Dani de la Orden en el rodaje.

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Las medidas urgentes que tendrá que tomar Beatriz Navas al frente del ICAA

La nueva responsable del cine tiene que lidiar con la aprobación del nuevo sistema de puntos y desatascar las ayudas para producir, paralizadas este año.

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El cine español ya tiene a alguien a sus mandos. La marcha de Óscar Graefenhain de la dirección del ICAA dejó vía libre para que el Ministro de Cultura, José Guirao, eligiera nueva responsable como quería inicialmente, aunque luego lo reconsiderara por las peticiones de las asociaciones de la industria, que confiaban en la gestión del anterior director y consideraban arriesgado poner a una persona nueva al frente en una época tan convulsa y con tantos frentes abiertos.

La elegida ha sido Beatriz Navas, responsable del área audiovisual de La Casa Encendida hasta el año pasado y con la que coincidió en su época de la institución, donde él fue el director. Navas, amante del cine, y comprometida con las películas más arriesgadas y de autor, tiene la misión de desactivar varias bombas urgentes en su nuevo cargo. 

Aprobar el cambio en la Ley del Cine

El año pasado se presentó el borrador de la reforma en el sistema de puntos de la Ley del Cine. El modelo cambió hace más de dos años, pero los productores habían pedido que se perfilaran ciertos aspectos. Una de las modificaciones más urgentes vino de la Asociación de Mujeres Cineastas, que para acabar con la falta de presencia femenina en los puestos de responsabilidad de las películas pidieron más puntos para conceder las ayudas a aquellos filmes que tuvieran mujeres en cargos importantes como dirección y guion. Óscar Graefenhain fue rápido en su tramitación, pero tras las alegaciones y cambios el nuevo modelo está en el limbo, pendiente de su aprobación que ya afectará a las nuevas ayudas que también están pendientes de convocar.

Beatriz Navas, propuesta para dirigir el ICAA.

Beatriz Navas, propuesta para dirigir el ICAA.

Convocar las ayudas a la producción de 2018

La nueva Ley del Cine cambiaba la forma en la que se concedían las ayudas. Antes era por la taquilla y dos años después. Ahora, para evitar prorrateos, deudas con bancos y, sobre todo, el fraude de la compra de entradas, se conceden antes y por un sistema de puntos objetivos. Se hace, además y para promover la industria durante los doce meses, en dos convocatorias.

2018 empezó ya con retraso por el cambio en el sistema de puntos, a eso se unió el cambio de gobierno y el reemplazo en el ICAA, lo que ha provocado que a mediados de julio no se haya anunciado ni la primera convocatoria. Esto tiene sólo una solución: que las dos convocatorias previstas se fusionen en una, ya que no dará tiempo a la segunda. Una medida que confirman a este periódico fuentes del instituto del cine y que asusta a la industria, que se la juega a una única oportunidad y con un sistema de puntos que todavía desconocen.

También en peligro están las ayudas selectivas para producir el cine más arriesgado y autoral en nuestra industria. Su única convocatoria no ha sido publicada, y el proceso de elección de los títulos beneficiarios suele ser de cuatro meses, por lo que esta parte del sector es la que más necesita urgencia en las medidas.

Sin dinero (y sin partida extra)

Convocar las ayudas es solucionar la primera parte del problema, el segundo es la dotación. El PSOE decidió heredar los presupuestos del PP, que dejaban al cine con 70 millones para todo el año y con sólo 30 para producir películas. Esto significa que en esa única convocatoria a la que se presentará toda la industria sólo se verán premiadas en torno a 20 filmes, aquellos que tengan criterios más comerciales. Esta es una de las principales quejas del sector: sin dinero este modelo no sirve para nada y sólo perpetua a los que ya han triunfado antes. “Con este modelo y sin dinero se destruye la clase media, no se dará el cambio generacional que necesita nuestro cine y sólo se premiará a un tipo de película. La competencia es salvaje”, dicen a este periódico.

Con este modelo y sin dinero se destruye la clase media, no se dará el cambio generacional que necesita nuestro cine y sólo se premiará a un tipo de película. La competencia es salvaje

Esos 30 suponen una de las cantidades más bajas de toda Europa e insuficiente para fomentar la industria. Para paliar esa situación, Óscar Graefenhan había logrado el compromiso de hacienda de rascar otros diez millones en una partida extraordinaria que ahora no se sabe si podrá conseguirse, ya que las negociaciones parten de cero.

Pagar las ayudas atrasadas

Este curso conviven los dos tipos de ayudas, una de las excusas que usaba el PP para justificar el poco dinero concedido. Las de amortización pagan a las películas de 2016 dependiendo de su éxito en taquilla. La cantidad superaba las previsiones del Gobierno, así que decidieron pagarla de dos veces, la primera en 2018 y la siguiente el año que viene. Llega julio y ese dinero no se ha pagado, ni se han convocado las ayudas. Un retraso que implica más intereses financieros para las películas e inestabilidad en las productoras.

Incentivos fiscales

El sector lo pide a gritos, es necesario potenciar los incentivos fiscales para conseguir que España sea un plató mundial y se cree un tejido industrial en el que se creen empleos fijos y que sea una fuente potencial para la economía del país. Reino Unido lo sabe, Irlanda también, y en España, a pesar de los avances, seguimos a medias.

Ciudadanos consiguió que se aumentaran hace un par de años, pero la cifra sigue estando alejada de lo que demandan los productores y, sobre todo, lo que piden las grandes películas de Hollywood. Jurassic World 2 no pudo rodarse aquí a pesar de la insistencia de Bayona, debido a ese porcentaje y a que la cantidad máxima a devolver es muy baja, y no compensa a filmes de 100 millones de presupuesto venir a España para que sólo les devuelvan tres.