El año pasado en el Festival de Cannes, de 21 películas presentes en la Sección Oficial sólo tres estaban dirigidas por mujeres. Una constante en los certámenes cinematográficos. Curiosamente las tres estuvieron en el palmarés final. Una de ellas fue la austriaca Jessica Hausner, una de las miradas más interesantes del panorama del cine de autor europeo. Allí presentó Little Joe, un filme que coquetea con la ciencia ficción y con el terror con la historia de una doctora que investiga la creación de una planta que provoca la felicidad. Como siempre en estas historias, el resultado no será el esperado.
Hausner consiguió que su protagonista lograra el Premio a la Mejor actriz y dejó un sabor de boca maravilloso entre la crítica. No era una desconocida, y en su filmografía hay títulos tan interesantes como Amor Fou o Lourdes. A ella se le dedica la retrospectiva del festival D’A -todas sus películas se pueden ver en Filmin y Little Joe durante 48 horas-, que este año celebra su edición online por culpa del coronavirus, pero manteniendo casi toda su selección de lo mejor del cine independiente mundial. Desde su casa, y mientras prepara un nuevo proyecto sobre un club obsesionado con los desórdenes alimenticios, hablamos sobre el momento actual del cine y sobre su nueva y perturbadora obra.
Todo el mundo se refiere a su película como una versión moderna y femenina de Frankenstein, no sé si fue uno de los puntos de partida de Little Joe.
Sí, eso creo. Siempre me ha gustado mucho esa historia y sí que pensaba en esa versión femenina de Frankenstein. Esa científica femenina es una interpretación más moderna del clásico, pero lo que me intrigaba era la idea de que dar a luz a un hijo, como madre, es similar a la historia de Frankenstein. Creas a un pequeño monstruo, te unes a ese ser humano, pero a la vez ese ser es también un extraño y se hará independiente y traerá problemas, pero a su vez siempre dependerá de ti, es tu creación... es una inversión del clásico, porque es también la madre la que depende del hijo, y eso asusta.
También habla sobre la maternidad, ¿presiona la sociedad a las mujeres para ser madres?
Bueno, diría que la presión esta más en las expectativas sobre cómo debe ser una madre, y nuestra sociedad espera que una madre ame a su hijo más que a nada en el mundo. Si pensamos en un padre, él quiere a su hijo, pero también puede dedicarse a lo que le dé la gana, a otras cosas. Pero una madre, debe colocar a su hijo en el primer lugar de sus prioridades, y hay muchas mujeres que no lo hacen, y eso las hace sentirse culpables. Cuando vienen esos sentimientos, y creo que son fruto de la ideología, que espera que una madre deba sacrificarse por su hijo y si no lo hace es una mala madre.
¿Cree que se ha mejorado en ese sentido, que el movimiento feminista ha tenido logros ahí?
Yo tengo una idea y creo que tenemos que aplicárnosla, al menos las madres, y es que no hay tiempo a que la sociedad nos dé permiso para hacer las cosas, tenemos q hacerlas, y decir que me preocupa mi trabajo y también puedo cuidar a mi hijo. Yo, por ejemplo pienso en mí misma como un padre, y me funciona muy bien. Me las apaño para luchar contra mis sentimientos de culpa diciéndome que soy un padre. Suena loco, pero es fácil y mi hijo es feliz. Las mujeres y las madres deben cambiar su mentalidad y la sociedad cambiará después.
Dar a luz a un hijo, como madre, es similar a la historia de Frankenstein. Creas a un pequeño monstruo, te unes a ese ser humano, pero a la vez ese ser es también un extraño
Little Joe habla de un tema como la manipulación genética, jugar a ser dioses.
Es que es lo que hacemos, sí. Seamos positivos y digamos que siempre intentan mejorar la situación, mejorar las vidas con la ciencia. No creo que los científicos tengan una agenda malvada, son buenos, pero no controlan las consecuencias de sus inventos y eso es lo que intento contar en la película, que buscamos siempre nuevos inventos pero tenemos que enfrentarnos a esas consecuencias negativas.
En otra película suya, Lourdes, hablaba de la religión, y aquí de la ciencia, parece que el hombre necesita siempre creer en algo.
Sí, es uno de los temas importantes que creo que está en todas mis películas. Todas hablan sobre las creencias, porque todos necesitamos una razón para vivir, que te haga levantarte por la mañana. Y son esas ideas, esas creencias, las que nos hacen continuar con nuestra vida. Todos dejamos de creer en dios en algún momento de nuestra vida y necesitamos crear otras formas de religión en nuestra sociedad. La felicidad, de hecho, es una religión, también. Intentamos llenar ese espacio que solía llenar dios con otras cosas.
Es curioso, porque Little Joe se estrenó el año pasado en Cannes, un festival que apuesta por el cine en salas, y ahora es parte del D’A, que ha apostado por una edición online.
Tengo una opinión impopular porque no soy una amante del cine, no soy una cinéfila. Siempre he preferido ver películas en casa y aprecio el tener la elección de poder verla online. Si está en una plataforma puedo elegir cuándo la veo, cómo la veo… entiendo que los dueños de las salas se quejen, porque es una industria que está enfrentándose a una situación muy seria, pero como creadora aprecio que la gente pueda ver online mis películas. Llegas a mucha gente y tienes más flexibilidad… A los distribuidores no les gusta mi posición.