Cassie y Lewis hubieran pasado por una pareja más de las muchas que, a lo largo del año, se casan en el ayuntamiento de Manchester.
Sin embargo, ambos cónyuges le dieron a su enlace un toque muy diferente e inmersivo, ya que decidieron celebrar su boda al estilo de las películas de Harry Potter, casi como si de una religión en sí misma se tratara.
Más que 'al estilo', expresión que evoca trazas genéricas, se puede decir que todo, hasta el más mínimo detalle, recreaba el universo que traza J.K. Rowling en sus novelas y que ha popularizado la saga de películas protagonizada por Daniel Radcliffe. De hecho, el gran 'pero' de la celebración fue, precisamente, la ausencia del actor.
Además, el imponente escenario en el que se celebró la ceremonia, el ayuntamiento de Manchester, le aportó una inmersión añadida al asunto. Su estilo victoriano neogótico conjuga perfectamente con muchas de las instalaciones del particular mundo en el que se desarrollan las andanzas de Harry Potter y las fotografías de Kelly Clarke están enfocadas a explotar ese potencial.
La preparación del enlace se gestó precisamente desde la pedida de mano, que tuvo lugar en una suerte de parque temático estadounidense en el que se rodaron escenas de las películas. "Lewis se arrodilló y le entregó un anillo de diamante negro", cuenta Cassie, asegurando que tras la escena todos alrededor les aplaudieron y corearon.
No ha sido la primera boda cuya temática está inspirada en este personaje y su mundo pero sí la que, a día de hoy, deja el listón más alto.
Desde las invitaciones a la ceremonia, que versionan los carteles de 'Se busca' que aparecen en la cinta,
...hasta la ropa que llevaron los invitados,
...pasando, por supuesto, por todo tipo de accesorios. En las mesas, páginas de los libros hacían las veces de tapete.
Y en el centro, donde se colocan tradicionalmente flores, los adornos más típicos dieron paso a escenas míticas de la historia del joven mago.
El atuendo de la pareja de novios, como no podía ser de otra manera, también llevó detalles basados en los libros: joyería, zapatos, accesorios y hasta la ropa interior era temática.
La hora de los dulces también suponían un guiño a la saga literaria y cinematográfica. La tarta, por ejemplo, estaba coronada con una versión de los cónyuges caracterizados como muñecos de Lego.
Y las chucherías para los más pequeños, también. Hasta en los detalles más nimios se aprecia la minuciosidad con la que los dos prepararon un enlace que, por muchos motivos, ha acabado siendo inolvidable.