El Soiz Hiru es una taberna del Casco Viejo de Bilbao que, desde hace dos años y medio, se ha abierto un hueco entre la complicada oferta gastronómica de la ciudad gracias a la variedad de pinchos que ofrece a sus clientes. Desde sus inicios, el bar es conocido entre los parroquianos no sólo por sus platos, sino también por una pizarra que se encuentra colgada en una de sus paredes y en la que Maite, una de las socias, daba rienda suelta a su particular humor escribiendo todo tipo de frases que se le pasaban por la cabeza. Y decimos “daba” porque la cosa ha terminado saltando por los aires.
La semana pasada, haciendo uso de su singular sorna, decidió escribir uno de sus chistes en la pizarra y, como era habitual, subirlo a la cuenta de Facebook del bar: “A ver, niñas, la depilación se empieza de arriba a abajo. No se puede llevar el toto pelao’ y las cejas de Gallardón. De nada…”. La ocurrencia llegó a Twitter y ha acabado por convertirse en una campaña de boicot en las redes sociales de difícil solución.
“Llevamos dos años y medio con el negocio y desde el principio empezamos a escribir frases en la pizarra. Los clientes, según entraban al bar, miraban la pizarra y les hacía gracia. Y la verdad es que nunca había pasado nada. Sin embargo, el miércoles pasado debió venir alguien y vio la frase de Gallardón, que sacamos de un blog de belleza, la subió a sus redes y se armó la que se armó”, cuenta Alberto Azpillaga, socio de Maite en el negocio.
A partir de ahí, los usuarios empezaron a bucear en las redes sociales y encontraron que no había sido la única vez que se habían escrito este tipo de frases. “¿Embarazada por accidente? ¿Y eso cómo puede pasar? ¿Se bajan las bragas solas, tropiezas y caes justo en la polla y ella sola hace diana?” o “Cuando una mujer se ríe sola, hasta el diablo encoge el culo”, se ha podido leer otras veces en las paredes del Soiz Hiru.
“Mi socia fue madre joven, con 15 años, y ella es la primera que se ríe de este tipo de bromas. Tenemos un cocinero que es gay al que queremos muchísimo y que, a buen seguro, no trabajaría con nosotros si fuésemos homófobos. Y muchísimo menos somos machistas. Yo soy calvo y no me ofendo por las frases contra los calvos que ha escrito Maite en todo este tiempo”, se defiende Alberto, quien asegura que no pensó que se podría llegar a generar semejante controversia. “Al ver que cuanto más burras eran las frases, más gracia les hacía a los clientes, la verdad es que me despreocupé”, reconoce el hostelero al que su socia apodó “el censor” tras abrir el bar.
El Soiz Hiru escribió el viernes por la noche un mensaje en su cuenta de Facebook pidiendo disculpas a las personas que se pudieron sentir ofendidas por los chistes. Sin embargo, todo ha sido en balde. “Al parecer, para algunas personas no ha sido suficiente y hemos tenido que cerrar la cuenta de Facebook. El domingo también tuvimos que cerrar el bar porque no nos vimos con fuerzas, con todo lo que eso supone para una taberna del Casco Viejo. Nos han llamado y amenazado hasta con quemarnos el local”, lamenta el propietario.
Este lunes, la taberna ha vuelto a abrir las puertas en su horario normal. Sin embargo, la pizarra está limpia. "Tenemos a los clientes rebotados. Los que son más mayores y no tienen redes sociales dicen que echan de menos la pizarra". Tal y como explica Alberto, la cosa seguirá así durante bastante tiempo. Al menos, hasta que amaine el temporal.
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