Cuando el pequeño Saúl llegó al mundo hace dos años sus padres tuvieron que tomar una decisión "muy difícil". Carmen y Antonio, que son padres además de dos mellizos de 13 años (Adrián e Iván), ocuparon un piso en San Fernando (Cádiz). Dejaron la casa en la que vivían desde que se casaron y buscaron un hogar vacío en el que poder entrar a vivir los cinco.

El dinero que entra cada mes en el hogar de esta familia es escaso. Son únicamente 426 euros, el subsidio de Antonio. Albañil él y limpiadora ella, hace años que están en paro, aunque a veces han podido hacer "algunos trabajillos" que no terminan reflejados en ninguna factura.

A Carmen y a Antonio no les salían las cuentas. El alquiler del piso en el que vivían antes de decidir convertirse en okupas costaba 350 euros. "Con lo que nos sobraba después de pagar el alquiler (126 euros) no teníamos cómo mantenernos, no podemos renunciar a dar de comer a nuestros hijos y necesitamos un techo bajo el que vivir", explica Carmen.

"No quiero estar ahí por mi cara bonita"

Cuando decidieron entrar en el piso de forma ilegal, pasaron miedo, pero estaban convencidos de que no había otra manera de salir adelante. “Sabíamos que había gente que lo había hecho y nos dimos cuenta de que era nuestra única opción”, asegura.

A Carmen no le gusta ser okupa ni estar en el piso "por mi cara bonita", dice. Por eso trata de conseguir que el banco al que pertenece la casa les otorgue un alquiler social, para que puedan pagar en función de sus ingresos. El coste, que oscila entre 150 y 400 euros mensuales, se pacta entre la familia y la entidad. "Nosotros estamos cuidando la casa y solo pedimos que nos dejen quedarnos", señala.

No quiero que mis hijos vean cómo nos echan de casa

"Si nos tenemos que ir nos vamos, pero no queremos estar en la calle", cuenta. Carmen y su familia se han reunido varias veces con el banco pero "siempre nos dicen que no".

El próximo 14 de noviembre, si no consiguen antes el alquiler, serán desahuciados del piso okupado. "No quiero que mis hijos vean cómo nos echan de casa", dice Carmen, que asegura que los mellizos "se dan cuenta" de lo que está pasando: "Los niños me dicen: "Mami, yo quiero pasar los Reyes en esta casa".

Apoyo de la localidad

Varios vecinos se han volcado en la petición de Carmen y su familia para tratar de ayudarles "con lo que se pueda". Rocío es una de ellas. "Tenemos pensado crear un colectivo de afectados por ejecuciones hipotecarias aquí en San Fernando", explica esta joven, de forma que puedan "hacer presión".

El papel de esta agrupación pasa por apoyar a las familias en lo psicológico y en lo jurídico. “De momento están dejando la vivienda como está, okupada, pero queremos luchar por un alquiler que puedan pagar”, cuenta Rocío.

También han querido buscar el apoyo a través de la red y han lanzado una petición en la plataforma change.org, para recoger firmas virtuales y entregarlas a la entidad. “Vamos a presionar al banco lo máximo posible”, concluye.

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