Cerca de 16.000 taxis recorren las calles de la ciudad de Madrid para trasladar a los usuarios de un lugar a otro. Se calcula que hay más de 20.000 personas acreditadas para llevar estos vehículos, tanto conductores como conductoras.

Lamentablemente, todavía hay quienes piensan que no todos los profesionales -aún con la licencia en mano- sean igualmente capaces de hacer su trabajo. Concretamente, algunos individuos ponen en duda que una mujer pueda conducir igual de bien que un hombre. Y no estamos hablando del siglo pasado, sino de la tarde del 7 de septiembre de 2016 en una calle de Madrid.

“Se acercó a la parada de taxis porque tenía prisa para llegar a coger un tren, pero cuando se asomó a la ventanilla y vio a la compañera soltó que ‘con una mujer no llego a tiempo ni de coña’ y se acercó a mi taxi”, explica Daniel Díaz, taxista y autor del blog de 20 MinutosNi libre ni ocupado’, a EL ESPAÑOL.

Fue entonces cuando el usuario se plantó delante de la puerta del siguiente taxi en cola, probablemente, sin esperarse este recibimiento: “Si no coges el suyo por ser mujer el mio tampoco”, le aseguró Daniel, y comenzó la ronda de comentarios acusadores y fuera de tono hacia él y el resto de compañeros que, en su totalidad, también se negaron a coger al urgente pasajero.

“Empezó a decirme que estaba yo obligado a prestarle servicio y que iba a llamar a la policía, pero le contesté que ni estaba obligado ni pensaba llevar a un pasajero que había discriminado a una compañera por ser mujer”, recuerda Daniel quien narró a través de su perfil de Twitter el incidente.

Las acusaciones vertidas de que llamaría a la autoridad y de que estaban obligados a llevarle, no le sirvieron de nada al pasajero machista que salió escaldado de la situación –nunca mejor dicho, teniendo en cuenta que las temperaturas de la tarde de ayer superaban los 35 grados a la sombra–. Ante la negativa de todos los conductores presentes a llevarle, al final tuvo que marcharse andando calle adelante bajo el sol.

Lamentablemente, no siempre se solucionan así este tipo de situaciones. Olga Martín, taxista desde hace 10 años, reconoce que “aunque no son habituales”, ella misma ha vivido dos altercados que le han hecho sentirse humillada por el mero hecho de ser una mujer y estar delante del volante. Y el primero fue exactamente igual que el ocurrido ayer pero con otro final.

Le dices a tus compañeros que te enseñen a trabajar y a conducir

“Era la primera en la fila y se acercó un cliente. Cuando me vio soltó un ‘no, no, yo con mujeres no me subo’, se fue al siguiente coche y el taxista le cogió. Me dolió más la actitud del compañero que la del propio cliente”, recuerda la conductora.

‘Mujer tenía que ser’ y otros retrógrados lugares comunes

La segunda vez que sufrió discriminación fue todavía más incómodo: “Acudí a través de una llamada del servicio de la emisora de radiotaxi y el que estaba esperando era un señor. Cuando me dijo el destino le comenté que no caía exactamente en dónde caía la dirección que me indicaba... ‘Le dices a tus compañeros que te enseñen a trabajar y a conducir’, me recomendó”.

Por educación decidió llevarle, pero el cliente no había tenido bastante. “Estuvo increpándome todo el viaje”, asegura Olga, a quien tuvo que soportar los comentarios machistas y los insultos del cliente durante todo el recorrido.

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Machistas con la ley en la mano

“Hace cerca de tres años que se modificó la ordenanza municipal”, comenta desanimada Olga. El cambio de la normativa supone que los clientes pueden escoger entre cualquiera de los taxis que estén en una parada sin necesidad de seguir el orden de la cola.

En diciembre de 2013, cuando la nueva norma fue aprobada, Olga y algunas compañeras se reunieron con Ana Botella para protestar ya que, en opinión de las trabajadoras, la nueva norma no sólo puede dar lugar a que ocurran hechos como el de ayer por la tarde, “también puede traducirse en que alguien que tenga pensado realizar algún tipo de agresión o atraco nos elija a nosotras y nos a otros compañeros precisamente porque piense que somos más débiles”, plantea.

Vale que puedan preferir un vehículo a otro por su tamaño o características, pero no discriminarnos a los conductores por sexo o raza

“El problema es que pueden decir ‘a ti no porque eres mujer’. Con la ley en la mano pueden elegir al que quieran. Vale que puedan preferir un vehículo a otro por su tamaño o características, pero no discriminarnos a los conductores por sexo o raza”, reivindica la taxista, quien no quiere despedirse sin mencionar que no tienen ninguna queja para con sus compañeros: “Con ellos nos sentimos súper arropadas. Nunca sentimos ese machismo que sí demuestran algunos usuarios”, asegura Olga.

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