‘The Witcher’ es un bodrio: dejad de buscar el nuevo ‘Juego de Tronos’, estáis haciendo el ridículo
La adaptación de los videojuegos, que a su vez adaptaban una saga de novelas, es una ficción caótica hecha sólo para los muy, muy fans.
7 enero, 2020 03:24Noticias relacionadas
Como si no hubiera tenido suficiente con los insultos por la crítica negativa al último episodio de Star Wars, ahora me voy a meter en otro jardín complejo. Complejo porque sé que la serie de la que voy a hablar tiene muchísimos fans. Seguidores de esos que si te atreves a decir que no te gusta te pueden llamar cualquier cosa. Pero me voy a arriesgar y voy a ser directo… The Witcher es muy mala. Un bodrio.
La serie de Netflix con Henry Cavill como un brujo en un mundo de fantasía era la gran apuesta de la plataforma y ha sido un exitazo. Los fans de las novelas y los videojuegos están dando palmas con las orejas y yo no entiendo nada. Literalmente, no me entero de nada de lo que ocurre en la pantalla, el piloto parece hecho para aquellos que se han leído ya tres libros o echado unas cuantas horas con el juego, porque está claro que para los novatos no es.
No me vengáis ahora con que me debería haber leído o jugado a The Witcher para adentrarme en las aventuras de Geralt de Rivia porque no os lo compro. O es que para disfrutar con Perdida, de David Fincher, había que haberse leído la novela original, o la saga de El señor de los anillos de Peter Jackson no funcionaba sin conocer la Tierra Media diseñada por Tolkien. The Witcher es una serie perezosa y mal contada en la que sólo aquellos fans ya creados podrán entrar.
Para empezar tiene la peor presentación de un personaje protagonista en mucho tiempo. Sin habernos intruducido ese mundo, las criaturas que lo habitan o el momento en el que nos encontramos -algo fundamental ya que ese sitio llamado El continente es una creación que tiene sus propias reglas-, aparece un señor muy cachas matando a una araña con una cara feísima. Todo en una fotografía grisácea, no siniestra, directamente gris. Y ya está. Ese es nuestro héroe. Geralt de Rivia. Pensaréis que en el piloto nos contarán un poco más de este señor, de sus motivaciones, del mundo que habita, de las criaturas que hay en él. No, error. Tampoco me vengáis con que me tengo que ver la temporada entera porque no lo voy a hacer. Dos episodios han sido suficientes, prefiero verme The Crown enterita de nuevo.
Luego se nos presenta a una reina que sabe que mañana puede morir, habla de una especie de profecía, pero a pesar de su miedo se va a la primera línea de batalla en vez de quedarse protegida en su castillo, porque todos sabemos que lo mejor cuando hay un peligro es ponerte delante de un batallón con ganas de cortarte el cuello. Todas las cosas y las decisiones son completamente aleatorias y ninguna tiene un sentido narrativo.
Sólo me creo que haya gente que vea esta serie por ver a Henry Cavill. Y no me refiero a verle actuar, porque su expresividad es nula y se dedica a hacer gemiditos el 90% del tiempo. Eso sí, muy cachas, muy guapo, muy todo. Y de vez en cuando enseña cacha. Hay otra cosa buena, el nivel de producción y alguna batalla muy vistosa. En el piloto hay una especialmente sangrienta rodada en un plano secuencia muy espectacular, pero como se creen que el espectador es medio bobo ralentizan todo el rato los golpes y los sablazos para que todo se vea bien. No vuelven a usar ese efecto nunca más en todo el episodio, para que veáis la coherencia de todo. Ahh, también hay un caballo amigo de Geralt, su nombre es… SARDINILLA. Lo siento, pero no puedo tomarme en serio a un maromo de dos metros susurrando cosas a su caballo y diciendo Sardinilla esto o sardinilla lo otro.
Y después de poner mi cabeza a disposición de los fans aprovecharé para lanzar una petición a todas las plataformas, dejad de buscar como locos el nuevo Juego de Tronos porque estáis haciendo el ridículo. Esto ya pasó en el cine, cuando todos quisieron buscar un sustituto a El señor de los anillos y empezaron a producir sagas adolescentes como churros. Ninguna funcionó. Cread productos únicos, de calidad, diferentes, y así todos contentos.