Se hace llamar Álvaro Reyes y cuenta con miles de seguidores en su canal de Youtube. En él, cualquiera puede acceder a los diferentes vídeos sobre sus “talleres de seducción” y leer numerosos mensajes con un alto contenido machista. Tanto es así que el pasado mes de marzo una usuaria, Zarina Kulaeva, lanzó una campaña en Change.org para pedir la retirada de un canal de Youtube “que enseña a cómo acosar a mujeres”.
Ahora, Reyes –quien en realidad se llama Jeremías Pérez– pide 30.000 euros a la joven por haber dañado su honor. El youtuber argumenta en su denuncia “daños y perjuicios, que incluyen el daño moral”, aunque algunas fuentes subrayan también como posible causa la cancelación de numerosos de los “cursos de seducción” que imparte y una reducción en la venta de sus libros en los que enseña “a ligar”.
“Era algo impensable. No puedo entender que me denuncie por una petición realizada desde el derecho opinar libremente que yo puedo tener como ciudadana. Además, si él es un personaje público y también publica vídeos desde la libertad de expresión e incluso en un tono mucho más fuerte… ¿Por qué tiene que reprimir la mía?”, explica Zarina a EL ESPAÑOL.
“Recibí la denuncia el sábado pero hoy he ido al juzgado a informarme y, como están todos de vacaciones no podré conseguir un abogado de oficio hasta dentro de una semana. Mientras espero seguiré informándome del procedimiento y acudiré a organizaciones especializadas en igualdad de género para pedir ayuda, nos cuenta la joven que, asegura, no esta asustada.
Maestro del sexismo
“Si actúas como una puta, te tratarán como una puta. Luego no te quejes”. Es sólo uno de los mensajes que el que se define a sí mismo como “uno de los mayores expertos en seducción de España” publicó en su cuenta de Twitter. Aunque actualmente han sido eliminados de su historial, la noticia de la denuncia a Zarina ha puesto en circulación un tuit en el que se recopilan los pantallazos de algunas de sus frases más polémicas.
Además, el youtuber pide que se retiren los artículos publicados al respecto en El Mundo y El País y exige 30.000 euros por daños morales y las costas del juicio a cargo de la demandada. Pero no sólo eso, por el contenido de su denuncia parece que busca ‘la cabeza’ de quien se atrevió a denunciar el cierre de su popular canal.
#STOPÁlvaroReyes
Pese a que chance.org se ha vuelto a activar la campaña (que contaba con más de 96.000 firmas hasta que se paralizó por inactividad y ya roza las 99.000 pocas horas después de reactivarse), la propia Zarina también ha creado un crowdfunding en la plataforma leetchi con el que “poder combatir estas formas de violencia y defenderme legalmente”.
Dentro del aluvión de mensajes de apoyo recibidos a través del hashtag #STOPAlvaroReyes los propios usuarios han sido quienes le han sugerido que abriese la petición para contar con sus apoyos: “Es muy gratificante saber que hay tantas personas dándote su apoyo. Estoy enormemente agradecida”, subraya Zarina.
La denunciada plantea que si a ella le acusan de atentar contra la libertad de expresión y los derechos al honor de Jeremías “¿qué pasa con todas aquellas frases que él utiliza en sus clases de seducción, en la calle oprimiendo a la mujer de su libertad y mostrándola como un trofeo o como un objeto manipulable?”.
En la nueva campaña, en la que se han recaudado más de 1.000 euros en pocas horas, la denunciada asegura a los posibles contribuyentes que “si finalmente no se llega al juicio, el dinero recaudado será destinado a las organizaciones e instituciones que defiendan no sólo a la mujer sino la igualdad de género”.
No es la primera vez que Jeremías se convierte en el centro de atención por las acusaciones de machismo y apología del acoso. A los pocos días de viralizarse la petición de cierre de su canal, tuvo lugar un escrache realizado por un grupo activista que, a los gritos de “Polla violadora, a la licuadora” o “Machete al machote”, irrumpió en un bar de Barcelona en el que se encontraba el youtuber.
Precisamente, dentro de las exigencias del denunciante, Zarina nos cuenta que también demanda a las personas participantes y organizadoras de este escrache, solicitando, una vez más, que sea ella quien se responsabilice de todas la costas que pueda suponer el litigio.
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