La sesión del Senado a la que ha acudido el vicepresidente segundo Pablo Iglesias el pasado jueves no solo pasará a la posteridad por el altar patriótico que colocó en su honor el senador del PP por Ceuta, David Muñoz, para reivindicar la figura del rey Felipe VI; tampoco únicamente por la expectación de los medios de comunicación para ver si cazaban una declaración del líder de Podemos tras las novedades judiciales que podrían encausarlo si así lo decide el Supremo.
Y es que Iglesias, lejos de venirse abajo en la Cámara, ha intentado defender su presencia con uñas y dientes, buscando el respeto de sus señorías. Fue en un momento de su intervención cuando, molesto con los gritos de sus críticos, interrumpió su discurso para pedir que "tengan ustedes la decencia de no gritar desde la bancada cuando un vicepresidente está en el uso de la palabra".
Lo cierto es que, en esta tesitura de hartazgo de la clase política, quizás nuestros representantes deberían centrarse en lo importante y no en escribirse chorradas. Por eso, de todas las repuestas, esta nos gusta especialmente: