"Lees lo de 'cuerpo', 'muere', que si fallece, y no te lo crees", cuentan desde el entorno de Iván Fandiño. La noche del sábado estremeció al toreo. Las llamadas volaron por toda la geografía, interrumpiendo la jornada taurina. A la salida de Las Ventas todo parecía moverse más tranquilo. Casi congelado. Un mítico matador se apoyaba en una barandilla al confirmar la trágica noticia. Caras largas y lágrimas por los pasillos.
"Es que no te lo crees, es muy difícil. Esta sensación es rarísima". El matador de toros vasco todavía vive en el núcleo de personas que lo acompañaban, hablaban con él y lo seguían. Los restos de Fandiño llegarán a Amurrio esta tarde, al tanatorio de la localidad vasca. "Es un pueblo cercano a Orduña, supongo que se queda allí por cuestiones logísticas". Después será incinerado.
El funeral, "para los íntimos", tendrá lugar a las seis y media de la tarde del lunes en Orduña. "Será como era él: sin hipocresía. Para unos estaba vetado, otros no lo ponían después de triunfar. Y ahora que si gran torero, gran persona...". El peregrinaje hasta su pueblo ya ha comenzado, movilizados los más cercanos.
"Imposible salvarle la vida"
"¿La cava? Te mueres en menos de tres minutos desangrado", ataja Padrós. "Incluso si sucede en un hospital la supervivencia estaría muy comprometida", aclara Juan Manuel Aguado, otro cirujano taurino. Algunas informaciones hablan de que pasó 45 minutos en la enfermería de la plaza. Respecto a las atenciones que recibió el matador, el médico de Las Ventas, prefiere ser cauto. "No sé lo que tienen allí. Los franceses son de trasladar siempre a los hospitales. No sé lo que tardarían. Hablar ahora es hacer elucubraciones", insiste.
"Entró a la enfermería prácticamente sin pulso. Era imposible tomarle la tensión arterial de lo débil que la tenía. La muerte, instantánea. Era imposible hacer nada por él. Ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital hubiera habido forma de salvarlo", concluye Poirier.
Iván Fandiño es el segundo matador de toros que muere en una plaza este siglo, el primero en Francia. Sólo 11 meses después de la muerte de Víctor Barrio. El mismo tiempo que separó las de Paquirri, agosto de 1984, y Yiyo, septiembre de 1985.
Estaba casado con Cayetana García Barona desde 2014, natural de Ecuador. De familia ganadera: Campo Bravo, el nombre del hierro ecuatoriano, posee desde 1984 reses de procedencia Baltasar Ibán. La misma ganadería con la que se anunció en Aire Sur L'Adour. Deja una hija de dos años.
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