Antonio Mercero se queda con la última cabina de España
- Una propuesta ciudadana se convierte en viral y obtiene el respaldo de Telefónica. Su objetivo: colocar una cabina para recordar al director.
- El director que metió al franquismo en una cabina.
Noticias relacionadas
El 11 de mayo fallecía Antonio Mercero, el director español que revolucionó la televisión gracias a Farmacia de Guardia y Verano Azul, pero cuya obra maestra vino en forma de mediometraje con La cabina. Un filme de terror en el que José Luis López Vázquez quedaba encerrado en una cabina de teléfono sin que nadie pudiera ayudarle y que acababa descubriendo una conspiración mucho mayor. Una crítica al franquismo realizada con la dictadura en pie todavía, y que le valió un Emmy a la mejor serie internacional y el reconocimiento de todo el mundo. Directores como Álex de la Iglesia citan siempre la obra de Mercero como uno de los puntos de inflexión del audiovisual en nuestro país.
La muerte de Mercero llegaba a la vez que otra noticia, la desaparición de todas las cabinas telefónicas de este país. Parecía que el destino no quería que aquellos artefactos que las nuevas generaciones miran extrañados se quedaran ni siquiera para recordar la obra maestra del español. Internet salió al paso para intentar revertir esta situación, y ahí surgió la figura de David Linares, guionista que creó una petición en Change una semana después para que Madrid colocara una cabina en honor a Antonio Mercero. Era lo mínimo que se podía pedir para alguien como él.
La iniciativa ha superado en poco tiempo las 3.000 firmas, pero Linares no se ha quedado ahí y ha mandado e-mails, tuits y todo lo que podía a las autoridades de las que depende su propuesta, o que pueden ayudar en el camino, entre ellas Manuela Carmena y su ayuntamiento, pata central de la operación. Quien ya ha sido informada ha sido la Academia de Cine, y otro de los pilares necesarios: Telefónica. La empresa contestaba de forma jocosa al tuit de Linares en el que contaba su iniciativa, y lo que él consideraba que era una broma ha dado paso a algo más serio.
Ayer Linares anunciaba también en Twitter que la compañía le va a ayudar en la aventura para conseguir una cabina para Mercero, y que ahora ellos se estaban encargando de la logística y de todo el entramado burocrático a seguir para lograr lo que parecía un sueño de un amante de la obra del director. Linares, guionista de televisión, cuenta a este periódico que él siempre tuvo “una infancia muy televisiva”. “Mientras la gente jugaba en el parque yo veía la tele y tenía mis programas favoritos. Y uno de esos referentes era Antonio Mercero, al principio no lo conocía como figura, pero sí a sus series, y poco a poco, cuando me fui interesando por la profesión sí que se convirtió en un referente, y pensaba que ojalá tener el 1% de su talento”, explica.
Cuando se murió puse un tuit super inocente e inofensivo, y pensé que ojalá el ayuntamiento colocara una cabina en el mismo lugar de la película como homenaje
El creador de la iniciativa tiene clavadas las palabras que Mercero le dijo el día que se conocieron por casualidad: “estudia mucho y trabaja duro”. “Cuando se murió puse un tuit super inocente e inofensivo, y pensé que ojalá el ayuntamiento colocara una cabina en el mismo lugar de la película como homenaje”. El tuit se convirtió en viral, y esto dio paso a una campaña en Change e intentar que Telefónica y Carmena se enteraran de la propuesta que han secundado profesionales como Álex de la Iglesia, Leonor Watling o Ángel Martín.
Al principio consideraba que Telefónica le contestaba de broma, pero esta semana recibió un mensaje para reunirse. No se lo creía. Allí fue él, a contarle a tres jefes de márketing y medios toda la historia. No se lo pensaron, decidieron que la compañía quería ser parte del movimiento, pero subrayando que la idea y las decisiones siguen siendo suyas. Será la única cabina de España, y será para Antonio Mercero.
No podrá estar en el sitio original, ya que Linares ya ha ido a otear el terreno y es una parcela privada de un vecindario, pero ya ha pensado un plan B. Colocarla “en la Gran Vía o en Callao, para que todos los madrileños puedan recordar este trocito de nuestra historia”.