Gastón Duprat ('Nada'): "Y así fue como Robert De Niro protagonizó por primera vez una serie"

Tras explorar poner el foco en el arte, el teatro, la literatura y la arquitectura en películas como El ciudadano ilustre o Competencia oficial, Mariano Cohn y Gastón Duprat se adentran en el mundo de la crítica gastronómica (y la crítica en general) en Nada, el estreno de Disney+, que tiene el honor de ser la primera serie a la que Robert De Niro le ha dicho que sí.

Aunque se ha dejado ver interpretándose a sí mismo en pequeños cameos, hasta ahora De Niro no había aceptado formar parte del elenco regular de ninguna serie. La elegida ha sido una ficción argentina, en la que el espectador podrá ver al actor estadounidense introduciendo cada uno de los cinco episodios con escenas en las que explica expresiones típicas del país sudamericano como "la concha de la lora", "boludo" y "pelotudo".

Presentada en el Festival de San Sebastián como apertura de la sección Culinary Zinema, Nada hace un retrato de Buenos Aires a través de la vida de un arrogante crítico gastronómico llamado Manuel Tamayo al que interpreta Luis Brandoni.

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Manuel es un sibarita acostumbrado a la buena vida que ahora está en horas bajas y cuya existencia se transforma gracias a su nueva asistenta, una humilde, generosa y paciente joven paraguaya (Majo Cabrera) que le recuerda el placer de las cosas sencillas.

SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con Duprat y Cohn durante su paso por San Sebastián sobre cómo consiguieron que De Niro aceptara rodar durante dos semanas en Buenos Aires, de dónde surgió la idea de poner en su boca expresiones como "concha de su madre", por qué querían hablar de gastronomía, de lo identitario de la comida y revelaron en primicia que su siguiente proyecto hablará de España.

Mariano Cohn y Gastón Duprat

Qué le atrajo a Robert De Niro del proyecto y cómo fue rodar con él en Buenos Aires

Gastón Duprat: Aunque no se veían desde hace décadas, Luis Brandoni es amigo de Robert De Niro, y como la serie tiene algunos puntos en contacto con la vida real de Luis este, quisimos desde el guion plantear un personaje para De Niro, a pesar de que sabíamos que ha dicho que no a todas las series que le ofrecieron en los últimos 60 años de carrera, sin importar quién se las ofrecía.

Sabíamos eso, pero sin embargo seguimos adelante con ese imposible. Primero logramos que leyera los guiones. Le gustaron muchísimo. Después, al enterarse de que iba a participar Luis Brandoni le interesó el proyecto porque le tiene mucho respeto y admiración. Y luego vio nuestras películas, empezó por Competencia oficial que le gustó y luego vio algunas anteriores que le gustaron también.

Terminó preguntando qué clima hacía en Buenos Aires en el mes de abril para venir a diez días de rodaje en Buenos Aires. Fueron extenuantes jornadas de 12 horas, pero fue buenísimo, porque ver a estos dos grandes actores interactuar en estas escenas era para disfrutarlo. Y así fue como Robert De Niro participó por primera vez en una serie. Y no solo en una serie, sino en una serie argentina.

Qué sentisteis la primera vez que escuchasteis a De Niro decir "pelotudo", "boludo" y "concha de su madre" 

Mariano Cohn: Tenemos que decir que eso fue a pedido de él. Desde que hacíamos los Zooms a él le gusta jugar con los idiomas hablábamos un poco en italiano, un poco en español... y mi inglés no es bueno y el de Gastón tampoco, así que hacíamos este tipo de conversación donde se hablaba un poquito en cada idioma.

El caso es que él ya había estado en Buenos Aires hace años y había varias palabras e insultos que le divertían mucho, casi como musicalmente, y pidió interpretarlo. Así que fue por pedido de él la verdad. Creo que en Argentina eso se va a viralizar mucho.

Qué vino primero, la idea de ambientar la serie en el mundo gastronómico, los puntos en común con la vida de Brandoni o los refranes culinarios

Mariano Cohn: Primero surgió la idea de hacer algo en torno a lo culinario. Ahí estábamos todos de acuerdo, desde el mismo Brandoni, que es un gran cocinero y le gusta comer; es un gran sibarita. Lo mismo De Niro, Gastón y yo. O sea, ahí había coincidencia. Después había como algo que no estaba contado todavía, que era esa mirada culinaria de Buenos Aires. No hay un libro que compile todas las recetas de la cocina porteña, ni tampoco un documental, ni tampoco una serie, ni tampoco una película.

Y después se sumó que a nosotros siempre nos gusta enfocarnos en nuestros trabajos en alguna profesión. Ya nos hemos centrado en el mundo de la literatura, el arte, la arquitectura y nos faltaba este, el de la crítica, que es una raza en extinción. La crítica, tanto culinaria como cinematográfica.

"Había varias palabras e insultos que le divertían mucho a De Niro y pidió interpretarlos"

Mariano Cohn

Sumado a eso, queríamos un personaje con la lengua filosa que haga un alarde de sus máximas, de su sabiduría, de su intelectualidad y que pueda construir unas críticas negativas frondosas. Eso es muy atractivo para el lector, como dice el personaje de Manuel en la serie, y también suponíamos nosotros que lo sería para el espectador.

Qué pensáis de ese sentimiento tan patriótico de pensar que lo de tu país es siempre lo mejor que se muestra en la serie

Gastón Duprat: Sí, pasa eso con la comida, que a veces la gente la convierte en símbolos nacionales. Todos tenemos alguna experiencia con eso, porque hace unos años hicimos y presentamos aquí en San Sebastián un documental que se llama Todo sobre el asado.

Vos sabes que el asado y la carne en Argentina son como una cosa muy patriótica que se siente como algo identitario. Nos burlábamos un poco de eso en ese documental. Y ahora para el futuro, en primicia te puedo contar que vamos a hacer una serie de largometrajes documentales sobre diferentes tópicos de la comida española.

Majo Cabrera y Luis Brandoni en 'Nada'

Además del humor y la sátira, la serie también tiene un punto emotivo y muestra la soledad de las personas mayores

Mariano Cohn: Sí él es el eslabón perdido de una generación que ya es una reminiscencia en Buenos Aires. Esa generación, la cultura y la arquitectura de otra época también conviven con otra Buenos Aires, bastante más caótica, bastante más salvaje, con todo lo bueno y todo lo malo que tiene eso.

Ese personaje está en una edad en la que ve como se le caen todos los conceptos, los preceptos, las máximas que tiene. Y a los 83 años toma conciencia de que estaba equivocado en un montón de cosas, de que sus amigos y la gente de su entorno eran unos boludos y que a veces todo puede resultar mucho más simple.

Hay un lindo recorrido del personaje en ese sentido que pasa por todos los estadios hasta el último momento. Me gusta mucho la última escena entre Manuel y Antonia, es un momento muy emotivo que quizá no tienen nuestras obras anteriores en el final. Y creo que sí, que se trata de eso, de un homenaje a una generación y también de la dificultad que puede tener alguien de cierta edad en una Buenos Aires que cambió muchísimo. El mundo cambió muchísimo.

Y lo mismo con Antonia, hay mucho contraste entre ellos, pero también se ve como entre ambos puede haber una transferencia, una ósmosis cruzada de sabiduría, de información, de conocimiento. Hay una relación muy rica y muy emotiva, sin perder nunca el tono.