedes tratar en una película todos los temas de los que habla él en su novela, es imposible. Explora tantas cosas
El actor de Trainspotting, que en la rueda de prensa anunció que la secuela se estrenará a principios de 2017, ha reconocido que la labor de llevar a Roth a la gran pantalla ha sido dura. “Es un autor muy difícil de adaptar, porque no puedes tratar en una película todos los temas de los que habla él en su novela, es imposible. Explora tantas cosas… para mi fui útil el estar vinculado al proyecto habiendo leído primero el guion, mucho antes de la novela. Una vez empecé a leerla viví sumergido en ella durante nueve meses, leyéndola todos los días, escuchando un audio libro narrado por Ron Silver mientras corría... Quería empaparme de lo 'Philiprothiano', hacer justicia en la película, conseguir lo mismo que hace Philip Roth con su libro, que es lanzarte preguntas para que pienses y presentar ambos lados de un mismo tema”, explica el escocés a EL ESPAÑOL en el Festival de Cine de San Sebastián, donde la película compite por la Concha de Oro.
Una misión cumplida a medias. Una frase de la película resume perfectamente su fallo. Dakota Fanning discute con sus padres, ella es una adolescente rebelde y activista, mientras que sus padres son el matrimonio perfecto, el quarterback y la ganadora de un concurso de belleza. Son los años 60 y las manifestaciones en contra de Vietnam o por la integración racial se suceden, pero esta familia mira hacia otro lado. Una burguesía de espaldas a la realidad que ve cómo su hija quiere girar la cara y aprender. En un momento dado Fanning espeta en la cara de sus padres en la ficción que “hasta lavarse los dientes es un acto político”, algo que no ocurre con el artefacto diseñado por Ewan McGregor.
“Es una película política porque trata de situaciones reales de la vida. Explora las ideas políticas, la moral. No creo que lavarse los dientes sea una decisión política, pero Merry sí que lo piensa y eso es lo importante, me encanta esa discusión, es la primera vez que ella se expresa y dice lo que piensa. Y es una escena que al principio no era así. En un primer momento ella huía de la discusión, pero al final hicimos que se enfrentara a sus padres y les dijera que no les importa que mueran niños en Vietnam, a nadie en esa jodida ciudad le importa. Por eso está tan enfadada. Fue Dakota la que me dijo que no entendía que se fuera, porque era la primera vez que podían ser honestos los unos con los otros, y creo que la escena mejoró”, añade el actor sin perder su encantadora sonrisa.
No ha llegado a conocer Philip Roth, pero este ha aprobado la versión cinematográfica mediante una nota, algo que ha dejado tranquilo a McGregor que ha intentado trasladar a su película “esa colisión ente la generación de los 50 que pensaba que todo era posible, y la de los años 60, una generación de izquierdas que se manifestaba en contra de la Guerra de Vietnam”. “No creo que Philip Roth escribiera pensando que el sueño americano no debería sobrevivir o ser destruido, sino que hablaba de esa colisión y presenta los dos argumentos, que es algo que me atrajo mucho para hacer la película, no tomar partido por ningún personaje”, argumenta el actor de Moulin Rouge.
En EEUU hay mucha pobreza, sigue habiendo segregación racial… hay muchas cosas que no han evolucionado. Creo que el sueño americano está vivo, pero sólo para algunos, no para el resto
Su visión cinematográfica del sueño americano se queda a medias, pero lo completa con una crítica al sistema de EEUU. “Creo que ha ocurrido algo similar a lo que pasó entonces. El sueño americano es algo bueno y esperanzador para alguna gente, pero tiene un reverso, y es que hay mucha pobreza, sigue habiendo segregación racial… hay muchas cosas que no han evolucionado. Creo que el sueño americano está vivo, pero sólo para algunos, no para el resto”, zanja mientras subraya las similitudes con la actualidad: "Ojalá aprendiéramos algo y pudiéramos seguir adelante, pero me parece que seguimos dando vueltas y volvemos al pasado". Esperemos que el cine también aprenda de los errores de las adaptaciones cinematográficas de Philip Roth y dentro de poco le regale una gran película.