Entrada del estudio de Dreamworks.

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25 años de DreamWorks: así es el estudio de animación por dentro

EL ESPAÑOL se cuela en uno de los estudios de animación más prestigiosos de Hollywood y lo enseña por dentro.

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En 1994 tres de las mentes más brillantes de la industria del espectáculo se unieron para crear un estudio que compitiera de tú a tú con las grandes ‘majors’ de Hollywood. El primero de ellos era Steven Spielberg, que concibió Dreamworks SKG como un espacio de libertad. Consciente de que en Hollywood los directores cada vez tenían menos peso, y que eran las productoras las que se estaban asegurando el corte de cada película, el director quiso crear una empresa donde los autores pudieran crear sin cortapisas.

Para ello se unió con otro grande, el exdirectivo de Disney Jeffrey Katzenberg, que había vivido la época dorada del estudio con éxitos como La Bella y la Bestia y El rey león. El tercero en discordia fue David Geffen, productor discográfico y de cine. Con la letra de cada apellido dieron lugar a ese SKG que acompaña al nombre de la empresa.

Aunque comenzaron produciendo filmes de acción real de prestigio como Amistad, Salvar al soldado Ryan o American Beauty, por la que ganaron el Oscar, pronto se dieron cuenta que en el campo de la animación había mucho que explorar, y así en 1998 estrenaron la maravillosa Antz (Hormigaz) y El príncipe de Egipto.

Pero todo cambió en 2001, cuando la parte de animación revolucionó la industria con un ogro verde y malhumorado de nombre Shrek que se reía de los cuentos tradicionales. Comenzaron una saga emblemática, con la que ganaron su primer Oscar al Mejor filme de animación. El segundo sería por el largo sobre los míticos Wallace y Gromit.

Desde entonces no han dejado de parir obras cumbres de animación, y siguen haciéndolo. Este año cierran por lo alto su trilogía de Cómo entrenar a tu dragón con su filme más maduro que encantará a los fans de una franquicia que sorprendió a todos y que se estrena el 22 de febrero.

La sede de Dreamworks Animation se encuentra en Los Ángeles, muy cerca de los estudios de Universal, y por fuera parece más un campamento de verano que un sitio de trabajo. Un resort lleno de lagos y vegetación desde donde el tráfico y el bullicio de la ciudad californiana parece que no existe.

No es casualidad, ellos mismos te explican que Los Ángeles es una ciudad caótica, en la que el ruido reina y en la que todo puede distraer, así que la única solución para que sus artistas se concentraran era crear su propio oasis creativo. Para eso abundan las fuentes, que actúan de barrera acústica protegiéndoles del sonido de fuera que nunca se oye.

Por el camino, entre sus rutas de paseo que ‘obligan’ a hacer unas cuantas veces a sus trabajadores para que se aireen, todo está lleno de personajes míticos. Un Kung Fu Panda preside el lago donde se dan las fiestas con las que celebran el fin de la producción de sus películas, y un Shrek atiende en la puerta principal. En la cantina, un nuevo personaje, She-Ra, con la que Dreamworks ha entrado por la puerta grande en Netflix.

Por dentro gente modelando, animando y reuniéndose para dar vida a un nuevo clásico, pero sin perder de vista la artesanía. Por ello tienen una sala llena de pizarras blancas para pintar bocetos, con esqueletos humanos para coger la forma de los personajes, y llenas de pinturas y acuarelas para dar rienda suelta a la imaginación. Una especia de taller que suena atemporal en la época de la animación digital, pero que defienden como fundamental para su trabajo. Sólo así mantienen el contacto con los clásicos, y los usan como inspiración para sus nuevas películas como ese Cómo entrenar a tu dragón 3 con el que quieren conquistar el Oscar que le falta a la trilogía.