Si en España hubiera una publicación como la revista Time que eligiera el personaje del año en 2019, ese hubiese sido Francisco Franco. El dictador ha estado más presente que nunca, y lo ha hecho por varios motivos. Primero, porque por fin sus restos han salido del Valle de los Caídos. Una deuda pendiente de nuestra democracia y la primera de las medidas por la Memoria Histórica. Eso ha hecho que se hable de Franco, mucho. Pero es que, además, ha estado presente en la ficción como nunca antes. Ha aparecido en off en La trinchera infinita, pero ha sido un absoluto protagonista en Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar. Las dos son favoritas a los Premios Goya del próximo sábado.
No sabía el director de Los otros o Tesis cuando empezó a preparar esta película centrada en la figura de Unamuno que el presente y la historia de su película dialogarían de esa forma. Su filme fue criticado por la derecha más reaccionaria desde sus primeros pasos, pero pronto se vio que la mirada del director era por el entendimiento, muy parecida a esa tercera España que muchos han querido ver en el escritor al que en el filme da vida un imponente Karra Elejalde.
El éxito de Mientras dure la guerra demuestra que la gente quiere conocer nuestra historia, y que el cine habla de nosotros y es una herramienta excelente para ayudar a hacer memoria, para que las heridas que quedan por cerrar no queden en el olvido. Sólo así se explican los casi 11 millones de euros recaudados y el excelente sabor de boca que ha dejado a casi todos sus espectadores. Traducción: 17 nominaciones a los Premios Goya en una edición en la que todo puede pasar, incluido que Francisco Franco levante un ‘cabezón’. Nos referimos, por supuesto, al que interpreta con acierto Santi Prego, la gran sorpresa del cásting armado por Amenábar y que se medirá con Enric Auquer -favorito por Quien a hierro mata- por el premio.
No es la primera vez que un Franco de ficción lo consigue. Juan Echanove lo logró por su encarnación del dictador en Madregilda, pero el Franco de este actor gallego ha conseguido trascender por no caer en una simple imitación o parodia. Ha conseguido que la peculiar forma de hablar del personaje real no se comiera su interpretación y lo ha hecho crecer para convertirlo en la mejor trama de la película. Aunque el centro del filme es Unamuno, todo se eleva cuando Amenábar explica las intrigas de ese militar de que todos se reían para no sólo ganar la guerra, sino quedarse en el poder durante 40 años.
Hace exactamente un año, en la pasada ceremonia de los Goya, Alejandro Amenábar confesaba en la alfombra roja que lo más difícil había sido escribir y dar vida al personaje de Franco, y en una entrevista con este periódico antes del Festival de San Sebastián, explicaba que “todo lo que tenia que ver con el tema militar del bando nacional fue un reto, porque quieres hacer un retrato ajustado y porque yo no formo parte de ese mundo, pero tienes que dar voz a esos generales y sobre todo a Franco”. “Investigando me he dado cuenta de lo poco que sabía de Franco y de la Guerra Civil. Intentar entrar en la cabeza de Franco ha sido muy interesante. Diría que hasta apasionante el intentar saber qué le pasa por la cabeza a este señor que ni sus colaboradores más próximos podían adivinar”, contaba entonces.
Encontrar a Franco fue un quebradero de cabeza. Necesitábamos que jugara con todos los elementos que siempre han llevado a ridiculizarle pero que no juzgara
Para esa misión imposible era fundamental encontrar al actor preciso: “fue un quebradero de cabeza. Necesitábamos un actor que se pareciera con el maquillaje y que jugara con todos los elementos de Franco que siempre han llevado a ridiculizarle pero que no lo hiciera ridículo, y que no lo juzgara, y Santi Prego se lo llevó limpiamente”.
Amenábar tenía claro que sin Franco no había película, y entonces apareció Santi Prego, que apareció en el cásting en el último momento, con el dictador en la guerra. “Librarse de prejuicios a la hora de enfrentarse al personaje era imprescindible. Si como actor hubiera insistido en interpretar al ‘malo’ de la película habríamos caído en el maniqueísmo, y además no habríamos sido objetivos porque, en las formas, Franco era aparentemente exquisito. No gritaba, ni soltaba exabruptos, ni le daban arrebatos como a Hitler. Era un dictador implacable pero sosegado. En su trabajo de composición, Santi no renunció a la vocecita característica ni a los problemas de dicción de Franco. Conseguir imponer autoridad y temor con esos hándicaps fue uno de los retos para el personaje real, y entendimos que también tenía que serlo para Santi”, contaba el director en el pressbook del filme.
Aunque Prego no sea una cara conocida para el público, lleva más de 30 años trabajando en teatro, televisión y cine, y su forma de enfrentarse a su personaje fue lo que terminó de enamorar a Amenábar. Como hace poco explicaba en una presentación de la película en Málaga, su labor era “defenderlo, es un poco como un abogado, si crees que es culpable deberías dejar el caso". Su caso ha acabado bien, con una nominación al Goya y saliendo airoso de una misión casi imposible. Queda la puntada final, conseguir que Franco levante un premio Goya.