La movilidad por carretera, en España, se ha reducido en un 83% –según datos del ocho de abril. Sin embargo, las 11.600 gasolineras que hay a lo largo y ancho del territorio nacional están obligadas a abrir. “¿Por qué?”, se preguntan desde el sector. “¿No podrían fijar unos servicios mínimos? Estamos perdiendo dinero. Muchos, después de esto, van a tener que cerrar”, se quejan. Saben que son un servicio esencial dentro del Estado de Alarma por el coronavirus, que tienen que estar disponibles, pero no entienden que lo tengan que hacer en su totalidad.
Algunos, como Miguel Acero, ante este panorama, no saben si van a poder aguantar. “Yo, en una de mis gasolineras de Villanueva de la Serena (Badajoz), gano, algunos días, 100 euros. Tengo dos trabajadores. Si haces las cuentas… no te salen”, replica. Ni a él ni a Fernando Mena, también dueño de una estación de servicio en el mismo municipio extremeño. “Son todo gastos. Nosotros abrimos de seis de la mañana a 12 de la noche y hemos perdido el 90% de nuestro negocio”, se queja. Así, realmente, es imposible.
Por eso, desde la Confederación Española de Estaciones de Servicio, piden al Gobierno que fije unos servicios mínimos para garantizar la supervivencia futura del sector. “Eso ayudaría a preservar miles de empleos y evitaría la exposición de miles de trabajadores al coronavirus”, explican. “Muchos desearían cerrar temporalmente para evitar tener que echar la persiana definitivamente, contribuyendo a preservar el tejido industrial de nuestro país”, recalcan, tratando de argumentar por qué, para todos, sería mejor.
Miguel Acero y Fernando Mena, ambos afectados, hablan con EL ESPAÑOL sin entender por qué no se fijan unos servicios mínimos. ¿Su propuesta? Que en poblaciones con alta densidad poblacional –y, por lo tanto, con varias gasolineras y poca posibilidad de desabastecimiento– abran unas pocas estaciones de servicio, o haya rotación, o se sirva durante menos horas… Lo que sea con tal de que el sector no sufra miles de euros en pérdidas durante los meses que dure el Estado de Alarma.
Miguel pierde 300€ diarios
Miguel Acero (Miajadas, Cáceres, 1982) es gerente de dos gasolineras en Villanueva de la Serena. Una, abierta en 2001; y otra, en 2005. “Están a dos kilómetros y medio. En una trabajan dos personas y en otra, ocho. En estos días de fiesta estamos vendiendo un 5% con respecto al año pasado”, lamenta. A día de hoy, denuncia, está perdiendo 300 y 400 euros diarios –en total, cerca de 9.000 si se echan los cálculos desde que se decretó el Estado de Alarma.
— ¿Cómo les está afectando, en general?
— La demanda, entre diario, ha bajado en torno a un 80% o un 85%. Eso no pasa en ninguno de los otros sectores que se consideran esenciales. Las farmacias siguen ganando, más o menos, lo mismo; los supermercados, incluso algo más; y los estancos, igual. ¿Y nosotros?
— ¿Cuántos coches pasan al día por sus gasolineras?
— Conozco gasolineras de socios (de la asociación extremeña) donde han pasado cuatro coches algunos días. Yo, en la gasolinera que tengo a las afueras, donde tengo menos venta, he llegado a hacer una caja de 100 euros al día, con dos personas contratadas y arriesgándome a que puedan coger el coronavirus…
— ¿Cómo ha variado el consumo?
— Antes, en un día normal, echabas entre 10.000 y 12.000 litros. Ahora, 3.500. Y en la tienda vendíamos bastante. Algunos días 150 y 200 latas de cerveza. Eso ya no pasa. Los clientes no pueden pasar a la tienda y te piden cosas contadas a través de las ventanillas.
Ante esta situación, Miguel tiene la esperanza de que el próximo 13 de abril, después de Semana Santa, crezca la actividad. “Si no, tendré que cerrar una”, anuncia. Ahora mismo, no sólo está perdiendo dinero, sino que se está endeudando. “Yo he pedido el préstamo ICO, pero no tengo el dinero y he tenido que pagarle la extra a los trabajadores, me han tenido que financiar las petroleras… Si esto se alarga, no podré aguantar”.
Y, encima, con miedo a contagiarse. “Las EPIs (Equipos de Protección Individual) nos las hemos hecho nosotros con lo que teníamos”. Además, lamenta, de la imagen que últimamente se ha dado del sector. “Se decía que si no abríamos los baños de las estaciones de servicio...Pero están todas abiertas”, finiquita.
Fernando, un 10% del negocio
Fernando Mena (Villanueva de la Serena, 1967) vive la misma situación. Él lleva desde los años 70 como dueño de una gasolinera en el mismo municipio. Tiene cinco personas a su cargo, que trabajan desde las seis de la mañana hasta las 12 de la noche. “Hay cuatro o cinco gasolineras más por aquí… Qué necesidad”, se queja. “No es que queramos cerrar, sino que queremos abrir con sentido común y flexibilidad”, argumenta.
Sus clientes, desde que se decretara el Estado de Alarma, son prácticamente los mismos: sanitarios, ambulancias, Guardia Civil, Policía y transportistas. A veces, algún agricultor. Pero, aún así, Fernando ha perdido el 90% de su negocio. O lo que es lo mismo, ha pasado de servir 9.000 litros a vender tan solo 1.000. “Y con la tienda cerrada, sin gente que lave el coche...”. Todo son inconvenientes. “A ver cuánto aguantamos”, lamenta.
A esta situación le suman la inseguridad para sus trabajadores. “Antes, claro, había gente en la calle. Ahora, no”, sigue enumerando. “Y luego están las Epis, que no tenemos. Las hemos hecho nosotros. Nos obligan tener limpios los baños, pero… lo tenemos que hacer con nuestros medios”.
— ¿Qué le diría al gobierno?
— Que estamos en primera línea, que tenemos abiertas todas las gasolineras, que nuestros empleados están yendo a trabajar y que no hay consumo. Que no entendemos cómo no se puede reglar para que el sector no cumpla unos servicios mínimos.
— ¿Esto les puede llevar al cierre?
— Estamos preocupados porque muchos compañeros que están en pueblecitos están asumiendo unos gastos que… van a tener que cerrar definitivamente. A los pueblos les quitaron los bancos, el cura… y ahora van a dejarlos sin gasolineras. El sector está muy machacado.
Pero, de momento, Fernando mantendrá abierta su gasolinera. Le obliga la ley y, mientras pueda, lo hará. Sabe que tendrá que asumir pérdidas, pero no tiene alternativa. O sí. Dependerá, en cualquier caso, del Gobierno.