Manuel Marín lleva más de 30 años detrás de la barra del bar Venus, un establecimiento ubicado en Cieza, una localidad murciana con algo menos de 35.000 habitantes y capital de la Vega Alta del Segura. Harto de que algunos niños campasen a sus anchas por el negocio molestando a clientes y vecinos sin la supervisión de sus progenitores, decidió hace algún tiempo colocar un cartel en su negocio.
Aquel primer letrero ponía, educadamente, que "por favor, se ruega a los padres que vigilen a sus hijos". Sin embargo, no parecía surtir efecto, así que Manuel decidió ser algo más tajante hace un año y lo sustituyó por ese otro: "Todo aquel niño que esté sin supervisión paterna/materna en este bar pasará a ser propiedad del bar y será vendido como esclavo".
"Es una frase de Faemino y Cansado que leí por Internet y me gustó, así que fui hasta la imprenta a que me hicieran el cartel hace un año", explica Manuel a EL ESPAÑOL al otro lado del teléfono. Durante este tiempo, asegura, el cartel ha provocado más de una carcajada e incluso era habitual que la gente se fotografiase con él, pero todo cambió el pasado 12 de mayo, cuando un usuario lo compartió en Twitter y se hizo viral:
"Está siendo una locura. La mayoría de la gente entiende que es humor, una broma, pero hay otras personas que no. Por ejemplo, como he visto, en el programa de Ana Rosa Quintana, diciendo que es ilegal y que no tendría que estar permitido. Me gustaría decirle a ella: usted, señora, no ha leído bien", se defiende Manuel, consciente de que lo que ha sentado mal es el uso de la palabra esclavos. "Es un chiste, gracias a Dios eso no existe", argumenta.
"Es mi lucha diaria"
El dueño del bar Venus asegura que le "encantan los niños" y recuerda que él también es padre. "Me cabrea que el debate que se ha generado sera el de 'niños sí o niños no' porque yo digo contundentemente que niños sí; pero tengo un negocio y tengo que velar por el bienestar de mis clientes y de mis vecinos", dice.
La calle donde está su local es muy estrecha y los críos suelen estar fuera, causando algunas molestias. "Vienen con sus padres y se ponen a jugar llamando a los timbres, por ejemplo... y mis vecinos son personas mayores, y sufro por ellos. Es mi lucha diaria" relata, añadiendo que "un niño debe jugar, es lo más bonico del mundo, pero sus padres tienen que estar pendientes por si está haciendo algo mal".
De hecho, reconoce que "los mayores también dan problemas y no me corto a la hora de decírselo, lo que pasa es que, si le riñes a un niño, a los padres les parece mal, no les gusta; pero ellos tampoco lo hacen". Así que, insiste, "defiendo un respeto, nada más".
"La que has liado, Manolo"
No obstante, Manuel Marín se queda con las reacciones de sus allegados y no con las críticas que ha habido en las redes sociales:
Aunque, cabe señalar, han sido muchas más las respuestas positivas:
"Todo el mundo que me conoce sabe que es humor. Es más, he llegado a tener una monitora para estar con los niños y siempre tengo chucherías para ellos, me encantan. Entiendo que esto se ha ido de madre, pero creo que no ofendo a nadie. Si algún cliente me hubiese venido a decir que le había ofendido, lo hubiese retirado sin problema; pero no es el caso", reitera.
Eso sí, no sabemos qué motivo estaría detrás del suceso, pero el pasado miércoles alguien robó el cartel y Manuel tuvo que reponerlo al día siguiente. Le preguntamos si el letrero ya es un reclamo turístico más del pueblo, como el campeonato de lanzamiento de hueso de aceituna, y asiente entre risas: "Los conocidos, cuando me ven, me dicen: 'La que has liado, Manolo'. Todo el mundo me está parando para mostrarme su apoyo porque saben que no pretendo faltarle al respeto a nadie".
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