Así se consigue el casting perfecto: cómo logró 'El buen patrón' hacer historia
La película de Fernando León ha logrado 20 candidaturas a los Goya, ocho para sus intérpretes. Hablamos con Bardem, el director, Luis San Narciso y el resto del reparto.
16 enero, 2022 01:39Noticias relacionadas
El día de las nominaciones a los Premios Goya parecía que sólo se escuchara el nombre de una película. El título ‘El buen patrón’ sonó hasta en 20 ocasiones, batiendo el récord histórico de candidaturas logradas por una película que hasta ahora ostentaba Días Contados. Pero no fue la única marca que logró el filme de Javier Bardem. Por primera vez en las 36 ediciones de los premios que concede la Academia de Cine, ocho intérpretes de una misma película lograron una nominación.
Javier Bardem, Manolo Solo, Sonia Almarcha, Óscar de la Fuente, Fernando Albizu, Almudena Amor, Celso Bugallo y Tarik Rmili eran elegidos por sus compañeros acaparando las candidaturas de interpretación. Una muestra del talento de Fernando León de Aranoa a la hora de elegir un reparto perfecto, que estén al mismo nivel y que no fueran fagocitados por la energía de un personaje y una interpretación como la de Bardem y su Julio Blanco.
Conseguir que todos brillen no es tan fácil. El director explicaba hace poco en la presentación del guion de su película, que él intenta que todos se sientan como los protagonistas cuando ruedan, pero hay mucho más. Por empezar por el principio, hay un director de casting como Luis San Narciso, un histórico de nuestro cine y nuestra televisión que es quien ha supervisado toda la elección del reparto, aunque él se quite mérito. “Yo lo enfoco mucho en Fernando León, hasta el trabajo de Javier. Creo que tenemos tantos actores nominados por tener un director así. A mí me encanta participar de esta manera, pero siempre desde la prudencia más absoluta, porque si no tienes una historia potente, con un director como Fernando, esto no hubiera ocurrido”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Aunque tire de humildad, Luis San Narciso tiene un ojo único. Él fue quien eligió otro reparto de récord, el de Mar Adentro, la única película que ha ganado las seis categorías interpretativas en los Goya. A pesar de todo, no quiere que haya un premio para los directores de casting: “lo digo en la asociación y me miran un poco raro, pero es que creo que ya está premiado a través de los actores, yo me alegro mucho, pero lo vivo desde otro sitio, agradecido porque les haya gustado el trabajo, desde un sitio de tranquilidad y mirando siempre al futuro”.
Destaca el trabajo de ensayos, y cómo Fernando es “muy riguroso y hasta un poco pesado, pero te ríes y lo pasamos bomba”. De Bardem su generosidad, “como todos los buenos, porque a cualquier personaje le da su sitio”. Una generosidad que destaca todo el reparto y que él cree que debería ser la norma. “A veces la gente se sorprende por el trato no sólo profesional, sino personal, de que seas un tipo más o menos normal, y yo creo que lo sorprendente sería lo contrario. ¿O es que por ser una celebridad, o porque tengas algo de poder se supone que alguien debería ser de otra forma? Eso es lo que creo que tenemos que mirar, el porqué damos por sentado que alguien debe ser de otra forma sólo por tener una cuota de poder o por tener un nombre, cuando eso debería ser lo raro y lo denunciable, y decir: tú quién cojones te crees que eres. Eso en lo personal, y en lo profesional yo no concibo el trabajo sin la colaboración. No puedo hacer mi trabajo a solas. Es que incluso egoístamente nos conviene ayudarnos”, explica a este periódico.
Bardem también cede el mérito “a la calidad de los personajes que ha escrito Fernando” y destaca que hay veces que “puedes estar muy bien en un personaje que es un desastre y no llega, puedes estar muy mal en un personaje bien escrito y que de alguna forma llegue, o las dos cosas y tener un director que no se entere, y en este caso todo funciona y por eso se celebra”. Destaca dos características de su amigo y director: su habilidad para montar a los actores y el tiempo que le dedica a los ensayos. “En cine y televisión es importante montar el trabajo de los actores. Fernando quiere la excelencia, como diría el propio Julio Blanco, pero para llegar a ella, si es que llega, que tampoco hay que obsesionarse. Pero si se tiene la suerte y se roza de forma fortuita, uno tiene que probar muchas cosas delante de la cámara, pero luego hace falta un señor con la sensibilidad, el tiempo, la paciencia y el conocimiento del lenguaje cinematográfico y actoral para coger eso con pinzas e ir frase a frase”.
Parece sencillo, pero no lo es. Bardem reconoce que “hay muchos trabajos míos en los que me he visto y muchas veces me ha sorprendido para mal, porque se nota que hubo dejadez, una pasividad, una falta de precisión, de tiempo… se ve que el trabajo se ha montado para que esté bien, pero no para pasar ese nivel que suscita la excitación del espectador”. Pasa lo mismo con los ensayos, algo que cada vez es más inusual y a lo que Fernando León da mucha importancia “precisamente para romper esos prejuicios, juntarnos, conocernos, crear grupo... para saber que estamos todos en la misma, que todos compartimos inseguridades y miedos”. “Lo más habitual es conocerse el viernes y rodar el lunes. Eso me pasó con Nicole Kidman en Being the Ricardos. Literalmente la conocí el viernes y el lunes rodamos. Un matrimonio icónico de EEUU cuya química es celebrada 60 años más tarde… cómo se hace eso, eso es muy difícil de crear, y cuando hay una época de ensayo es mucho más fácil llegar con los deberes hechos”.
Volver a los orígenes
Fernando León devuelve el piropo a Luis San Narciso y destaca su “trabajo minucioso con el casting”. Con El buen patrón ha vuelto a la época de Los lunes al sol. Tener tiempo, que todo fuera perfecto. “Era un propósito y en esos paralelismos que hemos hablado más veces con Los lunes al sol, pues hasta en eso se cumple en este caso, porque antes del proceso de casting yo decía: ‘quiero hacerlo como en aquella película’, que fue un proceso largo, con bastantes pruebas para cada personaje… y quería todo igual porque tenía un buen recuerdo de eso”, comenta.
Un director al que le gusta involucrarse en el casting, probar cosas nuevas y rostros nuevos. Hacerlo con calma y que a veces surja la magia de encontrar intérpretes que hasta entonces no habían destacado: “Eso se agradece mucho, y eso se descubre en ese trabajo de casting, viendo aparecer a gente que no habías visto antes, que no tiene muchas películas detrás… No es un objetivo en sí mismo, pero sí estábamos abiertos a que esto se diera”. Normalmente, con las caras nuevas el problema viene al convencer a los productores, pero Fernando León es productor, “y eso me allana el camino, pero además tengo la suerte de trabajar con gente que entiende muy bien eso y que sabe que ha funcionado antes.
Normalmente, cuando se habla de un buen director la gente se refiere a su pericia con la cámara, a un virtuosismo técnico, ¿pero qué pasa con la dirección de actores, no es también un trabajo del director? “Sí que pasa un poco esto, pero sin dramatizar tampoco, pero es verdad que se asocia la dirección con la narrativa, con el lenguaje cinematográfico, que también es importante y nos dedicamos a eso, a contar con imágenes. Pero esta parte también es muy importante, y en las películas corales no es que todos estén bien, sino que todos estén en la misma película, que no haya diferencias a la hora de trabajar, que haya una homogeneidad”, apunta Fernando León.
Las claves del éxito son las que ya señalaba Bardem, los ensayos durante un mes que ya fueron en la fábrica donde luego rodarían y que hizo que los actores se habituaran al espacio y a perder los miedos, para que “todo el mundo lleguemos en la pantalla siete y no en la primera y todo sea más suave y elástico”. Luego, el montaje. Con su montadora Vanessa Marimbert revisaron la película plano a plano, línea a línea, y ahí encontraron “el oro de las interpretaciones, que a veces está en cosas pequeñitas”, porque “depende de lo que elijas puede ser una película u otra muy distinta, hay un rango que asusta”.
Para Sonia Almarcha esta es su primera nominación al Goya. Ha estado en títulos fundamentales de nuestro cine como La soledad, pero hasta ahora no había captado la atención de los académicos. Lo ha hecho como la esposa de Julio Blanco, ese patrón que puede con todo. Ella tiene una de las mejores escenas de la película cuando le muestra lo absurdo de argumentos como ‘ser un hombre hecho a sí mismo’. Asegura que no siente nervios, sino que está “disfrutona” sabiéndose una afortunada en esta profesión “porque puedo elegir proyectos bonitos”.
Califica a Fernando León como alguien “maravilloso, cuidadoso, humilde… tiene un alma creativa y es genial”. Por eso le atribuye el mérito de estas ocho nominaciones de interpretación, porque “hemos rodado lo que ponía el guion, es que ya era así, lo escribió él y cuando me lo pasó y lo leí era tan reconocible… había tanta verdad en los personajes… Y luego por mi parte he intentado no irme a la comedia, no dejarme arrastrar por la comedia para conseguir esa sátira, esa crítica que uno se ríe de lo terrible que es”.
La actriz señala otra de las claves para que todos brillen, que el director trate “a todos los personajes con la misma importancia y los dirige con la misma importancia, y eso hace que las cosas sean redondas, porque pone el mismo cuidado con todos”. Eso sí, no cree que el reparto sean ‘caras nuevas’, sino caras que llevan muchos años trabajando pero normalmente no se les ve en el cine: “él apuesta por un tipo de actores y le importa un pimiento que sean conocidos o no, le da igual el tema del nombre, ya lo había hecho antes y le sale bien, porque Fernando es muy minucioso en los castings y tiene que sentirse muy seguro. Tiene que sentir comunión con el intérprete ya desde las pruebas”.
Tantos actores nominados hace que alguno se tenga que enfrentar a gente de su misma película, es el caso de Óscar de la Fuente, que opta al Goya al Mejor actor revelación al que también opta su compañero Tarik Rmili, pero deja claro que “no lo siento como rivalidad, es mi amigo, mi compañero y juntos vamos a sufrir de la misma manera, lo vamos a compartir y es más guay. Somos de la misma familia. Igual que con los otros dos compañeros, de los que he visto el trabajo, estoy todavía agradeciendo al universo y a la vida”, confiesa.
No está nervioso, al revés, “muy tranquilo”, especialmente por estar nominado con todos los compañeros y sabiendo que “los premios son lo que son, y prefiero más la nominación, que ya es el reconocimiento de mis compañeros que luego me lo den o no”. Con otros siete actores se siente “más arropado, porque si estuviera yo sólo sería otra presión, me siento como en una familia”. Una familia con un padre que les guio or el camino, un Fernando León que les llevó de la mano hasta este éxito en los Goya.
Óscar de la Fuente recuerda la llamada de Andrés Cuenca, el ayudante de Luis San Narciso pidiéndole una ‘self tape’ -una cinta grabada por él mismo- para hacerle una prueba “para una peli de Fernando León con Bardem”. “Yo la grabé y la mandé, pero como te dicen que no a mil pruebas pues no daba un duro, pero me llamaron y me dijeron que mandara otra con más secuencias y más seria. Ya era un paso más. Y ya me llamaron y me dijeron que la siguiente era presencial con Fernando, y eso ya fue la bomba. Fueron tres horas muy chulas, una sesión de trabajo muy agradable ya buscando cosas. Recuerdo mucho un momento en el que Fernando me miró y me dijo, sé que estamos en pandemia, pero… ¿te puedo dar un abrazo?”. Ahora queda el último paso, el de la gala de los Goya el próximo 12 de febrero y donde El buen patrón y todos los actores y actrices nominados tienen otro reto por delante, el de Mar Adentro, que logró 14 premios.
También te puede interesar...
• José Sacristán: “Si no amas este puñetero oficio no hay manera de sobrevivir y permanecer”
• Las sorpresas y ausencias más llamativas de las nominaciones a los Goya
• Los Premios Goya 2022: dónde ver las películas nominadas en plataformas de streaming