Si la paella en sí misma es una seña de identidad y los valencianos están dispuestos a batirse en duelo contra todos los arroces con cosas de este mundo que osen querer llevar su nombre, imagínense qué no harían si, de repente, la embajada de Francia en España sorprende con la teoría de que esta punta de lanza de nuestra gastronomía tuvo su origen en la región francesa de Camarga, al sur del país vecino.
Pues esto mismo es lo que ha pasado este viernes, propiciando que los españoles quieran armarse hasta los dientes para cruzar los Pirineos y dejarles claro que a la paella "que ni el viento la toque". La embajada ha sorprendido a todo el mundo con "otra prueba más de la fuerza que une a nuestros dos países", según ellos, una teoría que habrían confirmado "historiadores de la gastronomía": "La famosa paella valenciana tiene en realidad su origen en la Camarga francesa".
Fue en la Edad Media, según los franceses, cuando "los campesinos de la región preparaban grandes platos de arroz con carne para celebraciones del pueblo, como las bodas". Se guardaban paquetes de arroz crudo, han asegurado, "que se tiraba a los recién casados a la salida de la iglesia para su buena suerte" y, precisamente, "fue un comerciante de arroz del siglo XV, anheloso de nuevas culturas, quien habría bordeado la costa hasta Valencia".
"Moriré por defender la paella"
Afirma la embajada francesa en nuestro país, para finalizar, que ese comerciante anheloso que bordeó la costa desde su provincia hasta la nuestra fue el responsable de difundir la receta "a la que los españoles añadieron azafrán y salsa de tomate". Ahí es nada.
Ante esta afrenta, no se recordaba tal levantamiento en armas desde el 2 de mayo de 1808. Que los franceses, aun encima los que viven en territorio español, se estuviesen atreviendo no solo a poner una foto de arroz con cosas y llamarle paella valenciana, sino también a decir que ese buque insignia de la gastronomía patria lo habían inventado ellos, puso Twitter patas arriba y urgió a los tuiteros a ir a por la bayoneta (aunque fuese solo la metafórica, claro):
Menos mal que Francia no tardó en sacar el pañuelo blanco y buscar la resolución pacífica del conflicto explicando que todo se trataba de una inocentada porque este 1 de abril, igual que ocurre en los países anglosajones, es el Día de los Inocentes para el país vecino:
No sería justo no reconocer que la broma de los gabachos franceses ha tenido gracias porque han sabido darnos donde más duele: ¿qué será lo próximo? ¿Acaso querrán enviarnos al hermano de Macron para dirigir el país? Desde luego, conviene estar atentos.